/ viernes 20 de agosto de 2021

El ruido

Recientemente se publicó un libro titulado El ruido (Noise: a flaw in human judgment) de Daniel Kahneman, que describe cómo el cerebro humano tiene una propensión a centrarse en el ruido y a la información tendenciosa, lo cual puede llegar a afectar nuestro entendimiento, juicio y decisiones, en particular porque el ruido puede aparentar ser más grande que el problema.

Esto es pertinente frente al regreso a clases presenciales, donde el ruido, la información imprecisa y otras distorsiones han predominado sobre lo más importante: la educación de las niñas y niños, así como la direccionalidad que debemos tomar. Creo que todos coincidiremos en la premisa del Presidente de la República: que es urgente regresar a clases; también en que es obligación del Estado Mexicano proporcionar el servicio y en particular a quienes tienen mayor necesidad. Sobre eso no he visto un planteamiento estratégico diferente, solo se ha presentado ruido, pero no una alternativa posible o viable.

Sin embargo, hay mucho ruido, un amplio debate sobre una carta, o de otros temas sobre los cuales no hay un pronunciamiento oficial. Claramente las opiniones políticas, sin ciencia ni conciencia que solo abonan al miedo y a la incertidumbre, únicamente generan falta de claridad y de acción. A partir de nuestra realidad, de lo posible y de la conveniencia nacional, de las familias, escuelas, niñas y niños, el tema de fondo es cómo mantener los aprendizajes y mitigar los impactos de la pandemia en lo educativo y en lo socioemocional.

Los que se oponen al regreso presencial se concentran en el cómo no, en la objeción o de plano en la defensa de lo imposible. Ejemplo de esto son los grupos que piden la vacunación para las niñas y niños, cuando no existe una vacuna específica para ellos y ningún país del mundo la ha aplicado. ¿Cómo se pueden considerar serias estas propuestas cuando más allá de la voluntad o la determinación no hay una vía para materializar? Es importante entender, ser empáticos con las circunstancias que enfrentan escuelas, familias y tener una alternativa funcional, digna para todas y todos, pero no podemos generalizar a partir de los casos específicos.

Otro tema de fondo, es que la única vía para el desarrollo nacional a largo plazo es la educación. No hay beneficio en procrastinar, la enfermedad no desaparecerá en los próximos meses. ¿Cuál es la dirección alternativa?, ¿lo concreto? Frente a todas las adversidades que diletantes y ruidosos proclaman, lo que hay, es un gran esfuerzo de toda la comunidad educativa, hay un trabajo para vencerlas.XXXTwitter: @LuisH_Fernandez

Recientemente se publicó un libro titulado El ruido (Noise: a flaw in human judgment) de Daniel Kahneman, que describe cómo el cerebro humano tiene una propensión a centrarse en el ruido y a la información tendenciosa, lo cual puede llegar a afectar nuestro entendimiento, juicio y decisiones, en particular porque el ruido puede aparentar ser más grande que el problema.

Esto es pertinente frente al regreso a clases presenciales, donde el ruido, la información imprecisa y otras distorsiones han predominado sobre lo más importante: la educación de las niñas y niños, así como la direccionalidad que debemos tomar. Creo que todos coincidiremos en la premisa del Presidente de la República: que es urgente regresar a clases; también en que es obligación del Estado Mexicano proporcionar el servicio y en particular a quienes tienen mayor necesidad. Sobre eso no he visto un planteamiento estratégico diferente, solo se ha presentado ruido, pero no una alternativa posible o viable.

Sin embargo, hay mucho ruido, un amplio debate sobre una carta, o de otros temas sobre los cuales no hay un pronunciamiento oficial. Claramente las opiniones políticas, sin ciencia ni conciencia que solo abonan al miedo y a la incertidumbre, únicamente generan falta de claridad y de acción. A partir de nuestra realidad, de lo posible y de la conveniencia nacional, de las familias, escuelas, niñas y niños, el tema de fondo es cómo mantener los aprendizajes y mitigar los impactos de la pandemia en lo educativo y en lo socioemocional.

Los que se oponen al regreso presencial se concentran en el cómo no, en la objeción o de plano en la defensa de lo imposible. Ejemplo de esto son los grupos que piden la vacunación para las niñas y niños, cuando no existe una vacuna específica para ellos y ningún país del mundo la ha aplicado. ¿Cómo se pueden considerar serias estas propuestas cuando más allá de la voluntad o la determinación no hay una vía para materializar? Es importante entender, ser empáticos con las circunstancias que enfrentan escuelas, familias y tener una alternativa funcional, digna para todas y todos, pero no podemos generalizar a partir de los casos específicos.

Otro tema de fondo, es que la única vía para el desarrollo nacional a largo plazo es la educación. No hay beneficio en procrastinar, la enfermedad no desaparecerá en los próximos meses. ¿Cuál es la dirección alternativa?, ¿lo concreto? Frente a todas las adversidades que diletantes y ruidosos proclaman, lo que hay, es un gran esfuerzo de toda la comunidad educativa, hay un trabajo para vencerlas.XXXTwitter: @LuisH_Fernandez