/ martes 22 de febrero de 2022

El sufrimiento no discrimina

Por Ana Laura Jannuzzi

Pensando sobre qué escribir, me vinieron a la mente varias ideas, todas sobre la necesidad de un mayor respeto a la diversidad LGBT+. Estas ideas no me convencieron, no porque sean irrelevantes en la discusión pública, claro que no, gracias a la lucha de grandes personas es que hoy soy una abogada penalista con la posibilidad de casarme con mi novia y formar una familia.

Sin embargo, afortunadamente existe mucha información de calidad que expone objetiva e incluso, científicamente, la irracionalidad e insostenibilidad del rechazo a la diversidad. Se preguntarán ¿qué tiene que ver esto con que no quisiera escribir un artículo más sobre inclusión de la comunidad LGBT+?

Precisamente por eso, si tenemos información a un click de distancia, ¿por qué en pleno 2022 en EU, un niño de 12 años se suicidió por ser víctima de bullying?, ¿por qué en Chile llaman a golpear a migrantes venezolanos?, ¿por qué empresas maquiladoras de Apple en China colocan mallas antisuicidio para impedir que sus obreros se maten?, ¿por qué México es de los países con mayores índices de explotación sexual infantil? y ni qué decir de los crímenes contra la comunidad LGBT+.

A la par que ganamos información, tecnología y títulos académicos, perdemos humanidad. Estos ejemplos de desgracias no son con ánimo mórbido ni fatalista, sino, una desgarradora llamada de atención para cuestionarnos más allá de lo que consideramos evidente. Hay algo que todos compartimos: el sufrimiento, la vida no es más que una sucesión de actos para evitarlo o disminuirlo.

¿A qué voy con esto? Necesitamos cambios estructurales para encontrar mejores formas de vida no sólo para la comunicad LGBT+, sino para TODOS. Estos cambios radicales sólo surgen después de revoluciones, antes eran armadas, ahora deben ser intelectuales a través del análisis de lo que somos como individuos y sociedad. Basta de respuestas fáciles y explicaciones estúpidas para cuestiones tremendamte profundas: ser gay es contra natura, el aborto es para mujeres promiscuas, la violaron porque llevaba falda, el pobre es pobre porque quiere.

No te estoy invitando a que acudas a Reforma a celebrar el día del orgullo LGBT+, pero sí a que cuestiones cuáles son las circunstancias que te condicionaron a ser quien “crees” que eres y a pensar y juzgar de la forma en que lo haces. ¿Por qué estás en contra de la comunidad LGBT+ (o de cualquier otra persona o situación)? ¿por qué te dijeron que está mal, porque te conviene o porque tú, desde una posición estudiada, razonada y especialmente crítica y consciente de tus circunstancias condicionantes y prejuicios, tomaste una postura?

Podremos disentir en mucho, pero si logramos coincidir en que urge caminar hacia una sociedad de individuos analíticos y auto críticos que busquen generar un espacio donde impere la empatía y el convencimiento de que sólo a través del otro es que logramos encontrar significado a nuestra existencia, entonces, estaremos en el mismo barco: una vida más digna para TODOS.

Por Ana Laura Jannuzzi

Pensando sobre qué escribir, me vinieron a la mente varias ideas, todas sobre la necesidad de un mayor respeto a la diversidad LGBT+. Estas ideas no me convencieron, no porque sean irrelevantes en la discusión pública, claro que no, gracias a la lucha de grandes personas es que hoy soy una abogada penalista con la posibilidad de casarme con mi novia y formar una familia.

Sin embargo, afortunadamente existe mucha información de calidad que expone objetiva e incluso, científicamente, la irracionalidad e insostenibilidad del rechazo a la diversidad. Se preguntarán ¿qué tiene que ver esto con que no quisiera escribir un artículo más sobre inclusión de la comunidad LGBT+?

Precisamente por eso, si tenemos información a un click de distancia, ¿por qué en pleno 2022 en EU, un niño de 12 años se suicidió por ser víctima de bullying?, ¿por qué en Chile llaman a golpear a migrantes venezolanos?, ¿por qué empresas maquiladoras de Apple en China colocan mallas antisuicidio para impedir que sus obreros se maten?, ¿por qué México es de los países con mayores índices de explotación sexual infantil? y ni qué decir de los crímenes contra la comunidad LGBT+.

A la par que ganamos información, tecnología y títulos académicos, perdemos humanidad. Estos ejemplos de desgracias no son con ánimo mórbido ni fatalista, sino, una desgarradora llamada de atención para cuestionarnos más allá de lo que consideramos evidente. Hay algo que todos compartimos: el sufrimiento, la vida no es más que una sucesión de actos para evitarlo o disminuirlo.

¿A qué voy con esto? Necesitamos cambios estructurales para encontrar mejores formas de vida no sólo para la comunicad LGBT+, sino para TODOS. Estos cambios radicales sólo surgen después de revoluciones, antes eran armadas, ahora deben ser intelectuales a través del análisis de lo que somos como individuos y sociedad. Basta de respuestas fáciles y explicaciones estúpidas para cuestiones tremendamte profundas: ser gay es contra natura, el aborto es para mujeres promiscuas, la violaron porque llevaba falda, el pobre es pobre porque quiere.

No te estoy invitando a que acudas a Reforma a celebrar el día del orgullo LGBT+, pero sí a que cuestiones cuáles son las circunstancias que te condicionaron a ser quien “crees” que eres y a pensar y juzgar de la forma en que lo haces. ¿Por qué estás en contra de la comunidad LGBT+ (o de cualquier otra persona o situación)? ¿por qué te dijeron que está mal, porque te conviene o porque tú, desde una posición estudiada, razonada y especialmente crítica y consciente de tus circunstancias condicionantes y prejuicios, tomaste una postura?

Podremos disentir en mucho, pero si logramos coincidir en que urge caminar hacia una sociedad de individuos analíticos y auto críticos que busquen generar un espacio donde impere la empatía y el convencimiento de que sólo a través del otro es que logramos encontrar significado a nuestra existencia, entonces, estaremos en el mismo barco: una vida más digna para TODOS.