/ viernes 1 de julio de 2022

El tiempo apremia 

En días recientes, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que no cambiaría su política de seguridad, reiterando su ya conocida muletilla: “yo tengo otros datos”. Sin embargo, parece ser que el Jefe del Estado mexicano ignora las cifras de su propio gobierno, números fríos que dejan de manifiesto una crisis de violencia sin precedentes en la historia contemporánea de nuestro país.

Cuando hablamos de estadísticas, no debemos soslayar que nos referimos a personas, a familias. En ese sentido, resulta escalofriante entender la justa dimensión de más de 121 mil vidas humanas perdidas de forma violenta en lo que va de la actual administración; se trata de que, en promedio, ocurren 2 mil 896 homicidios dolosos al mes, un incremento del 62 por ciento con relación al gobierno anterior, y del 118 por ciento respecto al período 2006–2012.

Estos son datos duros, incontrovertibles, de la propia Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es decir, de su gobierno, señor presidente.

Mención especial merece la escalada de agresiones contra las mujeres, y para muestra un botón: Al 31 de mayo de 2022, en México se contabilizaron 3 mil 463 feminicidios, mismos que no son más que la punta del iceberg de una realidad de violencia que padecen millones de mexicanas a lo largo y ancho del país, ante la mirada omisa y hasta machista de un gobierno Federal que no atina a emprender políticas públicas con perspectiva de género y que, a través de sus legisladoras y legisladores, ha venido recortando los recursos que contribuirían a mejorar las oportunidades y calidad de vida de dicho sector.

A lo anterior, se añade la cada vez más evidente injerencia del crimen organizado en la vida pública que, de acuerdo con información publicada en medios nacionales y extranjeros, pudiera incidir en la toma de decisiones, lo mismo de gobernadores, que de altos funcionarios federales.

Se trata de un escenario dramático que no mejorará bajo la premisa de voltear la mirada hacia otro lado y pretender que la inacción puede dar resultados positivos.

Los números -alineados con la percepción de “las y los ciudadanos que no mienten”- hacen evidente que la estrategia de los “abrazos, no balazos” fracasó, y el intento por formalizar la militarización, lejos de ser una solución, significaría un retroceso histórico que, desde la genuina izquierda socialdemócrata que el PRD representa, no podemos acompañar.

La realidad ya supera a la ficción, y exige del Ejecutivo un golpe de timón, un liderazgo incluyente desde el cual se convoque -con apertura y humildad- a todas las fuerzas políticas, a los otros dos poderes de la unión, a la academia, a las organizaciones de la sociedad civil, a las iglesias, al empresariado, a los medios de comunicación, etc., a poner el “punto sobre la i” en materia de criminalidad para, juntas y juntos, asumir el enorme reto de recuperar el país que hoy se nos está arrebatando.

Desde el Grupo Parlamentario del PRD y Va por México, siempre estaremos atentos y listos para dialogar con respeto y propuestas. La pregunta es ¿lo está también el presidente o persistirá en su lógica excluyente donde solo su voz merece ser escuchada?


El tiempo apremia.


Coord. diputados federales del PRD

En días recientes, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que no cambiaría su política de seguridad, reiterando su ya conocida muletilla: “yo tengo otros datos”. Sin embargo, parece ser que el Jefe del Estado mexicano ignora las cifras de su propio gobierno, números fríos que dejan de manifiesto una crisis de violencia sin precedentes en la historia contemporánea de nuestro país.

Cuando hablamos de estadísticas, no debemos soslayar que nos referimos a personas, a familias. En ese sentido, resulta escalofriante entender la justa dimensión de más de 121 mil vidas humanas perdidas de forma violenta en lo que va de la actual administración; se trata de que, en promedio, ocurren 2 mil 896 homicidios dolosos al mes, un incremento del 62 por ciento con relación al gobierno anterior, y del 118 por ciento respecto al período 2006–2012.

Estos son datos duros, incontrovertibles, de la propia Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es decir, de su gobierno, señor presidente.

Mención especial merece la escalada de agresiones contra las mujeres, y para muestra un botón: Al 31 de mayo de 2022, en México se contabilizaron 3 mil 463 feminicidios, mismos que no son más que la punta del iceberg de una realidad de violencia que padecen millones de mexicanas a lo largo y ancho del país, ante la mirada omisa y hasta machista de un gobierno Federal que no atina a emprender políticas públicas con perspectiva de género y que, a través de sus legisladoras y legisladores, ha venido recortando los recursos que contribuirían a mejorar las oportunidades y calidad de vida de dicho sector.

A lo anterior, se añade la cada vez más evidente injerencia del crimen organizado en la vida pública que, de acuerdo con información publicada en medios nacionales y extranjeros, pudiera incidir en la toma de decisiones, lo mismo de gobernadores, que de altos funcionarios federales.

Se trata de un escenario dramático que no mejorará bajo la premisa de voltear la mirada hacia otro lado y pretender que la inacción puede dar resultados positivos.

Los números -alineados con la percepción de “las y los ciudadanos que no mienten”- hacen evidente que la estrategia de los “abrazos, no balazos” fracasó, y el intento por formalizar la militarización, lejos de ser una solución, significaría un retroceso histórico que, desde la genuina izquierda socialdemócrata que el PRD representa, no podemos acompañar.

La realidad ya supera a la ficción, y exige del Ejecutivo un golpe de timón, un liderazgo incluyente desde el cual se convoque -con apertura y humildad- a todas las fuerzas políticas, a los otros dos poderes de la unión, a la academia, a las organizaciones de la sociedad civil, a las iglesias, al empresariado, a los medios de comunicación, etc., a poner el “punto sobre la i” en materia de criminalidad para, juntas y juntos, asumir el enorme reto de recuperar el país que hoy se nos está arrebatando.

Desde el Grupo Parlamentario del PRD y Va por México, siempre estaremos atentos y listos para dialogar con respeto y propuestas. La pregunta es ¿lo está también el presidente o persistirá en su lógica excluyente donde solo su voz merece ser escuchada?


El tiempo apremia.


Coord. diputados federales del PRD