/ domingo 3 de abril de 2022

El tren maya: en ruta de un macro desastre (II)

Que desde la época colonial y en el pasado reciente se hayan cometido abusos y ecocidios focalizados en un sinfín de puntos del territorio nacional es sin duda criminal, pero lo que podrá provocar la construcción y puesta en operación del tren maya en la península de Yucatán, los superará, tal y como ha sido denunciado desde hace años por numerosos especialistas. Y profundizo en el tema del riesgo hídrico y geológico al que aludía la semana pasada.

Hace décadas el geomorfólogo José Lugo Hubp describía ya a la península, con sus más de 300 mil km2, carente de escurrimientos superficiales perennes y dotada de micro valles kársticos (pequeñas depresiones) asociados a fallas y fracturas, lo que permitía la infiltración hídrica y la disolución de las rocas calizas que formaban múltiples dolinas y poljes. La razón es que la provincia geológica de la plataforma de Yucatán se había integrado por la superposición sedimentaria de calizas que desde el Paleoceno se acumularon dando origen a las Formaciones Icaiché, Chichen Itzá, Estero Franco, Bacalar y Carrillo Puerto, haciendo de ella una especie de macro esponja que emergió del mar y cuya fragilidad estructural se ha ido incrementando con el paso del tiempo geológico, tal y como se constata al estudiar cada una de sus subregiones.

El noroeste, como testigo del impacto meteorítico más grande hasta ahora conocido en la Tierra y que dio origen al llamado “cráter de Chicxulub”, cuyos límites meridionales se ubican en el anillo de cenotes (desde 2012 Patrimonio de la Humanidad) que rodea, entre otros sitios, a la ciudad de Mérida. El centro y sur, en la Reserva de la Biósfera de Calakmul, donde las condiciones kársticas favorecen tanto la infiltración profunda como la inundación del suelo por meses (¿qué harán con el tren de marras?). El oeste y centro-norte, sobre todo entre Mérida y Cancún, donde predominan las típicas formaciones kársticas.

Finalmente, una franja a lo largo de la costa oriental, de momento cercana a los 20 kms. de ancho, donde se ubica una de las zonas principales de acuíferos kársticos del mundo, hasta ahora censada en 409 cenotes y sistemas de cuevas subacuáticas (de acuerdo con el proyecto Quintana Roo Speleological Survey [2022], correspondientes a 1,908.3 km [NASA, 2020]) como Sac Aktun, Ox Bel Ha, K’oox Baal, Xunaan Ha, Toh Ha, Nohoch Kai, Aktun Hu, Casa de Jaguar, entre otras, de la que sólo conocemos una mínima porción, pero que al descender el nivel del mar, sus cuevas se llenan de aire y su techo es susceptible de colapsar dando lugar a bocas de entrada de varios metros a más de un centenar de profundidad, constituyendo ello otro factor que debe alarmarnos poderosamente, de la misma manera que el hecho de que las orientaciones direccionales (perpendiculares y paralelas) de cuevas y sistemas estén controladas por las dos fallas geológicas principales de Quintana Roo: la de Holbox y la del Río Hondo. Fallas de las que poco se conoce pero que hacen suponer a los especialistas se trata de un sistema de fallamiento conjugado, susceptible sísmicamente (de lo que Quintana Roo tampoco es ajeno), y sobre dicho macro sistema transitará el tren maya.

Así pues, una vez más los riesgos inherentes a los terrenos kársticos: geomecánicos e hidrogeológicos, estarán siendo potencializados por la intervención intrusiva del hombre, provocando tanto la sobreexplotación hídrica de los vulnerables acuíferos -exentos de fronteras impermeables y expuestos a la irrupción del agua del mar (no olvidemos que el agua se toma de pozos y por ello hasta la pirámide de Chichen Itzá fue erigida sobre un gran cenote)- como la desestabilización del suelo peninsular, solo que ahora en atroz escala macro.

Se dice que el tren por fin “impulsará el desarrollo” de la península “abandonada”, desdeñando que hoy la naturaleza y los pobladores de la península se encuentran inermes (aunque lo nieguen o ignoren) y a expensas de una cúpula ávida y de una sociedad insensible y temerosa de frenar los atropellos que desde el poder ante sus ojos se cometen. La campaña de denostación a las voces disidentes ha sido exitosa y quienes podrían frenar estas acciones prefieren resguardarse en el silencio cómplice, comenzando por los legisladores de oposición, cuyos líderes -sabedores de sus respectivos pecados-, prefieren no intervenir para evitar el ataque visceral que desde el ámbito oficial y de sus fanáticos seguidores saben que detonarán. Pero el precio de esta cómoda posición será muy alto.

\u0009Por ello, más que nunca, es imprescindible no cejar en demandar ¿dónde están los estudios multidisciplinarios que pudieran haber confirmado la presunta viabilidad de este mega proyecto? ¿Dónde está el grupo especializado encargado de abordar la gestión de riesgos para impedir que se detone una hecatombe, “avalar” la viabilidad de los tramos 3, 4 y 6 y de considerar viable el cambio de trazo del tramo 5 atendiendo los riesgos antes referidos?

\u0009Si algo trágicamente ha caracterizado al mega proyecto del tren maya es la descarada opacidad y la aplastante, irrefrenable y demoledora decisión autoritaria de darle vida, a costa de herir de muerte (y no en sentido figurado) a las Tierras del Mayab.


bettyzanolli@gmail.com\u0009\u0009\u0009@BettyZanolli


Que desde la época colonial y en el pasado reciente se hayan cometido abusos y ecocidios focalizados en un sinfín de puntos del territorio nacional es sin duda criminal, pero lo que podrá provocar la construcción y puesta en operación del tren maya en la península de Yucatán, los superará, tal y como ha sido denunciado desde hace años por numerosos especialistas. Y profundizo en el tema del riesgo hídrico y geológico al que aludía la semana pasada.

Hace décadas el geomorfólogo José Lugo Hubp describía ya a la península, con sus más de 300 mil km2, carente de escurrimientos superficiales perennes y dotada de micro valles kársticos (pequeñas depresiones) asociados a fallas y fracturas, lo que permitía la infiltración hídrica y la disolución de las rocas calizas que formaban múltiples dolinas y poljes. La razón es que la provincia geológica de la plataforma de Yucatán se había integrado por la superposición sedimentaria de calizas que desde el Paleoceno se acumularon dando origen a las Formaciones Icaiché, Chichen Itzá, Estero Franco, Bacalar y Carrillo Puerto, haciendo de ella una especie de macro esponja que emergió del mar y cuya fragilidad estructural se ha ido incrementando con el paso del tiempo geológico, tal y como se constata al estudiar cada una de sus subregiones.

El noroeste, como testigo del impacto meteorítico más grande hasta ahora conocido en la Tierra y que dio origen al llamado “cráter de Chicxulub”, cuyos límites meridionales se ubican en el anillo de cenotes (desde 2012 Patrimonio de la Humanidad) que rodea, entre otros sitios, a la ciudad de Mérida. El centro y sur, en la Reserva de la Biósfera de Calakmul, donde las condiciones kársticas favorecen tanto la infiltración profunda como la inundación del suelo por meses (¿qué harán con el tren de marras?). El oeste y centro-norte, sobre todo entre Mérida y Cancún, donde predominan las típicas formaciones kársticas.

Finalmente, una franja a lo largo de la costa oriental, de momento cercana a los 20 kms. de ancho, donde se ubica una de las zonas principales de acuíferos kársticos del mundo, hasta ahora censada en 409 cenotes y sistemas de cuevas subacuáticas (de acuerdo con el proyecto Quintana Roo Speleological Survey [2022], correspondientes a 1,908.3 km [NASA, 2020]) como Sac Aktun, Ox Bel Ha, K’oox Baal, Xunaan Ha, Toh Ha, Nohoch Kai, Aktun Hu, Casa de Jaguar, entre otras, de la que sólo conocemos una mínima porción, pero que al descender el nivel del mar, sus cuevas se llenan de aire y su techo es susceptible de colapsar dando lugar a bocas de entrada de varios metros a más de un centenar de profundidad, constituyendo ello otro factor que debe alarmarnos poderosamente, de la misma manera que el hecho de que las orientaciones direccionales (perpendiculares y paralelas) de cuevas y sistemas estén controladas por las dos fallas geológicas principales de Quintana Roo: la de Holbox y la del Río Hondo. Fallas de las que poco se conoce pero que hacen suponer a los especialistas se trata de un sistema de fallamiento conjugado, susceptible sísmicamente (de lo que Quintana Roo tampoco es ajeno), y sobre dicho macro sistema transitará el tren maya.

Así pues, una vez más los riesgos inherentes a los terrenos kársticos: geomecánicos e hidrogeológicos, estarán siendo potencializados por la intervención intrusiva del hombre, provocando tanto la sobreexplotación hídrica de los vulnerables acuíferos -exentos de fronteras impermeables y expuestos a la irrupción del agua del mar (no olvidemos que el agua se toma de pozos y por ello hasta la pirámide de Chichen Itzá fue erigida sobre un gran cenote)- como la desestabilización del suelo peninsular, solo que ahora en atroz escala macro.

Se dice que el tren por fin “impulsará el desarrollo” de la península “abandonada”, desdeñando que hoy la naturaleza y los pobladores de la península se encuentran inermes (aunque lo nieguen o ignoren) y a expensas de una cúpula ávida y de una sociedad insensible y temerosa de frenar los atropellos que desde el poder ante sus ojos se cometen. La campaña de denostación a las voces disidentes ha sido exitosa y quienes podrían frenar estas acciones prefieren resguardarse en el silencio cómplice, comenzando por los legisladores de oposición, cuyos líderes -sabedores de sus respectivos pecados-, prefieren no intervenir para evitar el ataque visceral que desde el ámbito oficial y de sus fanáticos seguidores saben que detonarán. Pero el precio de esta cómoda posición será muy alto.

\u0009Por ello, más que nunca, es imprescindible no cejar en demandar ¿dónde están los estudios multidisciplinarios que pudieran haber confirmado la presunta viabilidad de este mega proyecto? ¿Dónde está el grupo especializado encargado de abordar la gestión de riesgos para impedir que se detone una hecatombe, “avalar” la viabilidad de los tramos 3, 4 y 6 y de considerar viable el cambio de trazo del tramo 5 atendiendo los riesgos antes referidos?

\u0009Si algo trágicamente ha caracterizado al mega proyecto del tren maya es la descarada opacidad y la aplastante, irrefrenable y demoledora decisión autoritaria de darle vida, a costa de herir de muerte (y no en sentido figurado) a las Tierras del Mayab.


bettyzanolli@gmail.com\u0009\u0009\u0009@BettyZanolli