/ viernes 24 de abril de 2020

El virus electoral

El virus cambió la comunicación electoral. Sun-Tzu en El arte de la guerra diría que las campañas se disputarán en un campo de batalla de pánico; los candidatos deberán tener la habilidad de comunicar emociones que superen los temores. En las elecciones de noviembre en EU no habrá mítines y las videollamadas se popularizan. Con el aumento del distanciamiento social estamos buscando nuevas formas de conectarnos.

Las reuniones partidistas se celebran a través de Zoom, Hangouts de Google y Microsoft Teams. De acuerdo con NYT, las sesiones diarias en estas plataformas registran crecimientos de dos a cuatro millones, mientras el tráfico en Facebook, Netflix y YouTube a través de smartphones se estanca. ¿Estos cambios llegaron para quedarse?, pero mejor vamos por partes:

Plataformas. Habrá muchos spots en radio, TV y “mucha agua” como se conoce a las redes. El reto es cómo sacas el miedo de la cabeza de los electores. Los temas más importantes serán la economía y salud. Se estima que “vamos a regresar a la normalidad en uno o dos años… recordemos que somos seres de poca memoria. Los que no hayan sido contagiados o perdido a un ser querido” lo recordarán como una crisis, asegura una estratega. Pero cada día provoca más desesperación. Como dicen en Bolivia, la gente quiere salir a la calle a “conseguir platica”. En México más de la mitad de la población sólo tienen dinero para solventar los gastos de 30 días (Mitofsky).

Votación electrónica. Los cambios electorales serán a corto plazo. Se piensa que el voto electrónico puede ser una solución. En EE.UU. se aplica desde hace años, pero cada estado tiene sus reglas. En América Latina esto no funcionará aún. El futuro electoral será la modernización en los procesos y la transparencia, para tratar de eliminar la desconfianza. La exigencia es saber más rápido quién ganó.

México. La cosa está más complicada. Veamos. La oposición debe entender qué es ser oposición y “trabajar de abajo hacia arriba”. Se debe tener claro una cosa: para ganar se tienen que identificar a los liderazgos municipales y estatales en cada rincón del país y no al revés. El Presidente AMLO lo entendió y operó —y opera— desde hace años. La oposición tiene que entender que nuestro Tlatoani moderno es capaz de comunicar que es “el gran salvador del pueblo mexicano” y que, en los peores momentos, casi medio país “piensa” que tiene la razón, de acuerdo con algunas encuestas.


Retos. La primera meta será quitarle al Presidente la mayoría en el Congreso en 2021, lo que significa obtener 80 o 90 distritos electorales. Pero antes tienen que analizar qué nuevos partidos obtendrán el registro y tomar en cuenta que muchos de estos serán “controlados” por López Obrador. El problema es que “no veo a la oposición defendiendo los temas clave. Todos los días se enganchan en las cortinas de humo del maestro de las cortinas de humo”. Además, las comparecencias públicas matutinas no son tan democráticas, pero sí generan distractores; pero ya hablaremos del tema.

Contrapesos. Otro reto es la inseguridad, no perdamos de vista que hace unos días el crimen organizado publicitó el reparto de despensas. El mensaje político es claro “el narco rebasa la capacidad del Estado”. El crimen organizado influirá en las elecciones. Casi para terminar, hace semanas se pensaba que los nuevos consejeros del INE serían un contrapeso. Hoy sabemos que al menos tres de cuatro serán para Morena. El Presidente muestra “para qué sirve el poder”. Es triste pero real, que “nadie tiene los huevos para ser un contrapeso”. El legado del Presidente en materia electoral es pasar a la historia eligiendo a una mujer a la presidencia y que su rostro aparezca en los billetes después de 2024 ¡No es broma! Además de mantener su base electoral a través del apoyo a los programas sociales a seis de cada 10 mexicanos. En fin, mi amiga y maestra nos sugiere que ante tanto virus electoral: “A darle, no aflojen y que no se les doblen las rodillas”.


Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM

@gersonmecalco

El virus cambió la comunicación electoral. Sun-Tzu en El arte de la guerra diría que las campañas se disputarán en un campo de batalla de pánico; los candidatos deberán tener la habilidad de comunicar emociones que superen los temores. En las elecciones de noviembre en EU no habrá mítines y las videollamadas se popularizan. Con el aumento del distanciamiento social estamos buscando nuevas formas de conectarnos.

Las reuniones partidistas se celebran a través de Zoom, Hangouts de Google y Microsoft Teams. De acuerdo con NYT, las sesiones diarias en estas plataformas registran crecimientos de dos a cuatro millones, mientras el tráfico en Facebook, Netflix y YouTube a través de smartphones se estanca. ¿Estos cambios llegaron para quedarse?, pero mejor vamos por partes:

Plataformas. Habrá muchos spots en radio, TV y “mucha agua” como se conoce a las redes. El reto es cómo sacas el miedo de la cabeza de los electores. Los temas más importantes serán la economía y salud. Se estima que “vamos a regresar a la normalidad en uno o dos años… recordemos que somos seres de poca memoria. Los que no hayan sido contagiados o perdido a un ser querido” lo recordarán como una crisis, asegura una estratega. Pero cada día provoca más desesperación. Como dicen en Bolivia, la gente quiere salir a la calle a “conseguir platica”. En México más de la mitad de la población sólo tienen dinero para solventar los gastos de 30 días (Mitofsky).

Votación electrónica. Los cambios electorales serán a corto plazo. Se piensa que el voto electrónico puede ser una solución. En EE.UU. se aplica desde hace años, pero cada estado tiene sus reglas. En América Latina esto no funcionará aún. El futuro electoral será la modernización en los procesos y la transparencia, para tratar de eliminar la desconfianza. La exigencia es saber más rápido quién ganó.

México. La cosa está más complicada. Veamos. La oposición debe entender qué es ser oposición y “trabajar de abajo hacia arriba”. Se debe tener claro una cosa: para ganar se tienen que identificar a los liderazgos municipales y estatales en cada rincón del país y no al revés. El Presidente AMLO lo entendió y operó —y opera— desde hace años. La oposición tiene que entender que nuestro Tlatoani moderno es capaz de comunicar que es “el gran salvador del pueblo mexicano” y que, en los peores momentos, casi medio país “piensa” que tiene la razón, de acuerdo con algunas encuestas.


Retos. La primera meta será quitarle al Presidente la mayoría en el Congreso en 2021, lo que significa obtener 80 o 90 distritos electorales. Pero antes tienen que analizar qué nuevos partidos obtendrán el registro y tomar en cuenta que muchos de estos serán “controlados” por López Obrador. El problema es que “no veo a la oposición defendiendo los temas clave. Todos los días se enganchan en las cortinas de humo del maestro de las cortinas de humo”. Además, las comparecencias públicas matutinas no son tan democráticas, pero sí generan distractores; pero ya hablaremos del tema.

Contrapesos. Otro reto es la inseguridad, no perdamos de vista que hace unos días el crimen organizado publicitó el reparto de despensas. El mensaje político es claro “el narco rebasa la capacidad del Estado”. El crimen organizado influirá en las elecciones. Casi para terminar, hace semanas se pensaba que los nuevos consejeros del INE serían un contrapeso. Hoy sabemos que al menos tres de cuatro serán para Morena. El Presidente muestra “para qué sirve el poder”. Es triste pero real, que “nadie tiene los huevos para ser un contrapeso”. El legado del Presidente en materia electoral es pasar a la historia eligiendo a una mujer a la presidencia y que su rostro aparezca en los billetes después de 2024 ¡No es broma! Además de mantener su base electoral a través del apoyo a los programas sociales a seis de cada 10 mexicanos. En fin, mi amiga y maestra nos sugiere que ante tanto virus electoral: “A darle, no aflojen y que no se les doblen las rodillas”.


Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM

@gersonmecalco