/ jueves 9 de noviembre de 2017

El voto de los jóvenes

Catorce millones de jóvenes mexicanos definirán el resultado de las elecciones de 2018, los cuales representan casi una quinta parte del electorado, es decir, 17%. Tal es lo que sostiene el director del Instituto Mexicano de la Juventud (El Sol de México, martes 7 de noviembre).

El hecho indiscutible es que se trata del proceso electoral más complejo y reñido de los últimos años; siendo los jóvenes menudo mercado para los partidos políticos y los aspirantes a cargos de elección popular, en especial la presidencia de la República. El voto de los jóvenes, pues, se puede convertir en el fiel de la balanza y la pregunta obligada es si ellos tienen, son o significan un criterio político, un juicio o el discernimiento en 2018. ¿Cómo votarán, por quién o quiénes votarán? Las opiniones son múltiples al respecto porque la juventud actual de México no ofrece, digamos, un panorama parejo, uniforme. Al contrario, pues hay en ellos una especie de agotamiento moral y espiritual, incluso ideológico, que se traduce de mil maneras.

Ahora bien, lo primero que se ocurre pensar es cuál es su criterio político, es decir, qué piensan de la política y de los políticos. ¿Tienen criterio político? Desde luego no es novedad constatar en la especie su desilusión por aquéllos. Como conjunto social, como grupo, se sienten, y lo han demostrado en innumerables ocasiones, asqueados por la política y por los abusos a que ella se ha prestado en su ejercicio. Pero, insisto, como grupo social y aparte de ese asqueamiento que a menudo se traduce en airada protesta, qué piensan, qué proponen. Su coraje, en conjunto, tiene el aspecto de una furia, ironía y burla que se agota en sí misma con el aire de un profundo desdén. Y el que desdeña, no hay que olvidarlo, se suele quedar sólo en esto.

Sin embargo, con la juventud no pasa así porque ella encarna la edad de las primeras esperanzas, de los grandes proyectos, de las ilusiones. Lo que descarto es que sean manipulables en el sentido más negativo del término, ya que su ira contenida o externada no lo permitiría. Pero con qué conciencia política votarán. Un buen termómetro para averiguar algo en el caso son las redes sociales, en las que se puede medir su juicio crítico.

La verdad es que éste se diluye allí en medio de opiniones y puntos de vista que revelan un marcado tono de indiferencia por lo político, pero que le dan preferencia a lo momentáneo, pasajero y hasta insubstancial o en ocasiones veleidoso. Predomina además, salvo excepciones, un gran vacío cultural que no se alcanza a llenar con la información que manejan. Su crítica política es muy dura a nivel de señalamientos, pero difícilmente se traduce en criterio o propuesta en tanto juicio seriamente razonado. Se ve a los jóvenes, en su mayoría, dispersos. Les ha tocado, sin duda alguna, ser testigos de un desastre nacional con el cúmulo desbordado de la violencia, la irresponsabilidad política, el latrocinio, la inmoralidad, la impunidad y la corrupción. Pero la sensación que uno tiene, ateniéndose a las redes sociales, es que por un profundo desdén o desapego se hacen a un lado y ocupan su atención en lo que se podría ver como frívolo u ocasional. ¿Pero cómo votarán, cómo llevarán a la papeleta ese airado descontento que no debe ser indolencia? Yo no lo percibo con claridad. Lo deseable es que tomen conciencia de su importantísimo papel y que no caigan en la tentación, siempre ocasional, de la oportunidad política. Deben tomar conciencia de su libertad. Cuando un joven hace lo que quiere, sin presión de ninguna clase, hace generalmente algo positivo, decía Víctor Hugo. Ya veremos qué sucede porque sería muy grave que su voto fuera meramente de circunstancia, de ocasión. Ya veremos.

@RaulCarranca

www.facebook.com/despacho.raulcarranca

Catorce millones de jóvenes mexicanos definirán el resultado de las elecciones de 2018, los cuales representan casi una quinta parte del electorado, es decir, 17%. Tal es lo que sostiene el director del Instituto Mexicano de la Juventud (El Sol de México, martes 7 de noviembre).

El hecho indiscutible es que se trata del proceso electoral más complejo y reñido de los últimos años; siendo los jóvenes menudo mercado para los partidos políticos y los aspirantes a cargos de elección popular, en especial la presidencia de la República. El voto de los jóvenes, pues, se puede convertir en el fiel de la balanza y la pregunta obligada es si ellos tienen, son o significan un criterio político, un juicio o el discernimiento en 2018. ¿Cómo votarán, por quién o quiénes votarán? Las opiniones son múltiples al respecto porque la juventud actual de México no ofrece, digamos, un panorama parejo, uniforme. Al contrario, pues hay en ellos una especie de agotamiento moral y espiritual, incluso ideológico, que se traduce de mil maneras.

Ahora bien, lo primero que se ocurre pensar es cuál es su criterio político, es decir, qué piensan de la política y de los políticos. ¿Tienen criterio político? Desde luego no es novedad constatar en la especie su desilusión por aquéllos. Como conjunto social, como grupo, se sienten, y lo han demostrado en innumerables ocasiones, asqueados por la política y por los abusos a que ella se ha prestado en su ejercicio. Pero, insisto, como grupo social y aparte de ese asqueamiento que a menudo se traduce en airada protesta, qué piensan, qué proponen. Su coraje, en conjunto, tiene el aspecto de una furia, ironía y burla que se agota en sí misma con el aire de un profundo desdén. Y el que desdeña, no hay que olvidarlo, se suele quedar sólo en esto.

Sin embargo, con la juventud no pasa así porque ella encarna la edad de las primeras esperanzas, de los grandes proyectos, de las ilusiones. Lo que descarto es que sean manipulables en el sentido más negativo del término, ya que su ira contenida o externada no lo permitiría. Pero con qué conciencia política votarán. Un buen termómetro para averiguar algo en el caso son las redes sociales, en las que se puede medir su juicio crítico.

La verdad es que éste se diluye allí en medio de opiniones y puntos de vista que revelan un marcado tono de indiferencia por lo político, pero que le dan preferencia a lo momentáneo, pasajero y hasta insubstancial o en ocasiones veleidoso. Predomina además, salvo excepciones, un gran vacío cultural que no se alcanza a llenar con la información que manejan. Su crítica política es muy dura a nivel de señalamientos, pero difícilmente se traduce en criterio o propuesta en tanto juicio seriamente razonado. Se ve a los jóvenes, en su mayoría, dispersos. Les ha tocado, sin duda alguna, ser testigos de un desastre nacional con el cúmulo desbordado de la violencia, la irresponsabilidad política, el latrocinio, la inmoralidad, la impunidad y la corrupción. Pero la sensación que uno tiene, ateniéndose a las redes sociales, es que por un profundo desdén o desapego se hacen a un lado y ocupan su atención en lo que se podría ver como frívolo u ocasional. ¿Pero cómo votarán, cómo llevarán a la papeleta ese airado descontento que no debe ser indolencia? Yo no lo percibo con claridad. Lo deseable es que tomen conciencia de su importantísimo papel y que no caigan en la tentación, siempre ocasional, de la oportunidad política. Deben tomar conciencia de su libertad. Cuando un joven hace lo que quiere, sin presión de ninguna clase, hace generalmente algo positivo, decía Víctor Hugo. Ya veremos qué sucede porque sería muy grave que su voto fuera meramente de circunstancia, de ocasión. Ya veremos.

@RaulCarranca

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