/ miércoles 27 de octubre de 2021

Elecciones generales en Japón: los comicios tras la partida de Shinzo Abe 

Por Miguel Uribe

Miembro del Servicio Exterior Mexicano y asociado Comexi


El 31 de octubre habrá elecciones generales para renovar en su totalidad la Cámara de Representantes –Cámara Baja– de la Dieta de Japón, máximo órgano del poder estatal en términos del artículo 41 de la constitución nipona.

Los comicios, que definirán a las personas que ocuparán los 465 escaños de la cámara durante los próximos cuatro años, pondrán a prueba el apoyo popular hacia el partido gobernante, el Partido Liberal Democrático (PLD), luego de que Shinzo Abe dejara el cargo de primer ministro en agosto de 2020 y de que Yoshihide Suga ocupara dicho puesto durante poco más de un año.

El líder del PLD y actual primer ministro, Fumio Kishida, quien encabeza el gobierno desde apenas el 04 de octubre, será el encargado de dirigir los esfuerzos tendentes a que su partido mantenga las preferencias electorales ante un panorama que presenta grandes retos para el país del Sol Naciente, entre los que se encuentran las medidas para dinamizar la economía y normalizar las actividades sociales en el contexto de la pandemia por COVID-19.

Si bien el PLD, desde su fundación en 1955, únicamente ha sido superado en las urnas en dos ocasiones (1993 - 1996 y 2009 - 2012), no debe perderse de vista que la popularidad del gobierno se vio mermada durante el último año principalmente debido al manejo de la pandemia y a la polémica decisión de llevar a cabo los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, lo que incidió en la determinación del ex primer ministro Suga de no seguir al frente del partido ni del gobierno, tras registrar una aprobación por debajo del treinta por ciento durante los momentos más críticos de su gestión.

Dicho acontecimiento cobra relevancia en el proceso electoral en curso al poner en el centro del debate público no solo las deficiencias en la lucha contra la COVID-19 de la tercera mayor economía global y la necesidad de adoptar estímulos en favor del crecimiento del país, sino también temas como las desigualdades sociales que quedaron al descubierto a raíz de la pandemia y que están siendo visibilizados en campaña por los partidos de oposición.

Además de las elecciones generales, el pasado 24 de octubre hubo votaciones especiales en las prefecturas de Shizuoka y Yamaguchi para ocupar dos curules vacantes en la Cámara de Consejeros –Cámara Alta– de la Dieta, que tuvieron un resultado dividido: un escaño para el principal partido de oposición –el Partido Constitucional Democrático– y uno para el partido gobernante, situación que anticipa el escenario que podríamos atestiguar luego de los comicios para determinar la integración de la Cámara Baja.

Aun cuando se espera que el PLD y su aliado, el Partido Komeito –con el que ha formado coalición por casi una década– retengan la mayoría en la Cámara de Representantes luego de las elecciones generales, más allá del resultado en las urnas será interesante dar seguimiento a las votaciones por diversos motivos.

Es la primera vez en casi una década que el PLD se presenta a elecciones generales sin el liderazgo de Shinzo Abe, quien ocupa un lugar privilegiado en la historia política japonesa al ser el primer ministro que más tiempo ha ostentado el cargo, y cuyos logros en diversos frentes son incuestionables. Como gobernante, quizá su legado más destacable es el programa económico –Abenomics– que permitió reactivar el crecimiento del país; como líder del partido, su carisma y experiencia fueron claves para que el PLD se impusiera no solo en las elecciones generales de 2014 y 2017, sino también en las votaciones para la Cámara Alta en 2013, 2016 y 2019.

La ausencia de un primer ministro con las características de Abe tuvo consecuencias inmediatas en la popularidad del gobierno, restará ver en qué medida dichas consecuencias se reflejan en las urnas el próximo 31 de octubre. Por lo pronto, los más importantes partidos de oposición han optado por dejar de lado diferencias ideológicas y contender en coalición por las curules de la Cámara Baja, con miras a capitalizar frente al electorado la desconfianza y el descontento social que se han exacerbado desde el inicio de la pandemia.

La coalición ganadora deberá estar a la altura de las exigencias del pueblo nipón, por lo que será trascendental adoptar a la brevedad políticas para atajar de manera más efectiva la propagación de la COVID-19, revitalizar el crecimiento económico, redistribuir la riqueza de mejor manera y atender las necesidades de los sectores más vulnerables.

Por Miguel Uribe

Miembro del Servicio Exterior Mexicano y asociado Comexi


El 31 de octubre habrá elecciones generales para renovar en su totalidad la Cámara de Representantes –Cámara Baja– de la Dieta de Japón, máximo órgano del poder estatal en términos del artículo 41 de la constitución nipona.

Los comicios, que definirán a las personas que ocuparán los 465 escaños de la cámara durante los próximos cuatro años, pondrán a prueba el apoyo popular hacia el partido gobernante, el Partido Liberal Democrático (PLD), luego de que Shinzo Abe dejara el cargo de primer ministro en agosto de 2020 y de que Yoshihide Suga ocupara dicho puesto durante poco más de un año.

El líder del PLD y actual primer ministro, Fumio Kishida, quien encabeza el gobierno desde apenas el 04 de octubre, será el encargado de dirigir los esfuerzos tendentes a que su partido mantenga las preferencias electorales ante un panorama que presenta grandes retos para el país del Sol Naciente, entre los que se encuentran las medidas para dinamizar la economía y normalizar las actividades sociales en el contexto de la pandemia por COVID-19.

Si bien el PLD, desde su fundación en 1955, únicamente ha sido superado en las urnas en dos ocasiones (1993 - 1996 y 2009 - 2012), no debe perderse de vista que la popularidad del gobierno se vio mermada durante el último año principalmente debido al manejo de la pandemia y a la polémica decisión de llevar a cabo los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, lo que incidió en la determinación del ex primer ministro Suga de no seguir al frente del partido ni del gobierno, tras registrar una aprobación por debajo del treinta por ciento durante los momentos más críticos de su gestión.

Dicho acontecimiento cobra relevancia en el proceso electoral en curso al poner en el centro del debate público no solo las deficiencias en la lucha contra la COVID-19 de la tercera mayor economía global y la necesidad de adoptar estímulos en favor del crecimiento del país, sino también temas como las desigualdades sociales que quedaron al descubierto a raíz de la pandemia y que están siendo visibilizados en campaña por los partidos de oposición.

Además de las elecciones generales, el pasado 24 de octubre hubo votaciones especiales en las prefecturas de Shizuoka y Yamaguchi para ocupar dos curules vacantes en la Cámara de Consejeros –Cámara Alta– de la Dieta, que tuvieron un resultado dividido: un escaño para el principal partido de oposición –el Partido Constitucional Democrático– y uno para el partido gobernante, situación que anticipa el escenario que podríamos atestiguar luego de los comicios para determinar la integración de la Cámara Baja.

Aun cuando se espera que el PLD y su aliado, el Partido Komeito –con el que ha formado coalición por casi una década– retengan la mayoría en la Cámara de Representantes luego de las elecciones generales, más allá del resultado en las urnas será interesante dar seguimiento a las votaciones por diversos motivos.

Es la primera vez en casi una década que el PLD se presenta a elecciones generales sin el liderazgo de Shinzo Abe, quien ocupa un lugar privilegiado en la historia política japonesa al ser el primer ministro que más tiempo ha ostentado el cargo, y cuyos logros en diversos frentes son incuestionables. Como gobernante, quizá su legado más destacable es el programa económico –Abenomics– que permitió reactivar el crecimiento del país; como líder del partido, su carisma y experiencia fueron claves para que el PLD se impusiera no solo en las elecciones generales de 2014 y 2017, sino también en las votaciones para la Cámara Alta en 2013, 2016 y 2019.

La ausencia de un primer ministro con las características de Abe tuvo consecuencias inmediatas en la popularidad del gobierno, restará ver en qué medida dichas consecuencias se reflejan en las urnas el próximo 31 de octubre. Por lo pronto, los más importantes partidos de oposición han optado por dejar de lado diferencias ideológicas y contender en coalición por las curules de la Cámara Baja, con miras a capitalizar frente al electorado la desconfianza y el descontento social que se han exacerbado desde el inicio de la pandemia.

La coalición ganadora deberá estar a la altura de las exigencias del pueblo nipón, por lo que será trascendental adoptar a la brevedad políticas para atajar de manera más efectiva la propagación de la COVID-19, revitalizar el crecimiento económico, redistribuir la riqueza de mejor manera y atender las necesidades de los sectores más vulnerables.