/ miércoles 22 de noviembre de 2017

Elecciones: momentos decisivos

A pocos días de las definiciones que marca el calendario se delinea lo que será el panorama de las elecciones del próximo año, las más reñidas de los últimos tiempos. No se aclaran, pero en la opinión pública se espera conocer los nombres de los diferentes candidatos para decidir el sufragio. Las fichas, los nombres y las posturas cambian según la estrategia de los contrarios.

En la oposición, los partidos que forman el llamado Frente Ciudadano aceptan formalmente la integración de una alianza, coalición o candidatura común, sin que por ello sea un hecho el acuerdo final para ir juntos. El Frente queda por lo pronto en un mero proyecto de alianza entre el PAN y el PRD, seguidos del Movimiento Ciudadano cual comparsa sin fuerza alguna. La ruptura puede venir cuando la candidatura los separe. Difícilmente podría imaginarse que la totalidad de los militantes y los simpatizantes del PRD aceptaran votar por el hasta hoy presidente del PAN, Ricardo Anaya; la misma renuencia podría encontrarse en los panistas de pura cepa si se les pide votar por un candidato, Miguel Mancera, no perredista, pero inscrito de hecho en las filas de ese partido, que en el papel mantiene su origen y vocación de izquierda.

En una ridícula simulación de democracia Morena anuncia que la designación de su candidato se hará mediante una encuesta cuyo resultado será -quién lo duda- en favor de Andrés Manuel López Obrador. La encuesta anunciada será, desde luego, tan falsa, oscura y dirigida como la que se dice haber llevado a cabo para la designación de candidato, en este caso candidata a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Para el PRI la fecha del lunes próximo marca el momento en el que el o los aspirantes deberán presentar un documento de intención que deberá resolverse con una auscultación a los delegados del partido. Los signos apuntan al primer abanderado no militante del Partido, José Antonio Meade. Sería, sin duda, la mejor selección ante un proceso que solo el mejor candidato podría ganar. Sin embargo, no se descarta que la designación pueda recaer en alguno de los tres o cuatro restantes mencionados tanto dentro como fuera del partido.

En teoría la solicitud de registro de otros pretendientes puede hacerla cualquiera de los más mencionados. Es posible también que tal solicitud de registro la haga la exgobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, quien ha manifestado públicamente su disidencia ante el método escogido para la selección de candidato. En este supuesto, en apariencia generador de una fractura dentro de las filas del PRI, el partido tendría la oportunidad de una contienda interna en la que estuvieran en competencia dos o más candidatos, lo cual se presentaría por primera vez en su historia.

Aunque no claro el escenario para la etapa final de la precampaña, puede pensarse en una composición en la que aparezcan tres o cuatro candidatos principales a la presidencia: uno del PRI que surgiría de un posible proceso interno entre dos o más aspirantes; otro del llamado Frente Ciudadano, que podría dividirse y en la práctica desaparecer como alianza electoral si entre el PAN y el PRD no se llega a un acuerdo para la candidatura común. Pese al remedo de democracia que anuncia Morena, Andrés Manuel López Obrador sería el tercero o cuarto candidato de los principales partidos. A ellos se agregarían cuando mucho tres candidatos independientes según lo indica el incipiente avance de la recolección de firmas para los aspirantes a figurar en la boleta electoral.

A esas candidaturas podrían agregarse las de algunos partidos que a última hora decidieran ir con  un abanderado propio, o bien la formación de alianzas o coaliciones que los unan a los partidos más afines con mayor militancia y sectores simpatizantes.

Srio28@prodigy.net.mx

A pocos días de las definiciones que marca el calendario se delinea lo que será el panorama de las elecciones del próximo año, las más reñidas de los últimos tiempos. No se aclaran, pero en la opinión pública se espera conocer los nombres de los diferentes candidatos para decidir el sufragio. Las fichas, los nombres y las posturas cambian según la estrategia de los contrarios.

En la oposición, los partidos que forman el llamado Frente Ciudadano aceptan formalmente la integración de una alianza, coalición o candidatura común, sin que por ello sea un hecho el acuerdo final para ir juntos. El Frente queda por lo pronto en un mero proyecto de alianza entre el PAN y el PRD, seguidos del Movimiento Ciudadano cual comparsa sin fuerza alguna. La ruptura puede venir cuando la candidatura los separe. Difícilmente podría imaginarse que la totalidad de los militantes y los simpatizantes del PRD aceptaran votar por el hasta hoy presidente del PAN, Ricardo Anaya; la misma renuencia podría encontrarse en los panistas de pura cepa si se les pide votar por un candidato, Miguel Mancera, no perredista, pero inscrito de hecho en las filas de ese partido, que en el papel mantiene su origen y vocación de izquierda.

En una ridícula simulación de democracia Morena anuncia que la designación de su candidato se hará mediante una encuesta cuyo resultado será -quién lo duda- en favor de Andrés Manuel López Obrador. La encuesta anunciada será, desde luego, tan falsa, oscura y dirigida como la que se dice haber llevado a cabo para la designación de candidato, en este caso candidata a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Para el PRI la fecha del lunes próximo marca el momento en el que el o los aspirantes deberán presentar un documento de intención que deberá resolverse con una auscultación a los delegados del partido. Los signos apuntan al primer abanderado no militante del Partido, José Antonio Meade. Sería, sin duda, la mejor selección ante un proceso que solo el mejor candidato podría ganar. Sin embargo, no se descarta que la designación pueda recaer en alguno de los tres o cuatro restantes mencionados tanto dentro como fuera del partido.

En teoría la solicitud de registro de otros pretendientes puede hacerla cualquiera de los más mencionados. Es posible también que tal solicitud de registro la haga la exgobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, quien ha manifestado públicamente su disidencia ante el método escogido para la selección de candidato. En este supuesto, en apariencia generador de una fractura dentro de las filas del PRI, el partido tendría la oportunidad de una contienda interna en la que estuvieran en competencia dos o más candidatos, lo cual se presentaría por primera vez en su historia.

Aunque no claro el escenario para la etapa final de la precampaña, puede pensarse en una composición en la que aparezcan tres o cuatro candidatos principales a la presidencia: uno del PRI que surgiría de un posible proceso interno entre dos o más aspirantes; otro del llamado Frente Ciudadano, que podría dividirse y en la práctica desaparecer como alianza electoral si entre el PAN y el PRD no se llega a un acuerdo para la candidatura común. Pese al remedo de democracia que anuncia Morena, Andrés Manuel López Obrador sería el tercero o cuarto candidato de los principales partidos. A ellos se agregarían cuando mucho tres candidatos independientes según lo indica el incipiente avance de la recolección de firmas para los aspirantes a figurar en la boleta electoral.

A esas candidaturas podrían agregarse las de algunos partidos que a última hora decidieran ir con  un abanderado propio, o bien la formación de alianzas o coaliciones que los unan a los partidos más afines con mayor militancia y sectores simpatizantes.

Srio28@prodigy.net.mx