/ martes 15 de diciembre de 2020

Empoderadas

La designación de Tatiana Clouthier como secretaria de Economía, Galia Borja Gómez como subgobernadora del Banco de México, Graciela Márquez Colín como integrante de la Junta de Gobierno del Inegi, Elvira Concheiro en la Tesorería de la Federación y Ana Laura López Bautista en la coordinación general de Puertos y Marina Mercante, no debe interpretarse como una concesión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador a favor de las mujeres. Más bien, debemos observarlo como un avance significativo hacia este sector.

Es justo decir que nunca en la historia del presidencialismo había existido un gabinete con una participación femenina donde hay evidentes signos de inclusión y pluralidad, además, explica el compromiso que tiene Andrés Manuel hacia las mexicanas.

Sin embargo, allanar el camino para la participación política de las mujeres sigue siendo una asignatura pendiente.

De acuerdo con la evaluación anual que realiza la Unión Interparlamentaria, México se encuentra en el lugar 34 de la lista de países con mayor participación de mujeres en la política. Solo un 35% de los puestos gubernamentales está ocupado por una mexicana.

España es el país que tiene mayor presencia de mujeres con un 67%. Posteriormente están Finlandia, Nicaragua, Colombia, Austria, Perú, Suecia, Ruanda, Albania y Francia.

Caso contrario, la paridad de género en los escaños parlamentarios. Nuestro país se coloca en la quinta posición, sólo después de Ruanda, Cuba, Bolivia y Emiratos Árabes. En la Cámara de Diputados de México tiene una representación femenil del 48.1% y en el Senado es de 49.2%

Para las elecciones del 2021, se abre la oportunidad para avanzar con pasos más firmes hacia la igualdad sustantiva. La mitad de los cargos a disputarse -gubernaturas, diputaciones y ayuntamientos- serán para garantizar la plena participación y el liderazgo de las mujeres en igualdad con los hombres y acceder a un gobierno verdaderamente democrático.

En la tesis central de este texto se debe destacar que es fundamental que las mujeres mexicanas ocupemos cargos de elección popular y al interior de las administraciones públicas para poder realizar e implementar políticas con perspectiva de género. Es decir, que las medidas establecidas por el Estado mexicano no partan de una noción que favorezca, dolosa o no dolosamente, al hombre.

Las bases están puestas para el verdadero empoderamiento femenino, sin embargo, aún falta eliminar la cultura machista y así combatir la violencia de género, la exclusión social y la desigualdad económica y laboral. México será más justo e inclusivo cuando el empoderamiento femenino sea una realidad.

La designación de Tatiana Clouthier como secretaria de Economía, Galia Borja Gómez como subgobernadora del Banco de México, Graciela Márquez Colín como integrante de la Junta de Gobierno del Inegi, Elvira Concheiro en la Tesorería de la Federación y Ana Laura López Bautista en la coordinación general de Puertos y Marina Mercante, no debe interpretarse como una concesión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador a favor de las mujeres. Más bien, debemos observarlo como un avance significativo hacia este sector.

Es justo decir que nunca en la historia del presidencialismo había existido un gabinete con una participación femenina donde hay evidentes signos de inclusión y pluralidad, además, explica el compromiso que tiene Andrés Manuel hacia las mexicanas.

Sin embargo, allanar el camino para la participación política de las mujeres sigue siendo una asignatura pendiente.

De acuerdo con la evaluación anual que realiza la Unión Interparlamentaria, México se encuentra en el lugar 34 de la lista de países con mayor participación de mujeres en la política. Solo un 35% de los puestos gubernamentales está ocupado por una mexicana.

España es el país que tiene mayor presencia de mujeres con un 67%. Posteriormente están Finlandia, Nicaragua, Colombia, Austria, Perú, Suecia, Ruanda, Albania y Francia.

Caso contrario, la paridad de género en los escaños parlamentarios. Nuestro país se coloca en la quinta posición, sólo después de Ruanda, Cuba, Bolivia y Emiratos Árabes. En la Cámara de Diputados de México tiene una representación femenil del 48.1% y en el Senado es de 49.2%

Para las elecciones del 2021, se abre la oportunidad para avanzar con pasos más firmes hacia la igualdad sustantiva. La mitad de los cargos a disputarse -gubernaturas, diputaciones y ayuntamientos- serán para garantizar la plena participación y el liderazgo de las mujeres en igualdad con los hombres y acceder a un gobierno verdaderamente democrático.

En la tesis central de este texto se debe destacar que es fundamental que las mujeres mexicanas ocupemos cargos de elección popular y al interior de las administraciones públicas para poder realizar e implementar políticas con perspectiva de género. Es decir, que las medidas establecidas por el Estado mexicano no partan de una noción que favorezca, dolosa o no dolosamente, al hombre.

Las bases están puestas para el verdadero empoderamiento femenino, sin embargo, aún falta eliminar la cultura machista y así combatir la violencia de género, la exclusión social y la desigualdad económica y laboral. México será más justo e inclusivo cuando el empoderamiento femenino sea una realidad.