/ martes 15 de mayo de 2018

En apoyo a Derbez

Empiezo por confesar que al decidir escribir sobre este tema no pude evitar una sensación irracional de temor y el impulso de mejor tocar otro asunto para no exponerme a la ira de los mismos que emitieron una fulminante condena contra Eugenio Derbez por el incalificable delito de dudar de López Obrador. Es preocupante que quien se dedica profesionalmente a escribir y lo ha hecho con absoluta libertad por décadas sin temores de ninguna especie, de pronto se inquiete por un chispazo interno de miedo sobre la expresión pública de sus ideas. Por supuesto, tal sensación es rechazada por la razón, pero el solo hecho de que surja en el fuero interno es muestra del nivel que está alcanzando la intolerancia política y social en las redes sociales.

Esta actitud tremendamente intolerante se manifestó a través de la convocatoria, hecha por seguidores de AMLO, a boicotear el estreno de la película “Hombre al Agua” estelarizada por Derbez, solamente porque tuvo la osadía de decir en una entrevista televisiva: “estoy con dudas. No estoy seguro de que López Obrador pueda ser una buena opción”. Enseguida se desató una furiosa embestida contra él invitando expresamente a causarle un daño artístico y económico mediante el boicot a su obra cinematográfica. Se trata de una típica reacción fascista tendiente no a rebatir una idea sino a perseguir a la persona que la sostiene.

La exitosa incursión de Derbez en el mercado fílmico estadounidense con una muy simpática comedia nos debería dar gusto con independencia de sus ideas políticas, que como las de cualquier otro mexicano, merecen respeto. El actor mexicano ni siquiera atacó o descalificó a Andrés Manuel, apenas si cuestionó tímidamente la aptitud de este para ejercer el gobierno. Una actitud democrática propia de una campaña electoral hubiese sido la de argumentar acerca de las virtudes del candidato al que apoyan y tratar de convencer a aquel que manifestó sus dudas, en lugar de estigmatizarlo por no compartir su fanatismo. Uno se pregunta, si no hubiese sido una mera duda sino una franca descalificación —a lo que también tendría derecho al opinante— ¿qué hubiesen propiciado estos camisas pardas digitales? ¿un bloqueo de la salas cinematográficas? ¿una invitación a quemar las películas del Derbez? No exagero al hacer estos planteamientos porque la intolerancia ideológica suele escalar y muchas veces convertirse en violencia física.

Andrés Manuel cuenta con la simpatía de una gran cantidad de actores que se han manifestado a su favor y ninguno de los seguidores de otros candidatos ha pensado siquiera en invitar a que se boicoteen sus expresiones artísticas. Hay quienes en esa corriente ideológica incluso se han postulado a cargos de elección popular y la gente entiende claramente que una cosa es su militancia política y otra su trabajo como actores, siempre respetable. Por supuesto, puede no gustarnos alguna de sus películas y hasta no recomendar que se les vea, no por la tendencia política del protagonista sino por la calidad artística de la obra.

Esos actores y actrices que están con Andrés Manuel deberían ser los primeros en salir en defensa de Derbez para salvaguardar la libertad que debe existir en el medio cinematográfico y en general para los artistas. Sería muy lamentable que dentro del propio gremio se reprodujera el antiguo macartismo del Hollywood de los años cincuenta del siglo pasado, cuando unos actores delataban a otros a los que se perseguí y se les privaba de su trabajo por el solo hecho de manifestar así fuera una mínima simpatía hacia ideas rechazada por el régimen imperante.

A la época del predominio hegemónico del PRI se le ha criticado severamente desde la oposición por la tendencia a sacralizar la figura presidencial e imponer una prohibición no escrita a criticarla directamente, y ahora resulta que se pretende hacer objeto de una inmunidad similar al que apenas es candidato, llevada al extremo de que no solo se satanicen las críticas hacia él sino que ni siquiera se le pueda tocar con el pétalo de una duda.

Todos debemos combatir la intolerancia y la emisión de juicios basados en una información incompleta o descontextualizada. Esto viene a cuento porque también contra Eugenio Derbez se lanzaron en las redes con motivo de una expresión en la que criticaba la propensión entre los jóvenes, a exigir ingresos y prestaciones cuando apenas están iniciando su experiencia laboral. El actor evidentemente no estaba promoviendo que los jóvenes trabajen sin cobrar, simplemente reflejó la opinión de quienes como principiantes pensábamos menos en el ingreso a percibir que en el aprovechamiento de la oportunidad que se nos presentaba para abrirnos paso a partir de los primeros trabajos que desempeñamos.

Es necesario tener presente que los mexicanos hemos cultivado la solidaridad como valor social y que es tiempo de preservarla frente a la hostilidad y el enfrentamiento destructivo.

eduardoandrade1948@gmail.com

Empiezo por confesar que al decidir escribir sobre este tema no pude evitar una sensación irracional de temor y el impulso de mejor tocar otro asunto para no exponerme a la ira de los mismos que emitieron una fulminante condena contra Eugenio Derbez por el incalificable delito de dudar de López Obrador. Es preocupante que quien se dedica profesionalmente a escribir y lo ha hecho con absoluta libertad por décadas sin temores de ninguna especie, de pronto se inquiete por un chispazo interno de miedo sobre la expresión pública de sus ideas. Por supuesto, tal sensación es rechazada por la razón, pero el solo hecho de que surja en el fuero interno es muestra del nivel que está alcanzando la intolerancia política y social en las redes sociales.

Esta actitud tremendamente intolerante se manifestó a través de la convocatoria, hecha por seguidores de AMLO, a boicotear el estreno de la película “Hombre al Agua” estelarizada por Derbez, solamente porque tuvo la osadía de decir en una entrevista televisiva: “estoy con dudas. No estoy seguro de que López Obrador pueda ser una buena opción”. Enseguida se desató una furiosa embestida contra él invitando expresamente a causarle un daño artístico y económico mediante el boicot a su obra cinematográfica. Se trata de una típica reacción fascista tendiente no a rebatir una idea sino a perseguir a la persona que la sostiene.

La exitosa incursión de Derbez en el mercado fílmico estadounidense con una muy simpática comedia nos debería dar gusto con independencia de sus ideas políticas, que como las de cualquier otro mexicano, merecen respeto. El actor mexicano ni siquiera atacó o descalificó a Andrés Manuel, apenas si cuestionó tímidamente la aptitud de este para ejercer el gobierno. Una actitud democrática propia de una campaña electoral hubiese sido la de argumentar acerca de las virtudes del candidato al que apoyan y tratar de convencer a aquel que manifestó sus dudas, en lugar de estigmatizarlo por no compartir su fanatismo. Uno se pregunta, si no hubiese sido una mera duda sino una franca descalificación —a lo que también tendría derecho al opinante— ¿qué hubiesen propiciado estos camisas pardas digitales? ¿un bloqueo de la salas cinematográficas? ¿una invitación a quemar las películas del Derbez? No exagero al hacer estos planteamientos porque la intolerancia ideológica suele escalar y muchas veces convertirse en violencia física.

Andrés Manuel cuenta con la simpatía de una gran cantidad de actores que se han manifestado a su favor y ninguno de los seguidores de otros candidatos ha pensado siquiera en invitar a que se boicoteen sus expresiones artísticas. Hay quienes en esa corriente ideológica incluso se han postulado a cargos de elección popular y la gente entiende claramente que una cosa es su militancia política y otra su trabajo como actores, siempre respetable. Por supuesto, puede no gustarnos alguna de sus películas y hasta no recomendar que se les vea, no por la tendencia política del protagonista sino por la calidad artística de la obra.

Esos actores y actrices que están con Andrés Manuel deberían ser los primeros en salir en defensa de Derbez para salvaguardar la libertad que debe existir en el medio cinematográfico y en general para los artistas. Sería muy lamentable que dentro del propio gremio se reprodujera el antiguo macartismo del Hollywood de los años cincuenta del siglo pasado, cuando unos actores delataban a otros a los que se perseguí y se les privaba de su trabajo por el solo hecho de manifestar así fuera una mínima simpatía hacia ideas rechazada por el régimen imperante.

A la época del predominio hegemónico del PRI se le ha criticado severamente desde la oposición por la tendencia a sacralizar la figura presidencial e imponer una prohibición no escrita a criticarla directamente, y ahora resulta que se pretende hacer objeto de una inmunidad similar al que apenas es candidato, llevada al extremo de que no solo se satanicen las críticas hacia él sino que ni siquiera se le pueda tocar con el pétalo de una duda.

Todos debemos combatir la intolerancia y la emisión de juicios basados en una información incompleta o descontextualizada. Esto viene a cuento porque también contra Eugenio Derbez se lanzaron en las redes con motivo de una expresión en la que criticaba la propensión entre los jóvenes, a exigir ingresos y prestaciones cuando apenas están iniciando su experiencia laboral. El actor evidentemente no estaba promoviendo que los jóvenes trabajen sin cobrar, simplemente reflejó la opinión de quienes como principiantes pensábamos menos en el ingreso a percibir que en el aprovechamiento de la oportunidad que se nos presentaba para abrirnos paso a partir de los primeros trabajos que desempeñamos.

Es necesario tener presente que los mexicanos hemos cultivado la solidaridad como valor social y que es tiempo de preservarla frente a la hostilidad y el enfrentamiento destructivo.

eduardoandrade1948@gmail.com