/ martes 20 de octubre de 2020

En educación: la estrategia correcta (I)

La comparecencia del Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, ante el Senado, desarrollada en un clima de respeto y alto nivel parlamentario, dejó en claro lo acertado de la estrategia seguida frente a los estragos de la pandemia por el gobierno mexicano en materia de educación.

Frente a las cuestionamientos de los senadores se reiteraron y aclararon las razones de las decisiones tomadas, la dimensión y efectos de las medidas adoptadas para contrarrestar los efectos negativos de la emergencia sanitaria e incluso los datos alentadores y los efectos positivos que han surgido como producto de la crisis. También se precisaron condiciones inequívocas para el regreso a clases de manera que la sociedad tenga certeza sobre los criterios que se aplicarán en dicho proceso para asegurar que se cuide al máximo la salud de educandos, educadores y padres de familia.

Aunque es entendible el papel de la oposición al intentar poner en jaque al gobierno, los argumentos que buscaban desvirtuar la eficaz labor de la autoridad educativa fueron desmoronándose poco a poco. Ello derivó de la imposibilidad de objetar la solidez de los datos y la eficacia de las acciones puestas en práctica para reducir al mínimo los daños que evidentemente causa un fenómeno de efectos devastadores en el mundo entero. Lo lesivo e imprevisible de esta tragedia global, por definición, imposibilita mantener las condiciones normales de funcionamiento de toda la vida social, no solo de la actividad educativa. Por eso pierde fuerza la posición a la que se vieron obligados a acudir los opositores poniendo el énfasis en aquello que no se ha alcanzado o lo que no se efectúa como en tiempos habituales. Lo débil de este propósito se manifiesta porque, al no tener posibilidad de cuestionar con profundidad los logros presentados, se orientaron muchas intervenciones a señalar los puntos que necesariamente es imposible resolver en circunstancias de excepción como las actuales. Tales posiciones equivalen a criticar a los equipos de rescate, después de un terremoto, por aquellos casos en que no les fue factible sacar a alguien de entre los escombros, sin considerar las vidas salvadas gracias a su acción. Afirmar que resulta insatisfactorio no contar con la presencia de los maestros en las aulas es sostener una obviedad. Por supuesto que lo ideal es la presencia de alumnos y maestros en los salones pero eso es justamente lo que no se puede hacer. De ahí la importancia del informe presentado por el Secretario en cuanto a lo que sí se ha podido realizar, que es admirable e incluso ha sido objeto de reconocimiento internacional. El sector educativo fue el primero que adoptó el aislamiento preventivo, lo cual implicó en la práctica que permanecieran en sus casas más de 38 millones de personas, esto es: un tercio de la población cuya exposición a la enfermedad se minimizó. Sobre este dato, cuando se pretendió encontrar una inconsistencia en relación con el número de educandos que se mantuvieron activos, el funcionario preciso que dentro de los 38 millones reportados se encontraban no solo alumnos sino también maestros y trabajadores que prestan sus servicios en los planteles.

Enfatizó el compareciente que la delicada medida que representaba dicho aislamiento fue producto de un amplísimo consenso. Lo adecuado de esta decisión lo demuestra el reconocimiento que recibió nuestro país por haber sido de los primeros que respondieron con agilidad a la imposibilidad de mantener las clases presenciales. Tanto la UNESCO como la Organización de los Estados Iberoamericanos reconocieron la forma en que México recurrió a la educación a distancia.

Objetivamente, Aprende en Casa, representa una verdadera hazaña construida a partir del incuestionable dato de que el 94 % de los hogares cuenta con televisión, combinado con el ejemplar modelo mexicano del Libro de Texto Gratuito, del que se dota a todas las niñas y niños del país. A ello se añadió un logro político excepcional de concertación multipartidista, ajena a cualquier polarización, por virtud del cual todos los partidos políticos cedieron el tiempo de sus menciones para que no se interrumpieran los programas educativos a través de la televisión.

Un efecto positivo en medio de la crisis fue la revaloracion del papel del magisterio. En ese tema dijo el Secretario: “Tras todos estos meses sumamente desafiantes las maestras y los maestros del país son más respetados, más queridos, más valorados y han consolidado una nueva relación con padres y madres de familia.” Los registros de la apreciación pública de las distintas actividades sociales indican que las maestras y los maestros pasaron de uno de los últimos lugares al primer lugar; su calificación se elevó de 5.8 a 7.7 % en una escala del 1 al 10. Así, en medio de la angustia y la desolación de la situación actual, la educación sigue siendo un faro orientador que alimenta la esperanza hacia el futuro.

eduardoandrade1948@gmail.com

La comparecencia del Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, ante el Senado, desarrollada en un clima de respeto y alto nivel parlamentario, dejó en claro lo acertado de la estrategia seguida frente a los estragos de la pandemia por el gobierno mexicano en materia de educación.

Frente a las cuestionamientos de los senadores se reiteraron y aclararon las razones de las decisiones tomadas, la dimensión y efectos de las medidas adoptadas para contrarrestar los efectos negativos de la emergencia sanitaria e incluso los datos alentadores y los efectos positivos que han surgido como producto de la crisis. También se precisaron condiciones inequívocas para el regreso a clases de manera que la sociedad tenga certeza sobre los criterios que se aplicarán en dicho proceso para asegurar que se cuide al máximo la salud de educandos, educadores y padres de familia.

Aunque es entendible el papel de la oposición al intentar poner en jaque al gobierno, los argumentos que buscaban desvirtuar la eficaz labor de la autoridad educativa fueron desmoronándose poco a poco. Ello derivó de la imposibilidad de objetar la solidez de los datos y la eficacia de las acciones puestas en práctica para reducir al mínimo los daños que evidentemente causa un fenómeno de efectos devastadores en el mundo entero. Lo lesivo e imprevisible de esta tragedia global, por definición, imposibilita mantener las condiciones normales de funcionamiento de toda la vida social, no solo de la actividad educativa. Por eso pierde fuerza la posición a la que se vieron obligados a acudir los opositores poniendo el énfasis en aquello que no se ha alcanzado o lo que no se efectúa como en tiempos habituales. Lo débil de este propósito se manifiesta porque, al no tener posibilidad de cuestionar con profundidad los logros presentados, se orientaron muchas intervenciones a señalar los puntos que necesariamente es imposible resolver en circunstancias de excepción como las actuales. Tales posiciones equivalen a criticar a los equipos de rescate, después de un terremoto, por aquellos casos en que no les fue factible sacar a alguien de entre los escombros, sin considerar las vidas salvadas gracias a su acción. Afirmar que resulta insatisfactorio no contar con la presencia de los maestros en las aulas es sostener una obviedad. Por supuesto que lo ideal es la presencia de alumnos y maestros en los salones pero eso es justamente lo que no se puede hacer. De ahí la importancia del informe presentado por el Secretario en cuanto a lo que sí se ha podido realizar, que es admirable e incluso ha sido objeto de reconocimiento internacional. El sector educativo fue el primero que adoptó el aislamiento preventivo, lo cual implicó en la práctica que permanecieran en sus casas más de 38 millones de personas, esto es: un tercio de la población cuya exposición a la enfermedad se minimizó. Sobre este dato, cuando se pretendió encontrar una inconsistencia en relación con el número de educandos que se mantuvieron activos, el funcionario preciso que dentro de los 38 millones reportados se encontraban no solo alumnos sino también maestros y trabajadores que prestan sus servicios en los planteles.

Enfatizó el compareciente que la delicada medida que representaba dicho aislamiento fue producto de un amplísimo consenso. Lo adecuado de esta decisión lo demuestra el reconocimiento que recibió nuestro país por haber sido de los primeros que respondieron con agilidad a la imposibilidad de mantener las clases presenciales. Tanto la UNESCO como la Organización de los Estados Iberoamericanos reconocieron la forma en que México recurrió a la educación a distancia.

Objetivamente, Aprende en Casa, representa una verdadera hazaña construida a partir del incuestionable dato de que el 94 % de los hogares cuenta con televisión, combinado con el ejemplar modelo mexicano del Libro de Texto Gratuito, del que se dota a todas las niñas y niños del país. A ello se añadió un logro político excepcional de concertación multipartidista, ajena a cualquier polarización, por virtud del cual todos los partidos políticos cedieron el tiempo de sus menciones para que no se interrumpieran los programas educativos a través de la televisión.

Un efecto positivo en medio de la crisis fue la revaloracion del papel del magisterio. En ese tema dijo el Secretario: “Tras todos estos meses sumamente desafiantes las maestras y los maestros del país son más respetados, más queridos, más valorados y han consolidado una nueva relación con padres y madres de familia.” Los registros de la apreciación pública de las distintas actividades sociales indican que las maestras y los maestros pasaron de uno de los últimos lugares al primer lugar; su calificación se elevó de 5.8 a 7.7 % en una escala del 1 al 10. Así, en medio de la angustia y la desolación de la situación actual, la educación sigue siendo un faro orientador que alimenta la esperanza hacia el futuro.

eduardoandrade1948@gmail.com