/ jueves 30 de abril de 2020

En modo autoritario

Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.

Eduardo Galeano

Al ciudadano presidente Lopez Obrador no le gustan las opiniones divergentes, su palabra es la ley. Aspira a un mundo monocorde, unidimensional, unánime, sin críticas a sus decisiones. Él no propone, lanza mandamientos, aborrece las preguntas a sus decretos verbales. Escucha, pero no hace caso. Rechaza cifras que no coinciden con su deseo, con los reflejos de su hipotálamo. Inventa y riñe con la realidad. No importa, él es el albacea de la verdad.


El inquilino transitorio de Palacio ridiculiza, con frecuencia, a sus subordinados, les recuerda diariamente que no tienen opinión propia, que son simplemente piezas de ornato, que su salario es una dádiva que nos les pertenece, y que se los puede regatear cuando le venga en gana. Atropella derechos laborales y destila discursos patrioteros para expropiar recursos de los burócratas. Desaparece estructuras del sector público y clama que no habrá despidos. Maneja la administración pública como su clóset.


Para el tabasqueño, la prensa, en cualquier expresión, es binaria. No hay matices ni colores. El dilema es irrefutable: apoya al gobierno o es enemiga, conservadora y hasta golpista. AMLO tiene periodistas predilectos. Los reconoce y magnifica. La abyección merece reconocimiento. Ser zalamero es una virtud. Quienes se arrastran y besan las suelas del poder deben ser reconocidos. Son ejemplos paradigmáticos de esa entelequia llamada 4T. Antes se quejo de la prensa “chayotera”, que no cubría sus protestas, hoy añora a periodistas a su servicio.


El humor presidencial ha ratificado al poder legislativo como su anexo, lo usa con la vieja práctica del poder metaconstitucional (Carpizo dixit). Pero, ademas, para él no es suficiente tener un ejército de legisladores incondicionales y simples cirujanos del presupuesto. Ahora emite un decreto que desaparece la capacidad de los diputados para asignar y definir el Presupuesto de Egresos de la Federación violando la separación de poderes explicita en la Constitución Lo hace con coartadas simplistas y por sus reflejos autoritarios. La oposición no sólo es minoritaria, sino también incapaz de tomar la calle, sin brújula y con ausencia de liderazgos genuinos.


En la lógica presidencial todo tiene que pasar por su escritorio. Nada puede hacerse sin su aprobación. Es inaceptable el pensamiento diverso, plantear opciones plurales e independientes es sospechoso. En Palacio sólo se escucha su voz y el eco de la afirmación. Hasta un acuerdo de empresarios con el BID requiere su palomeo. Sí, en su mundo no hay más ideas que las suyas. Posee un “Modito” autoritario, en su ADN está presente.




pedropenaloza@yahoo.com

@pedro_penaloz

Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.

Eduardo Galeano

Al ciudadano presidente Lopez Obrador no le gustan las opiniones divergentes, su palabra es la ley. Aspira a un mundo monocorde, unidimensional, unánime, sin críticas a sus decisiones. Él no propone, lanza mandamientos, aborrece las preguntas a sus decretos verbales. Escucha, pero no hace caso. Rechaza cifras que no coinciden con su deseo, con los reflejos de su hipotálamo. Inventa y riñe con la realidad. No importa, él es el albacea de la verdad.


El inquilino transitorio de Palacio ridiculiza, con frecuencia, a sus subordinados, les recuerda diariamente que no tienen opinión propia, que son simplemente piezas de ornato, que su salario es una dádiva que nos les pertenece, y que se los puede regatear cuando le venga en gana. Atropella derechos laborales y destila discursos patrioteros para expropiar recursos de los burócratas. Desaparece estructuras del sector público y clama que no habrá despidos. Maneja la administración pública como su clóset.


Para el tabasqueño, la prensa, en cualquier expresión, es binaria. No hay matices ni colores. El dilema es irrefutable: apoya al gobierno o es enemiga, conservadora y hasta golpista. AMLO tiene periodistas predilectos. Los reconoce y magnifica. La abyección merece reconocimiento. Ser zalamero es una virtud. Quienes se arrastran y besan las suelas del poder deben ser reconocidos. Son ejemplos paradigmáticos de esa entelequia llamada 4T. Antes se quejo de la prensa “chayotera”, que no cubría sus protestas, hoy añora a periodistas a su servicio.


El humor presidencial ha ratificado al poder legislativo como su anexo, lo usa con la vieja práctica del poder metaconstitucional (Carpizo dixit). Pero, ademas, para él no es suficiente tener un ejército de legisladores incondicionales y simples cirujanos del presupuesto. Ahora emite un decreto que desaparece la capacidad de los diputados para asignar y definir el Presupuesto de Egresos de la Federación violando la separación de poderes explicita en la Constitución Lo hace con coartadas simplistas y por sus reflejos autoritarios. La oposición no sólo es minoritaria, sino también incapaz de tomar la calle, sin brújula y con ausencia de liderazgos genuinos.


En la lógica presidencial todo tiene que pasar por su escritorio. Nada puede hacerse sin su aprobación. Es inaceptable el pensamiento diverso, plantear opciones plurales e independientes es sospechoso. En Palacio sólo se escucha su voz y el eco de la afirmación. Hasta un acuerdo de empresarios con el BID requiere su palomeo. Sí, en su mundo no hay más ideas que las suyas. Posee un “Modito” autoritario, en su ADN está presente.




pedropenaloza@yahoo.com

@pedro_penaloz

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