/ domingo 7 de enero de 2018

Encontremos los puntos de coincidencia

En el mundo tan agitado que vivimos, con grandes temas en discusión, como el Tratado de Libre Comercio; con el inicio de precampañas políticas que llevarán a definir a nuevos gobernantes para los próximos años; incluso, con las tormentas invernales que nos azotan estos días y nos advierten el cambio climático que amenaza a la humanidad, es poco el tiempo que nos damos para la reflexión y para algo mucho muy importante: encontrar puntos de coincidencia.

Es cierto, en ese mundo tan agitado que referimos, los medios de comunicación, la internet, las ahora infaltables redes sociales que poco a poco se tragan a la humanidad, casi nos “impiden” esos momentos de reposo y de reflexión. Los teléfonos celulares que ya contienen casi todo van con nosotros hasta el baño, si me permiten la referencia, y desde ahí atisbamos al mundo entero.

La increíble tecnología que nos envuelve y facilita todo también, sigo insistiendo, nos “impide” el reposo y la reflexión. ¿Acaso se trata de un romanticismo anacrónico de quienes rondamos el medio siglo y más? No. El reposo y la reflexión son los estados en que el ser humano encuentra respuestas a sus interrogantes y preocupaciones. Nada nuevo, cierto, pero a algunos nos da temor que se vayan perdiendo en medio de la agitación humana.

Reposemos para reflexionar. No podemos sustraernos de la sociedad en que vivimos; nuestras obligaciones diarias como padres de familia, como empleados o servidores públicos, también nos absorben, como la tecnología, pero sí podemos y debemos hacer el ejercicio. Ahí encontraremos las vueltas que hay que dar para no topar de frente con quienes piensan diferente, por ejemplo.

Las noticias diarias llevan su carga de muerte, de conflictos, de desastres, de amenazas. La naturaleza nos cobra su cuota y los seres humanos nos encargamos de hacer el resto: insultarnos, desafiarnos, herirnos, matarnos.

Entonces, tal vez tengamos que recurrir a reflexiones sencillas y profundas, como las del Papa Francisco (con respeto para quienes no profesan la religión católica). En la 47 Jornada Mundial de la Paz dijo: “…la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. La viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera”.

Somos seres humanos altos, chaparros, blancos, morenos, negros o del color que quieran, pero todos estamos y poblamos un planeta; vivimos una casa común que nos permite, nos provee aún, de alimentos, de techo, de vestimenta. Somos la especie con la mayor inteligencia y creamos sociedades porque nos necesitamos unos a otros, para protegernos, para crecer a los hijos, para ser felices. ¿Entonces por qué la permanente confrontación y el ánimo de hacernos daño unos a otros?

Por ello hay que darnos el reposo y la reflexión, porque hay que encontrar los puntos de coincidencia para la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera.

Aceptemos que hay diferencias, que hay divergencias, y a partir de ahí busquemos los puntos de coincidencia en la vida diaria, en la política, en los grandes temas pendientes de México y el mundo. Nuestros hijos nos lo agradecerán.

Senador del PRI

En el mundo tan agitado que vivimos, con grandes temas en discusión, como el Tratado de Libre Comercio; con el inicio de precampañas políticas que llevarán a definir a nuevos gobernantes para los próximos años; incluso, con las tormentas invernales que nos azotan estos días y nos advierten el cambio climático que amenaza a la humanidad, es poco el tiempo que nos damos para la reflexión y para algo mucho muy importante: encontrar puntos de coincidencia.

Es cierto, en ese mundo tan agitado que referimos, los medios de comunicación, la internet, las ahora infaltables redes sociales que poco a poco se tragan a la humanidad, casi nos “impiden” esos momentos de reposo y de reflexión. Los teléfonos celulares que ya contienen casi todo van con nosotros hasta el baño, si me permiten la referencia, y desde ahí atisbamos al mundo entero.

La increíble tecnología que nos envuelve y facilita todo también, sigo insistiendo, nos “impide” el reposo y la reflexión. ¿Acaso se trata de un romanticismo anacrónico de quienes rondamos el medio siglo y más? No. El reposo y la reflexión son los estados en que el ser humano encuentra respuestas a sus interrogantes y preocupaciones. Nada nuevo, cierto, pero a algunos nos da temor que se vayan perdiendo en medio de la agitación humana.

Reposemos para reflexionar. No podemos sustraernos de la sociedad en que vivimos; nuestras obligaciones diarias como padres de familia, como empleados o servidores públicos, también nos absorben, como la tecnología, pero sí podemos y debemos hacer el ejercicio. Ahí encontraremos las vueltas que hay que dar para no topar de frente con quienes piensan diferente, por ejemplo.

Las noticias diarias llevan su carga de muerte, de conflictos, de desastres, de amenazas. La naturaleza nos cobra su cuota y los seres humanos nos encargamos de hacer el resto: insultarnos, desafiarnos, herirnos, matarnos.

Entonces, tal vez tengamos que recurrir a reflexiones sencillas y profundas, como las del Papa Francisco (con respeto para quienes no profesan la religión católica). En la 47 Jornada Mundial de la Paz dijo: “…la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. La viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera”.

Somos seres humanos altos, chaparros, blancos, morenos, negros o del color que quieran, pero todos estamos y poblamos un planeta; vivimos una casa común que nos permite, nos provee aún, de alimentos, de techo, de vestimenta. Somos la especie con la mayor inteligencia y creamos sociedades porque nos necesitamos unos a otros, para protegernos, para crecer a los hijos, para ser felices. ¿Entonces por qué la permanente confrontación y el ánimo de hacernos daño unos a otros?

Por ello hay que darnos el reposo y la reflexión, porque hay que encontrar los puntos de coincidencia para la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera.

Aceptemos que hay diferencias, que hay divergencias, y a partir de ahí busquemos los puntos de coincidencia en la vida diaria, en la política, en los grandes temas pendientes de México y el mundo. Nuestros hijos nos lo agradecerán.

Senador del PRI