/ jueves 6 de septiembre de 2018

Enférmense, quédense sin un centavo y mueran

En el caso de los servicios médicos estadounidenses hay un grave problema: el Partido Republicano no puede idear una alternativa para el Obamacare porque no hay ninguna. En específico, si se quiere que la gente con enfermedades preexistentes siga teniendo cobertura (el problema de salud que más importa a los electores, incluida la mitad de los republicanos). Las únicas opciones que quedan son cosas como Medicare para todos y para ello habría que moverse de manera significativa a la izquierda, no a la derecha.

Si quieren que las aseguradoras privadas ofrezcan cobertura para gente con enfermedades preexistentes, tienen que prohibir la discriminación con base en el historial médico. Sin embargo, eso por sí mismo no es suficiente, porque si las pólizas cuestan lo mismo para todos, los que las adquieran estarán más enfermos que los que no lo hagan, lo cual creará un grupo de riesgo malo y obligará a que suban las primas. Así sucedió en la ciudad de Nueva York, donde las primas de las pólizas individuales eran muy elevadas antes de que se promulgara la ACA, entonces de inmediato disminuyeron a la mitad cuando entró en vigor Obamacare.

Lo que hizo Obamacare fue proveer incentivos para que la gente sana también se asegurara. Por un lado, había una sanción por no tener seguro. Y por el otro, había subsidios diseñados para limitar los gastos médicos como proporción de los ingresos. Los republicanos han tratado de sabotear la atención médica al deshacerse del mandato, y han logrado que las primas se eleven, pero el sistema todavía se mantiene en pie gracias a esos subsidios.

De nuevo, la cuestión es que Obamacare es la opción más conservadora para cubrir las enfermedades preexistentes, y si a los republicanos en realidad les importaran los varios millones de estadounidenses con esas enfermedades, apoyarían y, de hecho, tratarían de fortalecer la ACA.

En cambio, van a tratar de acabar con ella si en dos meses siguen siendo mayoría en el Congreso. No obstante, cubrir enfermedades preexistentes es popular; por lo tanto, hacen como que harán que así sea, mientras ofrecen propuestas que, en realidad, sugieren lo contrario.

Cuando alguien como, por ejemplo, el senador de Nevada Dean Heller copatrocina un proyecto de ley que pretende proteger las enfermedades preexistentes, pero que en realidad no lo hace, lo que espera obtener son encabezados que digan: “Heller anuncia plan para proteger a los estadounidenses con enfermedades preexistentes”, pero que el hecho clave —que su proyecto de ley jamás haría eso— quede escondido en el párrafo decimoséptimo.

O mejor aún, desde su perspectiva, ese párrafo decimoséptimo debería mencionar sólo que “algunos demócratas” dicen que su proyecto de ley es un fraude, cuestión con la que no están de acuerdo los republicanos. Que mencione a ambos lados, ya saben. Así que si eres un estadounidense que padece una enfermedad preexistente, o temes que podrías desarrollar una, necesitas entender la realidad: los republicanos van tras tus servicios médicos.


En el caso de los servicios médicos estadounidenses hay un grave problema: el Partido Republicano no puede idear una alternativa para el Obamacare porque no hay ninguna. En específico, si se quiere que la gente con enfermedades preexistentes siga teniendo cobertura (el problema de salud que más importa a los electores, incluida la mitad de los republicanos). Las únicas opciones que quedan son cosas como Medicare para todos y para ello habría que moverse de manera significativa a la izquierda, no a la derecha.

Si quieren que las aseguradoras privadas ofrezcan cobertura para gente con enfermedades preexistentes, tienen que prohibir la discriminación con base en el historial médico. Sin embargo, eso por sí mismo no es suficiente, porque si las pólizas cuestan lo mismo para todos, los que las adquieran estarán más enfermos que los que no lo hagan, lo cual creará un grupo de riesgo malo y obligará a que suban las primas. Así sucedió en la ciudad de Nueva York, donde las primas de las pólizas individuales eran muy elevadas antes de que se promulgara la ACA, entonces de inmediato disminuyeron a la mitad cuando entró en vigor Obamacare.

Lo que hizo Obamacare fue proveer incentivos para que la gente sana también se asegurara. Por un lado, había una sanción por no tener seguro. Y por el otro, había subsidios diseñados para limitar los gastos médicos como proporción de los ingresos. Los republicanos han tratado de sabotear la atención médica al deshacerse del mandato, y han logrado que las primas se eleven, pero el sistema todavía se mantiene en pie gracias a esos subsidios.

De nuevo, la cuestión es que Obamacare es la opción más conservadora para cubrir las enfermedades preexistentes, y si a los republicanos en realidad les importaran los varios millones de estadounidenses con esas enfermedades, apoyarían y, de hecho, tratarían de fortalecer la ACA.

En cambio, van a tratar de acabar con ella si en dos meses siguen siendo mayoría en el Congreso. No obstante, cubrir enfermedades preexistentes es popular; por lo tanto, hacen como que harán que así sea, mientras ofrecen propuestas que, en realidad, sugieren lo contrario.

Cuando alguien como, por ejemplo, el senador de Nevada Dean Heller copatrocina un proyecto de ley que pretende proteger las enfermedades preexistentes, pero que en realidad no lo hace, lo que espera obtener son encabezados que digan: “Heller anuncia plan para proteger a los estadounidenses con enfermedades preexistentes”, pero que el hecho clave —que su proyecto de ley jamás haría eso— quede escondido en el párrafo decimoséptimo.

O mejor aún, desde su perspectiva, ese párrafo decimoséptimo debería mencionar sólo que “algunos demócratas” dicen que su proyecto de ley es un fraude, cuestión con la que no están de acuerdo los republicanos. Que mencione a ambos lados, ya saben. Así que si eres un estadounidense que padece una enfermedad preexistente, o temes que podrías desarrollar una, necesitas entender la realidad: los republicanos van tras tus servicios médicos.