/ miércoles 26 de enero de 2022

Enrejar parques violenta derechos

Debo reconocer que me pone muy mal cada vez que encuentro, entre las opciones del presupuesto participativo, la colocación de rejas o herrerías, dentro de los parques.

En el caso de la colonia Acacias, en la demarcación Benito Juárez, no fue la alternativa más votada, por fortuna, pero alguien planteó “Instalación de protecciones de herrería para las áreas verdes que circundan la fuente central del Parque Acacias”.

En el caso de Miguel Hidalgo, en la Unidad Territorial Polanco Sección Alameda, el proyecto más votado fue la Reja perimetral del Parque Machado, el cual, en su momento, fue restaurado con recursos federales, Fondo Metropolitano, lo que supone que su importancia sobrepasa los límites de la colonia.

En Coyoacán, en El Rosedal, se está instalando, por presupuesto participativo, el “Resguardo perimetral de prados de El Jardín de las Rosas”. En los tres casos, el Instituto Electoral de la Ciudad de México dictaminó favorablemente la consulta de proyectos que de manera notoria excluyen a un sector de la población, lo que representa una visión limitada del mundo, y un desconocimiento total de las implicaciones que representa.

¿Para qué enrejar un parque? En Ciudad de México tenemos parques que sólo pueden ser vistos desde afuera. Siempre están cerrados y cuando abren lo hacen con reglas estrictas. Es el caso del Frida Kahlo, en Coyoacán, que está lleno de prohibiciones “Prohibido subir a la fuente”, “Por razones de higiene, se prohíbe la entrada con animales a este parque”, “Se prohíbe la entrada con mascotas, bicicletas, patines y pelotas”. En ese caso el presupuesto participativo y la miopía del Instituto Electoral de la Ciudad de México no tienen nada que ver, pero sí con la perspectiva de las élites.

¿Qué es lo que queremos proteger con las rejas perimetrales? Sea de áreas verdes o sea de todo el parque, en realidad lo que estamos haciendo es privilegiar sólo una forma de uso del parque. Tirarse en el pasto no está permitido, pasear con animales en las áreas verdes está mal. Quienes defienden el enrejamiento del espacio público, tarde o temprano sacan argumentos clasistas. De allí que me resulte una vergüenza que en el Instituto Electoral dictaminen favorablemente proyectos para enrejar parques o áreas de los parques. Los que tienen como misión construir cultura democrática, en el fondo alimentan las diferencias. Ojalá que para los proyectos de 2022 rectifiquen.

El problema no queda ahí. Con el enrejamiento de espacios públicos se aleja a los niños de estos espacios, lo que contradice su derecho al esparcimiento y a la no discriminación. En el caso concreto de El Rosedal, los senderos peatonales interiores del parque no coinciden con las banquetas de las manzanas colindantes, por lo que, al cercar las áreas verdes, se incrementan los riesgos de atropellamiento.

Para terminar diría que, por un lado el Instituto Electoral de la Ciudad de México debe rectificar sus criterios para dictaminar proyectos que puedan ser clasistas, discriminatorios o que impliquen el menoscabo de derechos, como el cercar parques; por otro, el Congreso de la Ciudad debe legislar una prohibición respecto al aislamiento de espacios públicos con herrería o otros elementos que alejen a la población de su disfrute pleno.

Debo reconocer que me pone muy mal cada vez que encuentro, entre las opciones del presupuesto participativo, la colocación de rejas o herrerías, dentro de los parques.

En el caso de la colonia Acacias, en la demarcación Benito Juárez, no fue la alternativa más votada, por fortuna, pero alguien planteó “Instalación de protecciones de herrería para las áreas verdes que circundan la fuente central del Parque Acacias”.

En el caso de Miguel Hidalgo, en la Unidad Territorial Polanco Sección Alameda, el proyecto más votado fue la Reja perimetral del Parque Machado, el cual, en su momento, fue restaurado con recursos federales, Fondo Metropolitano, lo que supone que su importancia sobrepasa los límites de la colonia.

En Coyoacán, en El Rosedal, se está instalando, por presupuesto participativo, el “Resguardo perimetral de prados de El Jardín de las Rosas”. En los tres casos, el Instituto Electoral de la Ciudad de México dictaminó favorablemente la consulta de proyectos que de manera notoria excluyen a un sector de la población, lo que representa una visión limitada del mundo, y un desconocimiento total de las implicaciones que representa.

¿Para qué enrejar un parque? En Ciudad de México tenemos parques que sólo pueden ser vistos desde afuera. Siempre están cerrados y cuando abren lo hacen con reglas estrictas. Es el caso del Frida Kahlo, en Coyoacán, que está lleno de prohibiciones “Prohibido subir a la fuente”, “Por razones de higiene, se prohíbe la entrada con animales a este parque”, “Se prohíbe la entrada con mascotas, bicicletas, patines y pelotas”. En ese caso el presupuesto participativo y la miopía del Instituto Electoral de la Ciudad de México no tienen nada que ver, pero sí con la perspectiva de las élites.

¿Qué es lo que queremos proteger con las rejas perimetrales? Sea de áreas verdes o sea de todo el parque, en realidad lo que estamos haciendo es privilegiar sólo una forma de uso del parque. Tirarse en el pasto no está permitido, pasear con animales en las áreas verdes está mal. Quienes defienden el enrejamiento del espacio público, tarde o temprano sacan argumentos clasistas. De allí que me resulte una vergüenza que en el Instituto Electoral dictaminen favorablemente proyectos para enrejar parques o áreas de los parques. Los que tienen como misión construir cultura democrática, en el fondo alimentan las diferencias. Ojalá que para los proyectos de 2022 rectifiquen.

El problema no queda ahí. Con el enrejamiento de espacios públicos se aleja a los niños de estos espacios, lo que contradice su derecho al esparcimiento y a la no discriminación. En el caso concreto de El Rosedal, los senderos peatonales interiores del parque no coinciden con las banquetas de las manzanas colindantes, por lo que, al cercar las áreas verdes, se incrementan los riesgos de atropellamiento.

Para terminar diría que, por un lado el Instituto Electoral de la Ciudad de México debe rectificar sus criterios para dictaminar proyectos que puedan ser clasistas, discriminatorios o que impliquen el menoscabo de derechos, como el cercar parques; por otro, el Congreso de la Ciudad debe legislar una prohibición respecto al aislamiento de espacios públicos con herrería o otros elementos que alejen a la población de su disfrute pleno.

ÚLTIMASCOLUMNAS