/ domingo 2 de enero de 2022

Entre boomers y millennials 

Twitter: @cons_gentil

Los choques generacionales son algo que probablemente nunca terminará, independientemente de la época. Sin embargo, tanto en el ámbito laboral como en el social y el familiar ha destacado específicamente la tensión que existe en el choque entre baby boomers y millennials.

Los llamados baby boomers se caracterizan por haber nacido aproximadamente entre los años de 1946 y 1964. Se distinguen por haber vivido la posguerra y el crecimiento económico, además de haber orientado sus metas hacia la realización profesional y la formación de una familia entre los 25 y 30 años.

Por otro lado, los millennials, nacidos aproximadamente entre 1981 y 1996, se caracterizan por haber sido la primera generación de nativos digitales, por experimentar un mercado laboral más competido y con menos plazas que las generaciones anteriores también por haber crecido en una situación económica más favorable, en buena parte gracias a la situación económica favorable que experimentaron sus padres mientras los millennials crecían.

A partir de estas diferencias sustanciales al crecer han salido múltiples divergencias en el estilo de vida y la manera de pensar. Los estereotipos sobran. Por ejemplo, es común que los boomers crean que los millennials son menos trabajadores que la generación a la que ellos pertenecen gracias a las facilidades otorgadas por la tecnología que hacen el trabajo más expedito en diferentes maneras, una que los boomers se tuvieron que adaptar hasta ya entrada la adultez. Como consecuencia, los millennials se ofenden pues han experimentado el mercado laboral y educativo más competido de la historia, al que simplemente para entrar es necesario tener muchas más habilidades que las que los boomers tenían cuando les dieron un trabajo. Sin mencionar que actualmente los salarios no rinden tanto y la idea de comprar una propiedad es un sueño lejano para una buena parte de la generación millennial. Sin mencionar los estereotipos como “generación de cristal” comúnmente usados por los boomers para referirse a los millennials.

De una manera u otra, estas confrontaciones muchas veces resultan en resentimiento; el resentimiento que emana de una conversación en la que una parte no entiende a la otra porque no entiende las circunstancias en las que vive o vivió. Y de este resentimiento emanan problemas reales como las dificultades de integrar a ambas generaciones en el ámbito laboral o crecientes tensiones en el ámbito familiar que dañan la cohesión del grupo.

Francis Fukuyama rescata de la época clásica en su obra el término griego thymos o thumos, que es la parte del alma que desea reconocimiento de su dignidad. A su vez, el alma también integra la isothymia, que es la exigencia de ser respetado al mismo nivel que otras personas, y la megalothymia es el deseo de ser visto como superior.

Fukuyama atribuye que la ferviente manifestación de estos deseos de reconocimiento del ser humano se ven reflejados en movimientos nacionalistas alrededor del mundo.

Por lo tanto, si quisiéramos intentar resolver las tensiones entre millennials y boomers, lo que tendríamos que hacer es reconocer que quienes las integran son un producto del entorno histórico, sociopolítico y económico en el que crecieron. Son esos contextos, con sus ventajas, traumas y carencias respectivamente, los que los miembros de ambas generaciones tendrían que intentar entender para poder tener una convivencia más pacífica y productiva. Y para ello, reconocer activamente los traumas y dificultades de cada uno es un paso hacia adelante.

Twitter: @cons_gentil

Los choques generacionales son algo que probablemente nunca terminará, independientemente de la época. Sin embargo, tanto en el ámbito laboral como en el social y el familiar ha destacado específicamente la tensión que existe en el choque entre baby boomers y millennials.

Los llamados baby boomers se caracterizan por haber nacido aproximadamente entre los años de 1946 y 1964. Se distinguen por haber vivido la posguerra y el crecimiento económico, además de haber orientado sus metas hacia la realización profesional y la formación de una familia entre los 25 y 30 años.

Por otro lado, los millennials, nacidos aproximadamente entre 1981 y 1996, se caracterizan por haber sido la primera generación de nativos digitales, por experimentar un mercado laboral más competido y con menos plazas que las generaciones anteriores también por haber crecido en una situación económica más favorable, en buena parte gracias a la situación económica favorable que experimentaron sus padres mientras los millennials crecían.

A partir de estas diferencias sustanciales al crecer han salido múltiples divergencias en el estilo de vida y la manera de pensar. Los estereotipos sobran. Por ejemplo, es común que los boomers crean que los millennials son menos trabajadores que la generación a la que ellos pertenecen gracias a las facilidades otorgadas por la tecnología que hacen el trabajo más expedito en diferentes maneras, una que los boomers se tuvieron que adaptar hasta ya entrada la adultez. Como consecuencia, los millennials se ofenden pues han experimentado el mercado laboral y educativo más competido de la historia, al que simplemente para entrar es necesario tener muchas más habilidades que las que los boomers tenían cuando les dieron un trabajo. Sin mencionar que actualmente los salarios no rinden tanto y la idea de comprar una propiedad es un sueño lejano para una buena parte de la generación millennial. Sin mencionar los estereotipos como “generación de cristal” comúnmente usados por los boomers para referirse a los millennials.

De una manera u otra, estas confrontaciones muchas veces resultan en resentimiento; el resentimiento que emana de una conversación en la que una parte no entiende a la otra porque no entiende las circunstancias en las que vive o vivió. Y de este resentimiento emanan problemas reales como las dificultades de integrar a ambas generaciones en el ámbito laboral o crecientes tensiones en el ámbito familiar que dañan la cohesión del grupo.

Francis Fukuyama rescata de la época clásica en su obra el término griego thymos o thumos, que es la parte del alma que desea reconocimiento de su dignidad. A su vez, el alma también integra la isothymia, que es la exigencia de ser respetado al mismo nivel que otras personas, y la megalothymia es el deseo de ser visto como superior.

Fukuyama atribuye que la ferviente manifestación de estos deseos de reconocimiento del ser humano se ven reflejados en movimientos nacionalistas alrededor del mundo.

Por lo tanto, si quisiéramos intentar resolver las tensiones entre millennials y boomers, lo que tendríamos que hacer es reconocer que quienes las integran son un producto del entorno histórico, sociopolítico y económico en el que crecieron. Son esos contextos, con sus ventajas, traumas y carencias respectivamente, los que los miembros de ambas generaciones tendrían que intentar entender para poder tener una convivencia más pacífica y productiva. Y para ello, reconocer activamente los traumas y dificultades de cada uno es un paso hacia adelante.