/ lunes 20 de agosto de 2018

Entre el deber cívico y el sacrificio laboral

Con la noticia de que los funcionarios públicos tendrán que trabajar también los sábados, se ha despertado nuevamente el debate sobre si realmente más horas de trabajo, se traducen en mayor eficiencia o productividad. México es el país de la OCDE, con mayor número de horas laboradas al año, con un promedio de casi 2300 horas, sin embargo, los índices de desarrollo, innovación o productividad, permanecen en bajísimos niveles. Con los cambios en la administración pública federal, nos adentramos a un experimento que apuesta por mayores jornadas, en lugar de una transformación de la cultura laboral.

Durante el tiempo en el que se construyeron las instituciones públicas, y en el que el gobierno mexicano fue de un solo partido, se arraigaron valores, códigos y formas que hasta la fecha han definido el estereotipo del funcionariado, y con ello también una gruesa estructura de empleados gubernamentales que engrosaron la burocracia nacional, así como grandes lumbreras que a partir de buenos trabajos, han logrado profesionalizarse, y sacar adelante el enorme encargo de ejecutar las política públicas del país.

Una de las apuestas más grandes de la próxima administración, la del combate a la corrupción, pretende materializar parte de sus objetivos, a través de una reforma a la vida laboral de más de 3.5 millones de funcionarios y funcionarias, a los que la austeridad parece llegarles más como una prueba a su voluntad cívica.

Aunque en el imaginario público, México cuenta una gruesa burocracia, aletargada y poco funcional, en los hechos, existen apenas 2 servidores públicos por cada 100 habitantes, mientras que en Alemania la media es de 13.8, y en España llega hasta 16.

Un estudio de la Universidad de Vanderbilt en EUA, sobre la vida laboral del funcionariado público, señala que en México a nivel de mandos medios y superiores, se labora una media de 52.9 horas por semana, con regímenes vacacionales de 19 días. En contraste, países como Australia o España emplean a sus funcionarios de estos niveles, cerca de 34.7 horas semanales, con vacaciones de hasta 43 días.

En los rangos más bajos de la administración pública en México, la media laboral por semana no supera las 42 horas, con periodos vacacionales de apenas 15 días, mientras que en países como Alemania, o Japón, a ese mismo nivel, la jornada semanal es de 39 horas, con vacaciones de hasta 23 días.

Algunos países han logrado mejorar su productividad al reducir las jornadas laborales, tales como Francia, Alemania o Noruega. Otros, como Venezuela, Nicaragua, o Suecia, han reducido la jornada laboral y su productividad no ha variado, mientras que del lado opuesto Chile, México y Costa Rica con algunas de las jornadas laborales más extensas, tienen muy baja productividad.

Diversos expertos, coinciden en que debido al agotamiento físico las personas no pueden ser productivas con jornadas extensas, por lo que determinar horarios funciona tanto al empleado, como a la organización ya que permite utilizar eficientemente el tiempo disponible. Las horas de trabajo, no son el único indicador importante en la productividad, existen factores como la satisfacción y la motivación, que influyen en el desempeño de los trabajadores, aunado al hecho de que instancias como GIRE, -a través de diversos estudios- han puesto énfasis en que el sacrificio de la vida y proyectos personales, termina afectando la calidad del propio trabajo.

Ante el cambio que se avecina en la administración pública del país, con horarios más amplios y menores sueldos, será necesario reflexionar sobre si este tipo de austeridad es el camino para mejorar el servicio público.Si bien el objetivoa nivel laboral debe ser la mejora de la calidad de vida de cualquier trabajador, sea servidor público, o empleado en la IP, la ruta debería ser igualar hacia arriba, y no hacia abajo. Sin embargo, ante la bajísima satisfacción ciudadana en los servicios públicos, es urgente dilucidar de qué manera la función pública se puede volver eficiente cumpliendo sus mandatos.



Diputada por el Movimiento Ciudadano

@ClauCorichi



Con la noticia de que los funcionarios públicos tendrán que trabajar también los sábados, se ha despertado nuevamente el debate sobre si realmente más horas de trabajo, se traducen en mayor eficiencia o productividad. México es el país de la OCDE, con mayor número de horas laboradas al año, con un promedio de casi 2300 horas, sin embargo, los índices de desarrollo, innovación o productividad, permanecen en bajísimos niveles. Con los cambios en la administración pública federal, nos adentramos a un experimento que apuesta por mayores jornadas, en lugar de una transformación de la cultura laboral.

Durante el tiempo en el que se construyeron las instituciones públicas, y en el que el gobierno mexicano fue de un solo partido, se arraigaron valores, códigos y formas que hasta la fecha han definido el estereotipo del funcionariado, y con ello también una gruesa estructura de empleados gubernamentales que engrosaron la burocracia nacional, así como grandes lumbreras que a partir de buenos trabajos, han logrado profesionalizarse, y sacar adelante el enorme encargo de ejecutar las política públicas del país.

Una de las apuestas más grandes de la próxima administración, la del combate a la corrupción, pretende materializar parte de sus objetivos, a través de una reforma a la vida laboral de más de 3.5 millones de funcionarios y funcionarias, a los que la austeridad parece llegarles más como una prueba a su voluntad cívica.

Aunque en el imaginario público, México cuenta una gruesa burocracia, aletargada y poco funcional, en los hechos, existen apenas 2 servidores públicos por cada 100 habitantes, mientras que en Alemania la media es de 13.8, y en España llega hasta 16.

Un estudio de la Universidad de Vanderbilt en EUA, sobre la vida laboral del funcionariado público, señala que en México a nivel de mandos medios y superiores, se labora una media de 52.9 horas por semana, con regímenes vacacionales de 19 días. En contraste, países como Australia o España emplean a sus funcionarios de estos niveles, cerca de 34.7 horas semanales, con vacaciones de hasta 43 días.

En los rangos más bajos de la administración pública en México, la media laboral por semana no supera las 42 horas, con periodos vacacionales de apenas 15 días, mientras que en países como Alemania, o Japón, a ese mismo nivel, la jornada semanal es de 39 horas, con vacaciones de hasta 23 días.

Algunos países han logrado mejorar su productividad al reducir las jornadas laborales, tales como Francia, Alemania o Noruega. Otros, como Venezuela, Nicaragua, o Suecia, han reducido la jornada laboral y su productividad no ha variado, mientras que del lado opuesto Chile, México y Costa Rica con algunas de las jornadas laborales más extensas, tienen muy baja productividad.

Diversos expertos, coinciden en que debido al agotamiento físico las personas no pueden ser productivas con jornadas extensas, por lo que determinar horarios funciona tanto al empleado, como a la organización ya que permite utilizar eficientemente el tiempo disponible. Las horas de trabajo, no son el único indicador importante en la productividad, existen factores como la satisfacción y la motivación, que influyen en el desempeño de los trabajadores, aunado al hecho de que instancias como GIRE, -a través de diversos estudios- han puesto énfasis en que el sacrificio de la vida y proyectos personales, termina afectando la calidad del propio trabajo.

Ante el cambio que se avecina en la administración pública del país, con horarios más amplios y menores sueldos, será necesario reflexionar sobre si este tipo de austeridad es el camino para mejorar el servicio público.Si bien el objetivoa nivel laboral debe ser la mejora de la calidad de vida de cualquier trabajador, sea servidor público, o empleado en la IP, la ruta debería ser igualar hacia arriba, y no hacia abajo. Sin embargo, ante la bajísima satisfacción ciudadana en los servicios públicos, es urgente dilucidar de qué manera la función pública se puede volver eficiente cumpliendo sus mandatos.



Diputada por el Movimiento Ciudadano

@ClauCorichi