/ domingo 11 de octubre de 2020

Entre piernas y telones

Como siempre -más allá de que ahora lo vemos a través del streaming- tenemos buen y mal teatro. Con el malo, no perdamos tiempo. Dediquemos este espacio a hablar de las buenas experiencias. Hoy, sobre una de las mejores puestas en escena que he visto en esta modalidad.

Se trata de Rumis (así, castellanizada, por muchas razones), excelente montaje, y que saca partido a cada uno de los elementos de este nuevo lenguaje escénico.

Escrito por Manuel Barragán -texto finalista en el Premio Mancebo de dramaturgia joven- Rumis es una declaración de amor al teatro: el texto, la dirección, las actuaciones, la escenografía, la iluminación, el vestuario… cada uno de los elementos en juego son una pieza del gran rompecabezas que honra al teatro en todo momento.

Sin saberlo, pero empujados por el mismo acontecimiento fatal, cuatro hombres terminan confinados en la misma celda, donde pese a sus evidentes y enormes diferencias se ven obligados a convivir. A ellos se suman otros dos que, desde fuera de la prisión, y luego “dentro”, empiezan a convivir en torno a un proyecto teatral en el que cada uno está sin querer estar.

Sin embargo, poco a poco, (y sin ánimo de anticipar la anécdota, que es mucho más elaborada que estas líneas) cada uno de ellos irá descubriendo en el teatro un sólido fundamento para dar sentido a sus vidas y sobre el cual puedan impulsar la construcción de sus respectivos futuros.

Conmovedora, divertida, sorpresiva, inteligente, aguda, metateatral, son muchos los calificativos que se pueden aplicar a este brillante texto dramático, al que se suma la atinadísima dirección escénica de la muy talentosa y experimentada Sandra Félix, quien no se ha limitado a pensar en el montaje como una lectura dramatizada frente a la cámara, como sucede en muchos streamings, sino que ha efectuado una propuesta ágil, atractiva, llena de creatividad y excelente ritmo, que atrapa a todo mundo de principio a fin.

Está tan bien lograda la propuesta en esta plataforma digital, que ahora cuesta trabajo imaginar cómo hubiera sido un montaje presencial.

Obviamente, gran parte de este impacto y conexión emocional, vivencial, intelectual de Rumis es gracias al excelente desempeño de los seis actores, que son José Cremayer, Gilberto Dávalos, Sebastián de Oteyza, Juan Celis, Ángel Rossell y José Alejandre.

Este elenco es una combinación de experiencia y sangre nueva, que tiene como denominador común la calidad. Por ejemplo, Ángel Rosell y José Alejandre, recién egresados de la escuela Casa Azul, debutan aquí y lo hacen con el pie derecho y se colocan al nivel del resto de sus compañeros.

De los otros cuatro actores baste reiterar que hacen un estupendo trabajo, que hay que ver.

Rumis se presentará en funciones en vivo los miércoles de octubre a las 20:00 horas, y para conectarse hay que acercarse a teatrolacapilla.com

Para obtener los accesos hay tres precios posibles: $100, $200 o $300, cada quien elige el que quiera pagar.

Rumis, es una experiencia maravillosa, que usa más que adecuadamente los elementos de esta nueva realidad teatral que nos está tocando vivir.


¡Felicidades otra vez!

Como siempre -más allá de que ahora lo vemos a través del streaming- tenemos buen y mal teatro. Con el malo, no perdamos tiempo. Dediquemos este espacio a hablar de las buenas experiencias. Hoy, sobre una de las mejores puestas en escena que he visto en esta modalidad.

Se trata de Rumis (así, castellanizada, por muchas razones), excelente montaje, y que saca partido a cada uno de los elementos de este nuevo lenguaje escénico.

Escrito por Manuel Barragán -texto finalista en el Premio Mancebo de dramaturgia joven- Rumis es una declaración de amor al teatro: el texto, la dirección, las actuaciones, la escenografía, la iluminación, el vestuario… cada uno de los elementos en juego son una pieza del gran rompecabezas que honra al teatro en todo momento.

Sin saberlo, pero empujados por el mismo acontecimiento fatal, cuatro hombres terminan confinados en la misma celda, donde pese a sus evidentes y enormes diferencias se ven obligados a convivir. A ellos se suman otros dos que, desde fuera de la prisión, y luego “dentro”, empiezan a convivir en torno a un proyecto teatral en el que cada uno está sin querer estar.

Sin embargo, poco a poco, (y sin ánimo de anticipar la anécdota, que es mucho más elaborada que estas líneas) cada uno de ellos irá descubriendo en el teatro un sólido fundamento para dar sentido a sus vidas y sobre el cual puedan impulsar la construcción de sus respectivos futuros.

Conmovedora, divertida, sorpresiva, inteligente, aguda, metateatral, son muchos los calificativos que se pueden aplicar a este brillante texto dramático, al que se suma la atinadísima dirección escénica de la muy talentosa y experimentada Sandra Félix, quien no se ha limitado a pensar en el montaje como una lectura dramatizada frente a la cámara, como sucede en muchos streamings, sino que ha efectuado una propuesta ágil, atractiva, llena de creatividad y excelente ritmo, que atrapa a todo mundo de principio a fin.

Está tan bien lograda la propuesta en esta plataforma digital, que ahora cuesta trabajo imaginar cómo hubiera sido un montaje presencial.

Obviamente, gran parte de este impacto y conexión emocional, vivencial, intelectual de Rumis es gracias al excelente desempeño de los seis actores, que son José Cremayer, Gilberto Dávalos, Sebastián de Oteyza, Juan Celis, Ángel Rossell y José Alejandre.

Este elenco es una combinación de experiencia y sangre nueva, que tiene como denominador común la calidad. Por ejemplo, Ángel Rosell y José Alejandre, recién egresados de la escuela Casa Azul, debutan aquí y lo hacen con el pie derecho y se colocan al nivel del resto de sus compañeros.

De los otros cuatro actores baste reiterar que hacen un estupendo trabajo, que hay que ver.

Rumis se presentará en funciones en vivo los miércoles de octubre a las 20:00 horas, y para conectarse hay que acercarse a teatrolacapilla.com

Para obtener los accesos hay tres precios posibles: $100, $200 o $300, cada quien elige el que quiera pagar.

Rumis, es una experiencia maravillosa, que usa más que adecuadamente los elementos de esta nueva realidad teatral que nos está tocando vivir.


¡Felicidades otra vez!