/ domingo 1 de agosto de 2021

Entre piernas y telones | El ejército iluminado

En el último año, pese a la pandemia, he tenido la oportunidad de disfrutar del trabajo de compañías regiomontanas, que me han dejado con un sabor de boca estupendo.

He de admitir que por alguna extraña razón no he tenido el cuidado de seguir las trayectorias de esos grupos, y me he encontrado con gratísimas sorpresas, como Gorguz Teatro, que actualmente hace temporada en el Teatro Helénico, con el estupendo, sensacional, imperdible montaje llamado El ejército iluminado.

Gorguz teatro, me entero, es una compañía fundada en 2005 por Alberto Ontiveros, y es uno de los grupos de mayor presencia y reconocimiento en el noreste del país, que ha participado en múltiples festivales, congresos, coloquios, encuentros, así como en muestras nacionales e internacionales.

En sus montajes más destacados están sus trilogías Fábrica de frontera (Papá está en la Atlántida, Un año de silencio, y Misa fronteriza); Trilogía de lo árido (La raíz de las delicias, Santa sal, y Cráneo); y Tierras negadas (¿Y si no hubiera un pequeño lugar para mí en este mundo?, Un vaquero cruza la frontera en silencio, y precisamente El ejército iluminado).

Nacida como novela 2006 (la cual obtuvo en 2008 el Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas), de la autoría de David Toscana, El ejército iluminado llega al teatro con adaptación y dirección escénica del mismo Ontiveros, quien ha hecho un trabajo maravilloso.

La historia narra las aventuras de un insólito ejército de “iluminados” que se dispone a recuperar el territorio de Tejas (así, con “j”), que fue arrebatado a México por los yanquis. Al frente de este grupo va el profesor Ignacio Matus, quien ha sido despedido por incitar a los alumnos a la violencia.

La trama sucede en dos tiempos: 1924 y 1968, y va alternando la lucha del profesor Matus por ganar en el maratón olímpico, y su intensa batalla por conquistar El Álamo, tal y como lo hizo Pancho Villa.

La anécdota, por sí misma insólita y sorprendente, crece enormidades con una puesta en escena llena de creatividad, y hallazgos que la hacen realmente genial.

A esto hay que agregar que la puesta en escena es a un mismo tiempo divertida, emotiva, conmovedora, y sorprendente, pues con un mínimo de recursos crea momentos, situaciones, lugares que atrapan completamente al espectador, durante las dos horas de duración, que se pasan volando.

Además de los bravos para el autor, y para el adaptador-director, también van para Hugo Arrevillaga como asesor general; Bruno Sangar como asistente de dirección y dirección musical; José Olivares en la dirección corporal; Esaú Corona en el diseño de iluminación; Adriana Moreno, encargada del diseño de vestuario; Luis Manuel Aguilar en la asesoría del espacio escénico; y Orlando Tovar como asesor en teatro de objetos.

Y por supuesto, aplausos para el elenco, integrado por Francisco De Luna, Rosalva Eguía, José Olivares, Ricardo Traviezo, Cassandra Colis, Germán Navarro y Emmanuel Pichardo Caballero.

La obra es apta para mayores de 15 años y se presenta en el Teatro Helénico, de jueves a domingo.


En el último año, pese a la pandemia, he tenido la oportunidad de disfrutar del trabajo de compañías regiomontanas, que me han dejado con un sabor de boca estupendo.

He de admitir que por alguna extraña razón no he tenido el cuidado de seguir las trayectorias de esos grupos, y me he encontrado con gratísimas sorpresas, como Gorguz Teatro, que actualmente hace temporada en el Teatro Helénico, con el estupendo, sensacional, imperdible montaje llamado El ejército iluminado.

Gorguz teatro, me entero, es una compañía fundada en 2005 por Alberto Ontiveros, y es uno de los grupos de mayor presencia y reconocimiento en el noreste del país, que ha participado en múltiples festivales, congresos, coloquios, encuentros, así como en muestras nacionales e internacionales.

En sus montajes más destacados están sus trilogías Fábrica de frontera (Papá está en la Atlántida, Un año de silencio, y Misa fronteriza); Trilogía de lo árido (La raíz de las delicias, Santa sal, y Cráneo); y Tierras negadas (¿Y si no hubiera un pequeño lugar para mí en este mundo?, Un vaquero cruza la frontera en silencio, y precisamente El ejército iluminado).

Nacida como novela 2006 (la cual obtuvo en 2008 el Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas), de la autoría de David Toscana, El ejército iluminado llega al teatro con adaptación y dirección escénica del mismo Ontiveros, quien ha hecho un trabajo maravilloso.

La historia narra las aventuras de un insólito ejército de “iluminados” que se dispone a recuperar el territorio de Tejas (así, con “j”), que fue arrebatado a México por los yanquis. Al frente de este grupo va el profesor Ignacio Matus, quien ha sido despedido por incitar a los alumnos a la violencia.

La trama sucede en dos tiempos: 1924 y 1968, y va alternando la lucha del profesor Matus por ganar en el maratón olímpico, y su intensa batalla por conquistar El Álamo, tal y como lo hizo Pancho Villa.

La anécdota, por sí misma insólita y sorprendente, crece enormidades con una puesta en escena llena de creatividad, y hallazgos que la hacen realmente genial.

A esto hay que agregar que la puesta en escena es a un mismo tiempo divertida, emotiva, conmovedora, y sorprendente, pues con un mínimo de recursos crea momentos, situaciones, lugares que atrapan completamente al espectador, durante las dos horas de duración, que se pasan volando.

Además de los bravos para el autor, y para el adaptador-director, también van para Hugo Arrevillaga como asesor general; Bruno Sangar como asistente de dirección y dirección musical; José Olivares en la dirección corporal; Esaú Corona en el diseño de iluminación; Adriana Moreno, encargada del diseño de vestuario; Luis Manuel Aguilar en la asesoría del espacio escénico; y Orlando Tovar como asesor en teatro de objetos.

Y por supuesto, aplausos para el elenco, integrado por Francisco De Luna, Rosalva Eguía, José Olivares, Ricardo Traviezo, Cassandra Colis, Germán Navarro y Emmanuel Pichardo Caballero.

La obra es apta para mayores de 15 años y se presenta en el Teatro Helénico, de jueves a domingo.