/ domingo 8 de octubre de 2023

Entre piernas y telones | Escape room

Vuelta de tuerca es, según el prestigiado Diccionario de uso del español de María Moliner, la “acción con que se fuerza a alguien para que actúe de cierta manera”; en tanto, Alberto Buitrago en su Diccionario de dichos y frases hechas, explica más detalladamente que una vuelta de tuerca es “forzar al máximo una situación, con el consiguiente peligro de que se puedan producir problemas añadidos, igual que sucede cuando, por el afán de apretar al máximo una tuerca, nos pasamos de rosca e inutilizamos el mecanismo”.

Esta frase viene a mi mente luego de disfrutar, ¡y padecer!, la obra Escape room que está causando revuelo en el Nuevo teatro Libanés, donde hace temporada de viernes a domingo.

Como el título bien lo anticipa la trama de esta puesta en escena está ligada a la tan de moda experiencia de los escape rooms, esos juegos en los que un grupo de personas es encerrada en una habitación, donde deben resolver una serie se acertijos o cumplir ciertas tareas en un equis tiempo, para poder salir o escapar del lugar.

En la obra, los autores Joel Joan y Héctor Claramut, el primero de los cuales también es el director de escena, utilizan ese juego para hacer un símil de la cada vez más compleja sociedad en la que estamos inmersos.

La trama es la siguiente: Lalo quiere presentar a su novia a sus dos mejores amigos y organiza una visita a un escape room, para jugar, relajarse y conocerse, sin “prever” que aquella experiencia estará llena, precisamente, de vueltas de tuerca…

Escape room es una puesta en escena vertiginosa. Para el público es como estar subido en una montaña rusa de emociones, en las que la diversión se entremezcla con la angustia, la ansiedad, el miedo, incluso enojo y el terror, para regresar permanentemente a las carcajadas más sonoras y auténticas.

Evidentemente para lograr este ritmo se requiere de un gran trabajo actoral; y aquí lo hay de sobra: Faisy, Alejandra Barros, Juan Martín Jáuregui y Paly Duval. A los tres primeros todo mundo los ubica por su inmensa cantidad de trabajos en diversos medios. Aquí, cada uno de ellos reafirma su enorme calidad histriónica,

De Paly hay que decir que es sin duda una gran revelación, pues más allá de recordar que muchos empiezan por presentarla como hija de Consuelo Duval, es una actriz a plenitud, dotada de gran talento y fuerza escénica.

Recuerdo que en la multipremiada película Seven, uno de los personajes afirma: “Actualmente si quieres que la gente te haga caso no basta con tocarle el hombro, tienes que golpearlo con un martillo; sólo así volteará a verte”.

El teatro debe ser ese “martillo” que nos haga volver la vista a temas importantes, y eso es precisamente lo que hace Escape room, un escaparate en el que todos podemos vernos; un escaparate que se rompe con una pedrada enorme que es la realidad brutal, en la que vivimos todos inmersos.

Una realidad que habla de temas nada fáciles, pero necesarios como feminismo, lenguaje inclusivo, infidelidad, violencia de género, asesinatos, prepotencia, clasismo, discriminación, nepotismo, holocausto, respeto, impuntualidad, machismo... sin duda todos asuntos fuertes y controversiales, pero enfrentados en esta puesta con mucho humor e ingenio.

Escape room, una producción de Morris Gilbert y Mejor Teatro, en asociación con Claudio Carrera y Tina Galindo, es imperdible, se lo juro.

Vuelta de tuerca es, según el prestigiado Diccionario de uso del español de María Moliner, la “acción con que se fuerza a alguien para que actúe de cierta manera”; en tanto, Alberto Buitrago en su Diccionario de dichos y frases hechas, explica más detalladamente que una vuelta de tuerca es “forzar al máximo una situación, con el consiguiente peligro de que se puedan producir problemas añadidos, igual que sucede cuando, por el afán de apretar al máximo una tuerca, nos pasamos de rosca e inutilizamos el mecanismo”.

Esta frase viene a mi mente luego de disfrutar, ¡y padecer!, la obra Escape room que está causando revuelo en el Nuevo teatro Libanés, donde hace temporada de viernes a domingo.

Como el título bien lo anticipa la trama de esta puesta en escena está ligada a la tan de moda experiencia de los escape rooms, esos juegos en los que un grupo de personas es encerrada en una habitación, donde deben resolver una serie se acertijos o cumplir ciertas tareas en un equis tiempo, para poder salir o escapar del lugar.

En la obra, los autores Joel Joan y Héctor Claramut, el primero de los cuales también es el director de escena, utilizan ese juego para hacer un símil de la cada vez más compleja sociedad en la que estamos inmersos.

La trama es la siguiente: Lalo quiere presentar a su novia a sus dos mejores amigos y organiza una visita a un escape room, para jugar, relajarse y conocerse, sin “prever” que aquella experiencia estará llena, precisamente, de vueltas de tuerca…

Escape room es una puesta en escena vertiginosa. Para el público es como estar subido en una montaña rusa de emociones, en las que la diversión se entremezcla con la angustia, la ansiedad, el miedo, incluso enojo y el terror, para regresar permanentemente a las carcajadas más sonoras y auténticas.

Evidentemente para lograr este ritmo se requiere de un gran trabajo actoral; y aquí lo hay de sobra: Faisy, Alejandra Barros, Juan Martín Jáuregui y Paly Duval. A los tres primeros todo mundo los ubica por su inmensa cantidad de trabajos en diversos medios. Aquí, cada uno de ellos reafirma su enorme calidad histriónica,

De Paly hay que decir que es sin duda una gran revelación, pues más allá de recordar que muchos empiezan por presentarla como hija de Consuelo Duval, es una actriz a plenitud, dotada de gran talento y fuerza escénica.

Recuerdo que en la multipremiada película Seven, uno de los personajes afirma: “Actualmente si quieres que la gente te haga caso no basta con tocarle el hombro, tienes que golpearlo con un martillo; sólo así volteará a verte”.

El teatro debe ser ese “martillo” que nos haga volver la vista a temas importantes, y eso es precisamente lo que hace Escape room, un escaparate en el que todos podemos vernos; un escaparate que se rompe con una pedrada enorme que es la realidad brutal, en la que vivimos todos inmersos.

Una realidad que habla de temas nada fáciles, pero necesarios como feminismo, lenguaje inclusivo, infidelidad, violencia de género, asesinatos, prepotencia, clasismo, discriminación, nepotismo, holocausto, respeto, impuntualidad, machismo... sin duda todos asuntos fuertes y controversiales, pero enfrentados en esta puesta con mucho humor e ingenio.

Escape room, una producción de Morris Gilbert y Mejor Teatro, en asociación con Claudio Carrera y Tina Galindo, es imperdible, se lo juro.