/ domingo 7 de marzo de 2021

Entre piernas y telones | Radio Piporro y los nietos de Don Eulalio

Hace algunos meses vi la película Ya no estoy aquí y descubrí un Monterrey que no imaginaba. Una sola vez he estado en la llamada Sultana del norte invitado por Ernesto D’Alessio a su boda, un eventazo maravilloso que evidentemente no tiene nada que ver con lo que vemos en esa cinta, y que hoy recuerdo ante un impactante montaje llamado Radio Piporro y los nietos de Don Eulalio.

Me ha dado mucho gusto que mi primera vez al teatro (ahora que la pandemia ha permitido su apertura aunque sea sólo al 20% de capacidad) haya sido ante esta puesta en escena de difícil clasificación, pero que pega, y bien fuerte, en el espectador al colocarlo frente a una realidad que muchas veces nos negamos a aceptar.

Búsqueda de identidad, sentido de pertenencia, migración, nostalgia, lucha por la preservación de la cultura popular del noreste, son algunos de los temas que aborda esta propuesta poliédrica que llega a la Ciudad de México desde su natal Monterrey, donde evidentemente se gestó y donde ha sido todo un fenómeno, no sólo escénico, sino cultural e incluso social.

Esta es una puesta en escena de la compañía La Canavaty, escrita, dirigida e interpretada por Víctor Hernández, acompañado por Roberto Cazares en la interpretación, que hace temporada en la ciudad de México hasta el 29 de abril.

Se trata, como bien lo explican en la presentación, de un viaje delirante donde se entreteje la ficción, el falso documental, destellos de la historia de Nuevo León y la autobiografía de los actores, para mostrar la inherente violencia que se vive en el norte, a partir de una constante confrontación con su sentido de pertenencia y su identidad cultural.

Radio Piporro y los nietos de don Eulalio cuenta las desventuras de dos actores que dicen ser los nietos del máximo icono de cultura popular del noreste, Eulalio González Piporro, y usan la radio para difundir la alucinante vida de su “abuelo” a través de una frecuencia radiofónica llamada precisamente Radio Piporro y los nietos de don Eulalio.

El autor y director de la obra explica: “Al hacerme preguntas sobre el contexto geográfico donde nací y en el origen de mi ascendencia, me encontré con el único vestigio que me revelaría respuestas y me empatizaba con mi abuelo: un disco del Piporro. Ante la inexpresividad y el delirio de mi abuelo para relatar su historia de vida, decidí resignificar su historia fusionando su vida con la de ese artista y con la mía”.

También comenta que la acción que se comparte en esta puesta en escena se construye a partir de pensar la vida de Piporro, la de su abuelo y la suya, tal como fue, tal como pudo ser y como le hubiera gustado que fuera.

El montaje es realmente alucinante, cerca de hora y media de energía y adrenalina pura, de ese teatro que se vive al filo de la navaja, tanto para los actores como para el público, que cuando siente que tiene ya los hilos del espectáculo en la mano, surge un nuevo elemento que lo obliga a repensar y a volver a leer con ojos distintos lo que sucede en el escenario.

Fuerte, divertida, conmovedora, estrujante, atrevida, impactante, desconcertante, cuestionadora, propositiva… muchos son los calificativos que pueden aplicarse a este montaje que no hay que perderse.

Radio Piporro y los nietos de don Eulalio se presenta miércoles y jueves tanto de manera presencial como en streamning, a las 20:30 horas en el Foro Shakespeare.

Hace algunos meses vi la película Ya no estoy aquí y descubrí un Monterrey que no imaginaba. Una sola vez he estado en la llamada Sultana del norte invitado por Ernesto D’Alessio a su boda, un eventazo maravilloso que evidentemente no tiene nada que ver con lo que vemos en esa cinta, y que hoy recuerdo ante un impactante montaje llamado Radio Piporro y los nietos de Don Eulalio.

Me ha dado mucho gusto que mi primera vez al teatro (ahora que la pandemia ha permitido su apertura aunque sea sólo al 20% de capacidad) haya sido ante esta puesta en escena de difícil clasificación, pero que pega, y bien fuerte, en el espectador al colocarlo frente a una realidad que muchas veces nos negamos a aceptar.

Búsqueda de identidad, sentido de pertenencia, migración, nostalgia, lucha por la preservación de la cultura popular del noreste, son algunos de los temas que aborda esta propuesta poliédrica que llega a la Ciudad de México desde su natal Monterrey, donde evidentemente se gestó y donde ha sido todo un fenómeno, no sólo escénico, sino cultural e incluso social.

Esta es una puesta en escena de la compañía La Canavaty, escrita, dirigida e interpretada por Víctor Hernández, acompañado por Roberto Cazares en la interpretación, que hace temporada en la ciudad de México hasta el 29 de abril.

Se trata, como bien lo explican en la presentación, de un viaje delirante donde se entreteje la ficción, el falso documental, destellos de la historia de Nuevo León y la autobiografía de los actores, para mostrar la inherente violencia que se vive en el norte, a partir de una constante confrontación con su sentido de pertenencia y su identidad cultural.

Radio Piporro y los nietos de don Eulalio cuenta las desventuras de dos actores que dicen ser los nietos del máximo icono de cultura popular del noreste, Eulalio González Piporro, y usan la radio para difundir la alucinante vida de su “abuelo” a través de una frecuencia radiofónica llamada precisamente Radio Piporro y los nietos de don Eulalio.

El autor y director de la obra explica: “Al hacerme preguntas sobre el contexto geográfico donde nací y en el origen de mi ascendencia, me encontré con el único vestigio que me revelaría respuestas y me empatizaba con mi abuelo: un disco del Piporro. Ante la inexpresividad y el delirio de mi abuelo para relatar su historia de vida, decidí resignificar su historia fusionando su vida con la de ese artista y con la mía”.

También comenta que la acción que se comparte en esta puesta en escena se construye a partir de pensar la vida de Piporro, la de su abuelo y la suya, tal como fue, tal como pudo ser y como le hubiera gustado que fuera.

El montaje es realmente alucinante, cerca de hora y media de energía y adrenalina pura, de ese teatro que se vive al filo de la navaja, tanto para los actores como para el público, que cuando siente que tiene ya los hilos del espectáculo en la mano, surge un nuevo elemento que lo obliga a repensar y a volver a leer con ojos distintos lo que sucede en el escenario.

Fuerte, divertida, conmovedora, estrujante, atrevida, impactante, desconcertante, cuestionadora, propositiva… muchos son los calificativos que pueden aplicarse a este montaje que no hay que perderse.

Radio Piporro y los nietos de don Eulalio se presenta miércoles y jueves tanto de manera presencial como en streamning, a las 20:30 horas en el Foro Shakespeare.