/ martes 14 de mayo de 2019

Entre piernas y telones | Tom Pain

Por: Hugo Hernández

Hace aproximadamente una década fui a ver El primero, estelarizada y dirigida por doña Susana Alexander. La obra es una maravilla escénica, una metáfora perfecta del mundo descarnado en el que vivimos hoy en día, y en el que somos capaces de hacer lo que sea y de pasar por encima de quien sea para conseguir lo que queremos.

En el elenco, integrado por “viejos lobos del mar” escénico, destacaba un jovencito veinteañero, que estaba al tú por tú con sus experimentados compañeros de reparto. Era Luis Arrieta, quien a lo largo de estos diez años ha crecido enormemente, como dicen las escrituras, “en edad, sabiduría y gracia”, pero también en proyectos, en seguridad, en arriesgue, en entrega…

Hoy, Luis se enfrenta a su primer monólogo. Y lo hace con un talento, solvencia y autenticidad que el público agradece, recibe, valora y aplaude en grande.

Escrito por Will Eno, Tom Pain (basado en Nada) es un monólogo que fue finalista en el premio Pulitzer en 2005, y es sin duda una de esas puestas en escena que confrontan no sólo al actor que le da vida, sino también al espectador que de alguna manera se vuelve en interlocutor directo de lo que sucede en escena.

Desde aquel montaje de El primero, Luis ha construido una MUY (así con mayúsculas) sólida carrera en teatro (TOC TOC, Wit, Bajo terapia, La madriguera…), en televisión (Paramédicos, XY, Dios Inc…), y cine (El cumple de la abuela, A la mala, Paradas continuas, Tiempos felices…) y no sólo como actor, sino también como productor e incluso argumentista.

Y toda esa experiencia se nota hoy en el escenario. Si bien Tom Pain (que es el al mismo tiempo el título de la obra y el nombre del personaje), subraya que está basado en Nada, bien podría agregar que trata de todo.

Un hombre llega de improviso a un lugar, en este caso el escenario de La teatrería y comienza un diálogo, reclamo, interrogatorio con toda la gente que está ahí, el público.

Nada fácil el trabajo del actor, que con una actitud agresiva, hostil, incluso amenazante, debe ganarse la confianza de los espectadores para que empiecen a entrar al juego dramático.

Al texto brillante y al trabajo impecable de Luis hay que agregar el buen ojo, la experiencia y el talento de Adrián Vázquez en la dirección escénica.

Adrián, como en sus muchos trabajos anteriores, logra en éste un montaje conmovedor, divertido, desconcertante en algunos momentos, que impacta lo mismo en el ánimo que en el humor y el cerebro del público.

Tom Pain cuenta su vida, pero puede ser la vida de cualquiera de sus escuchas: amor, desamor, dolor, abandonos, logros, dudas, desánimo, esperanza, miedo, nostalgia…

De un segundo a otro el estado de ánimo cambia, las dudas crecen y este personaje acude al público en busca de ayuda.

Tom Pain (Basado en Nada) se presenta los miércoles en La Teatrería en la calle de Tabasco, en la colonia Roma.

Por: Hugo Hernández

Hace aproximadamente una década fui a ver El primero, estelarizada y dirigida por doña Susana Alexander. La obra es una maravilla escénica, una metáfora perfecta del mundo descarnado en el que vivimos hoy en día, y en el que somos capaces de hacer lo que sea y de pasar por encima de quien sea para conseguir lo que queremos.

En el elenco, integrado por “viejos lobos del mar” escénico, destacaba un jovencito veinteañero, que estaba al tú por tú con sus experimentados compañeros de reparto. Era Luis Arrieta, quien a lo largo de estos diez años ha crecido enormemente, como dicen las escrituras, “en edad, sabiduría y gracia”, pero también en proyectos, en seguridad, en arriesgue, en entrega…

Hoy, Luis se enfrenta a su primer monólogo. Y lo hace con un talento, solvencia y autenticidad que el público agradece, recibe, valora y aplaude en grande.

Escrito por Will Eno, Tom Pain (basado en Nada) es un monólogo que fue finalista en el premio Pulitzer en 2005, y es sin duda una de esas puestas en escena que confrontan no sólo al actor que le da vida, sino también al espectador que de alguna manera se vuelve en interlocutor directo de lo que sucede en escena.

Desde aquel montaje de El primero, Luis ha construido una MUY (así con mayúsculas) sólida carrera en teatro (TOC TOC, Wit, Bajo terapia, La madriguera…), en televisión (Paramédicos, XY, Dios Inc…), y cine (El cumple de la abuela, A la mala, Paradas continuas, Tiempos felices…) y no sólo como actor, sino también como productor e incluso argumentista.

Y toda esa experiencia se nota hoy en el escenario. Si bien Tom Pain (que es el al mismo tiempo el título de la obra y el nombre del personaje), subraya que está basado en Nada, bien podría agregar que trata de todo.

Un hombre llega de improviso a un lugar, en este caso el escenario de La teatrería y comienza un diálogo, reclamo, interrogatorio con toda la gente que está ahí, el público.

Nada fácil el trabajo del actor, que con una actitud agresiva, hostil, incluso amenazante, debe ganarse la confianza de los espectadores para que empiecen a entrar al juego dramático.

Al texto brillante y al trabajo impecable de Luis hay que agregar el buen ojo, la experiencia y el talento de Adrián Vázquez en la dirección escénica.

Adrián, como en sus muchos trabajos anteriores, logra en éste un montaje conmovedor, divertido, desconcertante en algunos momentos, que impacta lo mismo en el ánimo que en el humor y el cerebro del público.

Tom Pain cuenta su vida, pero puede ser la vida de cualquiera de sus escuchas: amor, desamor, dolor, abandonos, logros, dudas, desánimo, esperanza, miedo, nostalgia…

De un segundo a otro el estado de ánimo cambia, las dudas crecen y este personaje acude al público en busca de ayuda.

Tom Pain (Basado en Nada) se presenta los miércoles en La Teatrería en la calle de Tabasco, en la colonia Roma.