/ jueves 3 de octubre de 2019

Equilibrio en UNAM

Se podrá tener todo el talento que se quiera, junto con antecedentes académicos más que sólidos, pero la verdad es que “por sus frutos los conoceréis”. Y quien haya probado y demostrado que esos frutos son buenos y positivos, ha recorrido en su quehacer más de la mitad del camino. Tal es el caso del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México Doctor Enrique Graue Wiechers. Aparte de logros sobresalientes y de sobra conocidos, llevados a cabo mediante una discreción universitaria digna de elogio, sobresale algo de la mayor importancia. Me refiero a que a partir de la última elección presidencial México ha entrado en una etapa de transformación social y política inusitada, siendo la Universidad en ese sentido un punto neurálgico y vital para el país.

En el campus ha habido acosos violentos que han afectado la tranquilidad en la Universidad, pero se han resuelto recurriendo al Estado de Derecho y a las autoridades correspondientes. Lo relevante ha sido y es hasta la fecha que la Universidad se mantiene, bajo la rectoría del Doctor Graue Wiechers, en un evidente estado de equilibrio. Aludo en concreto a la armonía entre fuerzas intelectuales diversas, pues no hay que olvidar que la Universidad es un alto centro de estudios en que la inteligencia se agita y genera opiniones de toda clase.

Ahora bien, hoy prevalece el equilibrio en la Universidad lo cual implica un logro inmenso en el panorama social y educativo de la República. De hecho es un triunfo notable para México que en su Universidad no haya habido disidencias sino coincidencias ante el entorno político de cambio que estamos viviendo. Sin embargo ha prevalecido el equilibrio académico que es equivalente a la mesura en el análisis, estudio y conclusión de lo que pasa más allá del campus. Voces disidentes las hay y las habrá siempre ya que ello es consubstancial a la libertad de expresión del pensamiento, cuyo origen es la libertad de cátedra y de investigación; pero sin que se rompa ese equilibrio del que hablo.

La Universidad, como lo dijera en su tiempo José Vasconcelos, es constante partidaria y partícipe de la dialéctica y dinámica social, del cambio, sin prejuzgar la velocidad del mismo sino aguardando resultados tangibles y también promisorios. Lo peor es oponerse al cambio por ser un cambio, lo que en mi concepto es antiuniversitario. Y éste es el mérito del actual rector que ha manejado con singular talento, a mi entender, la situación de la Universidad en el contexto social y política del país.

Él pregona que el mérito en el caso es de un conjunto de personas e instituciones, de profesores, investigadores y mecanismos administrativos que mueven la enorme maquinaria de la Universidad. No obstante él es quien los ha coordinado y orientado. Pero hay algo más, los alumnos que son los depositarios del gran esfuerzo de la Universidad de la Nación, que participan activamente de ese equilibrio en su formación académica y profesional.

Por eso pienso que ese equilibrio hay que conservarlo en la coyuntura política y social que vive la Nación. ¿Y qué mejor garantía de ello que su promotor, el rector Graue Wiechers, siga al frente de nuestra Máxima Casa de Estudios? Tampoco hay que olvidar que la Universidad está en la mira de los violentos por naturaleza, de los agitadores sin argumentos sólidos, de los vándalos que aprovechan el menor viento a su favor. En consecuencia, debe continuar bajo la guía y conducción de quien ha demostrado que el equilibrio es la mejor manera de que por nuestra raza hable el espíritu.

Sígueme en Twitter:@RaulCarranca

Y Facebook: www.facebook.com/despacho.raulcarranca

Se podrá tener todo el talento que se quiera, junto con antecedentes académicos más que sólidos, pero la verdad es que “por sus frutos los conoceréis”. Y quien haya probado y demostrado que esos frutos son buenos y positivos, ha recorrido en su quehacer más de la mitad del camino. Tal es el caso del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México Doctor Enrique Graue Wiechers. Aparte de logros sobresalientes y de sobra conocidos, llevados a cabo mediante una discreción universitaria digna de elogio, sobresale algo de la mayor importancia. Me refiero a que a partir de la última elección presidencial México ha entrado en una etapa de transformación social y política inusitada, siendo la Universidad en ese sentido un punto neurálgico y vital para el país.

En el campus ha habido acosos violentos que han afectado la tranquilidad en la Universidad, pero se han resuelto recurriendo al Estado de Derecho y a las autoridades correspondientes. Lo relevante ha sido y es hasta la fecha que la Universidad se mantiene, bajo la rectoría del Doctor Graue Wiechers, en un evidente estado de equilibrio. Aludo en concreto a la armonía entre fuerzas intelectuales diversas, pues no hay que olvidar que la Universidad es un alto centro de estudios en que la inteligencia se agita y genera opiniones de toda clase.

Ahora bien, hoy prevalece el equilibrio en la Universidad lo cual implica un logro inmenso en el panorama social y educativo de la República. De hecho es un triunfo notable para México que en su Universidad no haya habido disidencias sino coincidencias ante el entorno político de cambio que estamos viviendo. Sin embargo ha prevalecido el equilibrio académico que es equivalente a la mesura en el análisis, estudio y conclusión de lo que pasa más allá del campus. Voces disidentes las hay y las habrá siempre ya que ello es consubstancial a la libertad de expresión del pensamiento, cuyo origen es la libertad de cátedra y de investigación; pero sin que se rompa ese equilibrio del que hablo.

La Universidad, como lo dijera en su tiempo José Vasconcelos, es constante partidaria y partícipe de la dialéctica y dinámica social, del cambio, sin prejuzgar la velocidad del mismo sino aguardando resultados tangibles y también promisorios. Lo peor es oponerse al cambio por ser un cambio, lo que en mi concepto es antiuniversitario. Y éste es el mérito del actual rector que ha manejado con singular talento, a mi entender, la situación de la Universidad en el contexto social y política del país.

Él pregona que el mérito en el caso es de un conjunto de personas e instituciones, de profesores, investigadores y mecanismos administrativos que mueven la enorme maquinaria de la Universidad. No obstante él es quien los ha coordinado y orientado. Pero hay algo más, los alumnos que son los depositarios del gran esfuerzo de la Universidad de la Nación, que participan activamente de ese equilibrio en su formación académica y profesional.

Por eso pienso que ese equilibrio hay que conservarlo en la coyuntura política y social que vive la Nación. ¿Y qué mejor garantía de ello que su promotor, el rector Graue Wiechers, siga al frente de nuestra Máxima Casa de Estudios? Tampoco hay que olvidar que la Universidad está en la mira de los violentos por naturaleza, de los agitadores sin argumentos sólidos, de los vándalos que aprovechan el menor viento a su favor. En consecuencia, debe continuar bajo la guía y conducción de quien ha demostrado que el equilibrio es la mejor manera de que por nuestra raza hable el espíritu.

Sígueme en Twitter:@RaulCarranca

Y Facebook: www.facebook.com/despacho.raulcarranca