/ sábado 19 de enero de 2019

¿Error o cortina de humo?

Hay muchas “verdades” en torno a la escasez de gasolina.



Contra la corrupción estamos todos y a favor de la iniciativa presidencial de desterrar el robo de combustibles.

Estamos contra el “dejar hacer y dejar pasar” que se ha denunciado en la presente administración. Nos sumamos a la sociedad que cerró filas en torno al presidente de la República en la lucha contra el “huachicoleo”, que incluso le reportó un alza en popularidad.

Empero creemos que falta información de fondo, más allá de la estrategia, como por ejemplo: ¿Por qué se presentó escasez en varios estados de la República, incluyendo la Ciudad de México y en al menos ocho entidades más?

Por eso nos preguntamos ¿Qué pasó? si había suficiente combustible en el país, como afirmó el propio presidente ¿Por qué entramos en esta crisis?

¿Acaso falló la estrategia, el abasto, las importaciones, la información o todo lo anterior en su conjunto?

Si partimos del principio que toda sorpresa en la administración pública es producto de un error, podemos decir que la consecuencia no prevista es resultado de una mala planeación.

Esto es que seguramente no se previó la logística de la distribución cuando se cerraron los ductos. Resulta elemental que debió elaborarse un programa de distribución, que contemplara el número de pipas, en cantidad suficiente que asegurara la distribución, así como contemplar las compras de pánico que en toda escasez se provoca. No se hizo.

Además, parece que se realizó una inapropiada revisión de inventarios de los aditivos que permiten subir el octanaje del petróleo refinado y hacerlo gasolina, particularmente, en las instalaciones de Salamanca, como lo manifestó el gobernador de Guanajuato.

Hacía dos meses que no se contaba con el aditivo y desde entonces ahí no se producía gasolina “terminada”.

Pero lo que más llama la atención, son las diversas “razones” contradictorias que se han dado a conocer como causas del desabasto, entre las cuales podríamos enumerar:

1.- “No hay desabasto”: PEMEX. 2.- “El desabasto es por el cierre de ductos”: PEMEX. 3.- “El desabasto es un error logístico”: Rocío Nahle (Secretaria de Energía). 4.- “El desabasto es por las compras de pánico”: Rocío Nahle. 5.- “Sí estamos comprando gasolina, si no compráramos habría desabasto y sería muy delicado”: AMLO. 6.- “El desabasto es por la reducción de importaciones”: Wall Street journal. 7.- “El desabasto es por el sabotaje”: AMLO.

Ante todo esto nos preguntamos ¿Cuál es la verdad?

Por ello, resulta importante que con nombres y datos, las autoridades correspondientes del Ejecutivo federal y en su caso las de la CDMX, informen cabalmente para alejarnos de versiones contradictorias, especulaciones y desinformación.

Algunos analistas han argumentado que toda la crisis fue una cortina de humo para ocultar otros temas, como podría ser el gran costo financiero de la cancelación del NAIM en Texcoco y que deberemos pagar a plazos y en varios años todos los mexicanos.

Ahora bien, si fue un error en las previsiones, debe de haber un responsable, ¿o no?

Hay muchas “verdades” en torno a la escasez de gasolina.



Contra la corrupción estamos todos y a favor de la iniciativa presidencial de desterrar el robo de combustibles.

Estamos contra el “dejar hacer y dejar pasar” que se ha denunciado en la presente administración. Nos sumamos a la sociedad que cerró filas en torno al presidente de la República en la lucha contra el “huachicoleo”, que incluso le reportó un alza en popularidad.

Empero creemos que falta información de fondo, más allá de la estrategia, como por ejemplo: ¿Por qué se presentó escasez en varios estados de la República, incluyendo la Ciudad de México y en al menos ocho entidades más?

Por eso nos preguntamos ¿Qué pasó? si había suficiente combustible en el país, como afirmó el propio presidente ¿Por qué entramos en esta crisis?

¿Acaso falló la estrategia, el abasto, las importaciones, la información o todo lo anterior en su conjunto?

Si partimos del principio que toda sorpresa en la administración pública es producto de un error, podemos decir que la consecuencia no prevista es resultado de una mala planeación.

Esto es que seguramente no se previó la logística de la distribución cuando se cerraron los ductos. Resulta elemental que debió elaborarse un programa de distribución, que contemplara el número de pipas, en cantidad suficiente que asegurara la distribución, así como contemplar las compras de pánico que en toda escasez se provoca. No se hizo.

Además, parece que se realizó una inapropiada revisión de inventarios de los aditivos que permiten subir el octanaje del petróleo refinado y hacerlo gasolina, particularmente, en las instalaciones de Salamanca, como lo manifestó el gobernador de Guanajuato.

Hacía dos meses que no se contaba con el aditivo y desde entonces ahí no se producía gasolina “terminada”.

Pero lo que más llama la atención, son las diversas “razones” contradictorias que se han dado a conocer como causas del desabasto, entre las cuales podríamos enumerar:

1.- “No hay desabasto”: PEMEX. 2.- “El desabasto es por el cierre de ductos”: PEMEX. 3.- “El desabasto es un error logístico”: Rocío Nahle (Secretaria de Energía). 4.- “El desabasto es por las compras de pánico”: Rocío Nahle. 5.- “Sí estamos comprando gasolina, si no compráramos habría desabasto y sería muy delicado”: AMLO. 6.- “El desabasto es por la reducción de importaciones”: Wall Street journal. 7.- “El desabasto es por el sabotaje”: AMLO.

Ante todo esto nos preguntamos ¿Cuál es la verdad?

Por ello, resulta importante que con nombres y datos, las autoridades correspondientes del Ejecutivo federal y en su caso las de la CDMX, informen cabalmente para alejarnos de versiones contradictorias, especulaciones y desinformación.

Algunos analistas han argumentado que toda la crisis fue una cortina de humo para ocultar otros temas, como podría ser el gran costo financiero de la cancelación del NAIM en Texcoco y que deberemos pagar a plazos y en varios años todos los mexicanos.

Ahora bien, si fue un error en las previsiones, debe de haber un responsable, ¿o no?

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