/ martes 22 de marzo de 2022

Error y dolo. Excesos de la mayoría

Por si aún hay alguien que tenga dudas del peligro o daño que pueden ocasionar movimientos políticos que persiguen el totalitarismo, o que giran en torno a una sola persona; la 4T se ha esforzado por demostrar la realidad y sus verdaderos intereses, pues es común que culpen a las administraciones anteriores; señalen corrupción en Gobiernos o Congresos pasados, y lamentablemente en muchos casos son poco propositivos.

También, hay excepciones a la regla, pero en el caso de Morena, hasta las excepciones son malas y peligrosas, y voy a explicar por qué:

La labor legislativa debe actualizar normas que ayuden a la ciudadanía en situaciones de la vida diaria, reconociendo y respetando los derechos que la Constitución establece; incluso, cuando comenzamos nuestro encargo, protestamos respetarla y hacerla respetar, y hay una frase muy importante que hoy parece que se la lleva el viento “si así no lo hiciera, que el pueblo me lo demande”.

Vemos tristemente que faltan propuestas, empatía y sensibilidad de los grupos mayoritarios, pues no apuestan por el compromiso y el ejercicio de su cargo de forma profesional, sino que se escudan en su mayoría para no escuchar razones y hacer lo que les viene en gana, incluso violando la Ley o la Constitución.

Para quien no me crea, ejemplos tenemos muchos, pues recientemente hemos visto esa mayoría generando parálisis legislativa al solicitar licencias al cargo, dejando cientos de iniciativas pendientes de revisar, o cambiando a conveniencia las leyes y así favorecer a los intereses del Presidente.

Es lamentable lo que vimos en días pasados en la Cámara de Diputados, pues aprobaron una propuesta para que los patrones puedan retener el pago de créditos a los trabajadores, con cargo a su sueldo. Y es lamentable que no hayan escuchado que es contrario a la Constitución, y tenga que salir su líder en conferencia a decir que no permitirá que esa modificación pase.

Analizando ligeramente esta pifia legislativa, habrá quien diga ¡que buen Presidente!, pues no va a permitir que le quiten el sueldo a los trabajadores deudores; pero si lo vemos detenidamente, hasta parece un circo armado, para que salga un “Héroe de la Patria o de la 4T” y ponga en evidencia la falta de profesionalismo en el trabajo legislativo, pues esa mayoría ya se acostumbró a sólo recibir instrucciones del Palacio Nacional para levantar la mano, y cuando no hay instrucción, invariablemente cometen errores.

Recordarán los problemas a nivel local y federal por la revocación de mandato -por cierto en proceso- donde en el Congreso local se fueron a hacer campaña muchos diputados oficialistas por instrucción de la jefa de Gobierno y del Presidente; o el cinismo del Congreso Federal para modificar la Ley -en pleno proceso- permitiendo que todos los servidores públicos puedan hacer campaña y promuevan el voto. Incluso Senadores morenistas disfrutaban del abuso de su mayoría, burlándose de los argumentos de la oposición, pues sienten que su decisión es “absoluta”.

Y ahora sí, hay un dicho en nuestra cultura popular que dice “Cae más pronto un hablador que un cojo” y nuevamente ha tenido que salir alguien a corregir la plana, pues el pasado viernes el Tribunal Electoral Federal concluyó que esa lamentable reforma, no puede aplicar para este proceso.

Lo realmente grave, es que la sobrevalorada mayoría y el absolutismo, representan un riesgo para la estabilidad de nuestro país, hoy es claro que no se gobierna ni se legisla con responsabilidad, sino por conveniencia o instrucción; y lamentablemente ya se les olvidó que la verdadera prioridad en su trabajo debe ser la ciudadanía y no los intereses de su movimiento político. Es momento de reflexionar y pensar en los contrapesos que hoy juegan un papel muy importante.

Por si aún hay alguien que tenga dudas del peligro o daño que pueden ocasionar movimientos políticos que persiguen el totalitarismo, o que giran en torno a una sola persona; la 4T se ha esforzado por demostrar la realidad y sus verdaderos intereses, pues es común que culpen a las administraciones anteriores; señalen corrupción en Gobiernos o Congresos pasados, y lamentablemente en muchos casos son poco propositivos.

También, hay excepciones a la regla, pero en el caso de Morena, hasta las excepciones son malas y peligrosas, y voy a explicar por qué:

La labor legislativa debe actualizar normas que ayuden a la ciudadanía en situaciones de la vida diaria, reconociendo y respetando los derechos que la Constitución establece; incluso, cuando comenzamos nuestro encargo, protestamos respetarla y hacerla respetar, y hay una frase muy importante que hoy parece que se la lleva el viento “si así no lo hiciera, que el pueblo me lo demande”.

Vemos tristemente que faltan propuestas, empatía y sensibilidad de los grupos mayoritarios, pues no apuestan por el compromiso y el ejercicio de su cargo de forma profesional, sino que se escudan en su mayoría para no escuchar razones y hacer lo que les viene en gana, incluso violando la Ley o la Constitución.

Para quien no me crea, ejemplos tenemos muchos, pues recientemente hemos visto esa mayoría generando parálisis legislativa al solicitar licencias al cargo, dejando cientos de iniciativas pendientes de revisar, o cambiando a conveniencia las leyes y así favorecer a los intereses del Presidente.

Es lamentable lo que vimos en días pasados en la Cámara de Diputados, pues aprobaron una propuesta para que los patrones puedan retener el pago de créditos a los trabajadores, con cargo a su sueldo. Y es lamentable que no hayan escuchado que es contrario a la Constitución, y tenga que salir su líder en conferencia a decir que no permitirá que esa modificación pase.

Analizando ligeramente esta pifia legislativa, habrá quien diga ¡que buen Presidente!, pues no va a permitir que le quiten el sueldo a los trabajadores deudores; pero si lo vemos detenidamente, hasta parece un circo armado, para que salga un “Héroe de la Patria o de la 4T” y ponga en evidencia la falta de profesionalismo en el trabajo legislativo, pues esa mayoría ya se acostumbró a sólo recibir instrucciones del Palacio Nacional para levantar la mano, y cuando no hay instrucción, invariablemente cometen errores.

Recordarán los problemas a nivel local y federal por la revocación de mandato -por cierto en proceso- donde en el Congreso local se fueron a hacer campaña muchos diputados oficialistas por instrucción de la jefa de Gobierno y del Presidente; o el cinismo del Congreso Federal para modificar la Ley -en pleno proceso- permitiendo que todos los servidores públicos puedan hacer campaña y promuevan el voto. Incluso Senadores morenistas disfrutaban del abuso de su mayoría, burlándose de los argumentos de la oposición, pues sienten que su decisión es “absoluta”.

Y ahora sí, hay un dicho en nuestra cultura popular que dice “Cae más pronto un hablador que un cojo” y nuevamente ha tenido que salir alguien a corregir la plana, pues el pasado viernes el Tribunal Electoral Federal concluyó que esa lamentable reforma, no puede aplicar para este proceso.

Lo realmente grave, es que la sobrevalorada mayoría y el absolutismo, representan un riesgo para la estabilidad de nuestro país, hoy es claro que no se gobierna ni se legisla con responsabilidad, sino por conveniencia o instrucción; y lamentablemente ya se les olvidó que la verdadera prioridad en su trabajo debe ser la ciudadanía y no los intereses de su movimiento político. Es momento de reflexionar y pensar en los contrapesos que hoy juegan un papel muy importante.