/ lunes 31 de enero de 2022

Errores, ambiciones e imposiciones

He compartido anteriormente reflexiones respecto de la importancia de visibilizar y colocar en su debida dimensión los crecientes casos de violencia contra las mujeres, pues hoy, por un lado hay mayor protección en las leyes, pero ante los eventos denunciados en espacios y por personas inimaginables, no hay nada que celebrar.

Ejemplos hay muchos, tan solo en México, estudios recientes confirman que un total de 29 millones 239 mil 794 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia; ya que tan solo en 2021 a nivel nacional se iniciaron 17 mil 392 carpetas de investigación por violencia familiar, es decir un promedio de 48 denuncias diaras por este delito, y de acuerdo con Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la Ciudad de México, encabeza la lista con mas de 2 mil 300 carpetas.

Por eso se generó descontento con la afirmación del ejecutivo federal al tratar de minimizar la venta de mujeres diciendo que “sólo son usos y costumbres” y como mujeres y ciudadanas formamos opiniones de la administración que podemos resumir en tres ideas:

1. Errores; comenzando por la falta de sensibilidad y no dar la importancia debida ante la creciente cifra roja de mujeres que después de tiempo, se animan a alzar la voz y denuncian haber sido víctimas de algún tipo de violencia. Lo que lleva a postular a cargos diplomáticos a personas con dudosa reputación como es el caso de Pedro Salmerón, incluso señalado por gente afín a morena, como agresor sexual, -voces que hoy intentan callar-.

2. Ambiciones; con el ánimo de hacer creer a todos que con el simple hecho de coincidir ideológicamente con el líder de la 4T, todos los delitos y pecados quedan saldados, intentan engañar a la gente limpiando antecedentes o haciéndose de la vista gorda cuando las cosas no andan bien. Por eso las declaraciones y respuestas del presidente: ¡si tienen pruebas, preséntenlas!

3. Imposiciones; no hay peor problema en las personas que no saber reconocer sus errores, y algunas personas con poder terminan en esos casos por imponer ¿no parece familiar? Hoy ante cualquier crítica o señalamiento, el presidente de la República termina por hacer oídos sordos e imponer su voluntad, ¿porqué? Por qué según él, quiere y puede.

Si analizamos el tema, la propuesta hecha por el presidente es lamentable desde cualquier perspectiva, pues es una afrenta para las mujeres víctimas de violencia y acoso; y también para la reputación de quienes tienen carrera en el servicio exterior mexicano. Si leemos detenidamente el artículo 2 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano, dice entre otras cosas que corresponde al Servicio Exterior: proteger la dignidad y los derechos de los mexicanos en el extranjero, así como velar y fortalecer el prestigio del país. La pregunta es ¿Cómo una persona con estos antecedentes y escándalos puede dar cumplimiento a una encomienda tan importante?

En el caso de esta propuesta, ahora imposición de Pedro Salmerón como embajador en Panamá, y los señalamientos por acoso sexual que empañan la dignidad de un cargo de tal magnitud, la cancillería de aquel país, ha fijado una postura acorde con las reglas diplomáticas, pero ¿qué pasa? la respuesta del presidente es tajante ¡no está a reconsideración el nombramiento! minimizando las denuncias y quejas de las victimas y las cuestiones diplomáticas. Ojalá esa postura enérgica la viéramos en otros aspectos como el combate a la delincuencia.

Con estos actos, después de tres años de gobierno, ahora sí podemos concluir que hay una transformación, pues a ojos de Palacio Nacional, pasamos de ser democráticos a solo siervos de una dictadura casi imperial, orquestada por un perfil machista y poco empática que hoy ostenta la banda presidencia.

He compartido anteriormente reflexiones respecto de la importancia de visibilizar y colocar en su debida dimensión los crecientes casos de violencia contra las mujeres, pues hoy, por un lado hay mayor protección en las leyes, pero ante los eventos denunciados en espacios y por personas inimaginables, no hay nada que celebrar.

Ejemplos hay muchos, tan solo en México, estudios recientes confirman que un total de 29 millones 239 mil 794 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia; ya que tan solo en 2021 a nivel nacional se iniciaron 17 mil 392 carpetas de investigación por violencia familiar, es decir un promedio de 48 denuncias diaras por este delito, y de acuerdo con Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la Ciudad de México, encabeza la lista con mas de 2 mil 300 carpetas.

Por eso se generó descontento con la afirmación del ejecutivo federal al tratar de minimizar la venta de mujeres diciendo que “sólo son usos y costumbres” y como mujeres y ciudadanas formamos opiniones de la administración que podemos resumir en tres ideas:

1. Errores; comenzando por la falta de sensibilidad y no dar la importancia debida ante la creciente cifra roja de mujeres que después de tiempo, se animan a alzar la voz y denuncian haber sido víctimas de algún tipo de violencia. Lo que lleva a postular a cargos diplomáticos a personas con dudosa reputación como es el caso de Pedro Salmerón, incluso señalado por gente afín a morena, como agresor sexual, -voces que hoy intentan callar-.

2. Ambiciones; con el ánimo de hacer creer a todos que con el simple hecho de coincidir ideológicamente con el líder de la 4T, todos los delitos y pecados quedan saldados, intentan engañar a la gente limpiando antecedentes o haciéndose de la vista gorda cuando las cosas no andan bien. Por eso las declaraciones y respuestas del presidente: ¡si tienen pruebas, preséntenlas!

3. Imposiciones; no hay peor problema en las personas que no saber reconocer sus errores, y algunas personas con poder terminan en esos casos por imponer ¿no parece familiar? Hoy ante cualquier crítica o señalamiento, el presidente de la República termina por hacer oídos sordos e imponer su voluntad, ¿porqué? Por qué según él, quiere y puede.

Si analizamos el tema, la propuesta hecha por el presidente es lamentable desde cualquier perspectiva, pues es una afrenta para las mujeres víctimas de violencia y acoso; y también para la reputación de quienes tienen carrera en el servicio exterior mexicano. Si leemos detenidamente el artículo 2 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano, dice entre otras cosas que corresponde al Servicio Exterior: proteger la dignidad y los derechos de los mexicanos en el extranjero, así como velar y fortalecer el prestigio del país. La pregunta es ¿Cómo una persona con estos antecedentes y escándalos puede dar cumplimiento a una encomienda tan importante?

En el caso de esta propuesta, ahora imposición de Pedro Salmerón como embajador en Panamá, y los señalamientos por acoso sexual que empañan la dignidad de un cargo de tal magnitud, la cancillería de aquel país, ha fijado una postura acorde con las reglas diplomáticas, pero ¿qué pasa? la respuesta del presidente es tajante ¡no está a reconsideración el nombramiento! minimizando las denuncias y quejas de las victimas y las cuestiones diplomáticas. Ojalá esa postura enérgica la viéramos en otros aspectos como el combate a la delincuencia.

Con estos actos, después de tres años de gobierno, ahora sí podemos concluir que hay una transformación, pues a ojos de Palacio Nacional, pasamos de ser democráticos a solo siervos de una dictadura casi imperial, orquestada por un perfil machista y poco empática que hoy ostenta la banda presidencia.