/ viernes 9 de julio de 2021

Es humana

Por: Sofía Quintanilla

La marihuana es muchas cosas, pero ¿una droga peligrosa que mejora el rendimiento y cuyo uso esporádico merece la suspensión en el deporte? No, no debería ser así. El viernes pasado, la Agencia Antidopaje de Estados Unidos suspendió un mes a Sha´Carri Richardson, la mujer más rápida de Estados Unidos, tras dar positivo en THC, un componente en el cannabis. La atleta resultó positiva a la prueba tras haber consumido marihuana para hacerle frente a la reciente muerte de su madre biológica. (La marihuana recreativa es legal en el estado de Oregón, dónde ella se encontraba en el momento de consumo). A consecuencia de esto, quedó fuera de los Juegos Olímpicos de Tokio.

La Agencia Antidopaje de Estados Unidos califica la marihuana como sustancia prohibida porque “es un riesgo para la salud de los atletas, tiene el potencial de mejorar el rendimiento, y viola el espíritu del deporte.” Para ser claros, Richardson conocía las reglas y, sí, sí las rompió. Sin embargo, no hizo nada inmoral. No hizo trampa, y claro queda que merecía ganar. En su tweet, Richardson apuntó hacia lo evidente: es humana. De los atletas de alto rendimiento siempre se espera una constante perfección, tanta que podrían llegar a considerarse rasgos robóticos. No obstante, cuando estos se demuestran frágiles, (lo que somos el resto de nosotros) son castigados con penas duras.

Ahora, a los ya conocidos expertos en el dopaje en Rusia (patrocinados por el Estado) se les ha permitido competir siempre y cuando se cambien de nombre. El equipo antes conocido como Atletas Olímpicos de Rusia ahora se llamará el Comité Olímpico Ruso en los Juegos Olímpicos en Tokio. Es decir, los rusos podrán competir (sin bandera e himno nacional), en cambio, Richardson no podrá hacerlo por el delito de no cometer un delito. Los mejores atletas del mundo se encuentran bajo un perpetuo estado de estrés—sumado a la incertidumbre provocada por la pandemia—, por lo que es injusto esperar un comportamiento sin errar en ámbitos de la vida personal dónde el deporte no se ve involucrado.

Nadie que haya visto a Richardson ganar en las pruebas olímpicas, supone que la marihuana haya impulsado su victoria. De manera encomiable, Richardson aceptó su error, pidió disculpas, y pagará por las consecuencias. A pesar de esto, es importante recalcar que un sistema que castiga a un atleta por ser humano y permite que otros compitan haciendo trampa, no es objetivo y, mucho menos, equitativo. Ha habido muchas Sha’Carri Richardson, y no será hasta que la ley cambie y hablemos de los temas difíciles—como el consumo de cannabis— que dejará de haber más.

@sofquintanilla

Por: Sofía Quintanilla

La marihuana es muchas cosas, pero ¿una droga peligrosa que mejora el rendimiento y cuyo uso esporádico merece la suspensión en el deporte? No, no debería ser así. El viernes pasado, la Agencia Antidopaje de Estados Unidos suspendió un mes a Sha´Carri Richardson, la mujer más rápida de Estados Unidos, tras dar positivo en THC, un componente en el cannabis. La atleta resultó positiva a la prueba tras haber consumido marihuana para hacerle frente a la reciente muerte de su madre biológica. (La marihuana recreativa es legal en el estado de Oregón, dónde ella se encontraba en el momento de consumo). A consecuencia de esto, quedó fuera de los Juegos Olímpicos de Tokio.

La Agencia Antidopaje de Estados Unidos califica la marihuana como sustancia prohibida porque “es un riesgo para la salud de los atletas, tiene el potencial de mejorar el rendimiento, y viola el espíritu del deporte.” Para ser claros, Richardson conocía las reglas y, sí, sí las rompió. Sin embargo, no hizo nada inmoral. No hizo trampa, y claro queda que merecía ganar. En su tweet, Richardson apuntó hacia lo evidente: es humana. De los atletas de alto rendimiento siempre se espera una constante perfección, tanta que podrían llegar a considerarse rasgos robóticos. No obstante, cuando estos se demuestran frágiles, (lo que somos el resto de nosotros) son castigados con penas duras.

Ahora, a los ya conocidos expertos en el dopaje en Rusia (patrocinados por el Estado) se les ha permitido competir siempre y cuando se cambien de nombre. El equipo antes conocido como Atletas Olímpicos de Rusia ahora se llamará el Comité Olímpico Ruso en los Juegos Olímpicos en Tokio. Es decir, los rusos podrán competir (sin bandera e himno nacional), en cambio, Richardson no podrá hacerlo por el delito de no cometer un delito. Los mejores atletas del mundo se encuentran bajo un perpetuo estado de estrés—sumado a la incertidumbre provocada por la pandemia—, por lo que es injusto esperar un comportamiento sin errar en ámbitos de la vida personal dónde el deporte no se ve involucrado.

Nadie que haya visto a Richardson ganar en las pruebas olímpicas, supone que la marihuana haya impulsado su victoria. De manera encomiable, Richardson aceptó su error, pidió disculpas, y pagará por las consecuencias. A pesar de esto, es importante recalcar que un sistema que castiga a un atleta por ser humano y permite que otros compitan haciendo trampa, no es objetivo y, mucho menos, equitativo. Ha habido muchas Sha’Carri Richardson, y no será hasta que la ley cambie y hablemos de los temas difíciles—como el consumo de cannabis— que dejará de haber más.

@sofquintanilla