/ jueves 8 de julio de 2021

¿Es la corrupción?

Cuando es más corrupto el Estado, hay más leyes.

Publio Cornelio Tácito


El ciudadano presidente ha dicho, en reiteradas ocasiones, que el problema principal que tiene México es el de la corrupción. ¿En serio? ¿Y que ha hecho en concreto el tabasqueño para erradicarla? Veamos: nos recuerda María Amparo Casar, en un artículo de la revista Nexos (núm. 518), que las principales instituciones dedicadas a las tareas anticorrupción tuvieron un recorte de 16% (mil 508 millones de pesos) entre 2018 y ahora. Y si de “castigar” a los corruptos se trata, Casar informa, que la Secretaría de la Función Pública presentó entre 2019 y 2020, 485 denuncias ante la Fiscalía General de la República, de las cuales sólo se han concluido 8, es decir, 1.6%. Así, lo único que puede presumir el gobierno son los casos mediáticos (varios investigados por labores periodísticas). Puro humo e ineficiencia y complicidad oficial.


Por si fuera poco, para evidenciar el fracaso de la principal bandera de AMLO, abordemos un tema que no puede ocultarse y que exhibe los manejos discrecionales de un gobierno que se dice “distinto”. Nos referimos a la asignación de contratos sin licitación: hasta el 30 de junio del 2021 se encontró que, “en un día promedio, del presente año, el Gobierno entrega 45 contratos por licitación pública y 308 por adjudicación directa”. Por lo tanto, al cierre del primer semestre de 2021, “el Gobierno entregó el 80.6% de contratos a través de asignaciones directas, con un monto de 74 mil millones 639 millones de pesos” (Reforma, 5/7/21, p.4). Las empresas que fueron las mayormente beneficiadas con este procedimiento, fueron las dos principales televisoras y un rotativo simpatizante del actual gobierno.


La gran paradoja de esta práctica, no nueva, es que el candidato López Obrador, se oponía a dichas acciones como lo afirmó en su libro La salida. Decaimiento y renacimiento de México, así se expresaba: “La corrupción no sólo se limita a la entrega de bienes públicos a traficantes de influencias, también se practica en el otorgamiento de contratos de obras, servicios y en la subrogación de funciones y tareas propias del Estado” (2017, p.27).


Está claro, una cosa es ser candidato y la otra gobernar. La demagogia a todo color. Los datos hablan de manera contundente, aunque es posible que diga la tontería de que “ tiene otros datos”. Es capaz de todo. Si su principal bandera de AMLO es la lucha contra la corrupción, se puede afirmar que su gobierno fracasó prematuramente. Claro, sin tomar en cuenta el desastre en seguridad, economía y transparencia, por mencionar algunos rubros.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz


Cuando es más corrupto el Estado, hay más leyes.

Publio Cornelio Tácito


El ciudadano presidente ha dicho, en reiteradas ocasiones, que el problema principal que tiene México es el de la corrupción. ¿En serio? ¿Y que ha hecho en concreto el tabasqueño para erradicarla? Veamos: nos recuerda María Amparo Casar, en un artículo de la revista Nexos (núm. 518), que las principales instituciones dedicadas a las tareas anticorrupción tuvieron un recorte de 16% (mil 508 millones de pesos) entre 2018 y ahora. Y si de “castigar” a los corruptos se trata, Casar informa, que la Secretaría de la Función Pública presentó entre 2019 y 2020, 485 denuncias ante la Fiscalía General de la República, de las cuales sólo se han concluido 8, es decir, 1.6%. Así, lo único que puede presumir el gobierno son los casos mediáticos (varios investigados por labores periodísticas). Puro humo e ineficiencia y complicidad oficial.


Por si fuera poco, para evidenciar el fracaso de la principal bandera de AMLO, abordemos un tema que no puede ocultarse y que exhibe los manejos discrecionales de un gobierno que se dice “distinto”. Nos referimos a la asignación de contratos sin licitación: hasta el 30 de junio del 2021 se encontró que, “en un día promedio, del presente año, el Gobierno entrega 45 contratos por licitación pública y 308 por adjudicación directa”. Por lo tanto, al cierre del primer semestre de 2021, “el Gobierno entregó el 80.6% de contratos a través de asignaciones directas, con un monto de 74 mil millones 639 millones de pesos” (Reforma, 5/7/21, p.4). Las empresas que fueron las mayormente beneficiadas con este procedimiento, fueron las dos principales televisoras y un rotativo simpatizante del actual gobierno.


La gran paradoja de esta práctica, no nueva, es que el candidato López Obrador, se oponía a dichas acciones como lo afirmó en su libro La salida. Decaimiento y renacimiento de México, así se expresaba: “La corrupción no sólo se limita a la entrega de bienes públicos a traficantes de influencias, también se practica en el otorgamiento de contratos de obras, servicios y en la subrogación de funciones y tareas propias del Estado” (2017, p.27).


Está claro, una cosa es ser candidato y la otra gobernar. La demagogia a todo color. Los datos hablan de manera contundente, aunque es posible que diga la tontería de que “ tiene otros datos”. Es capaz de todo. Si su principal bandera de AMLO es la lucha contra la corrupción, se puede afirmar que su gobierno fracasó prematuramente. Claro, sin tomar en cuenta el desastre en seguridad, economía y transparencia, por mencionar algunos rubros.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz


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