/ martes 17 de abril de 2018

Es personal

Uno de los tópicos más discutidos y de mayor relevancia es la famosa interferencia de Rusia en el proceso electoral estadounidense. ¿Por qué razón sucedió eso? Más allá de la percepción que tienen los hechos en los estadounidenses (ya sea que lo crean o no), mejor pongámonos a pensar en lo que pasa por la mente del presidente ruso.

Si bien las cosas se salieron de control cuando se personalizó el asunto, la posibilidad de restablecer la colaboración parecería lejana y distante. Veamos entonces otro ejemplo de cuando las cosas se toman de manera personal y quien las provoca ni siquiera se da cuenta (muy a su pesar): los insultos del actual gobierno de Estados Unidos hacia México durante los últimos dos años. Si bien la cooperación nunca fluyó de un modo perfecto, era funcional y hasta cierto grado justificable.

Todos sabíamos de la enorme asimetría en la cooperación (hasta cierto punto obligada en muchos aspectos), pero todos se hacían de la “vista gorda” porque era un trago que podían pasar sin demasiado problema. Pero no ahora, porque a pesar de que el gobierno de Estados Unidos y su Presidente diga que no es personal, el insulto a los mexicanos y a México es personalísimo. Hasta se oye ridículo que ellos mismos digan que no se dan cuenta de eso, cuando para nosotros es una obviedad absoluta.

¿Cuál será el desenlace? Quizá una respuesta – en el margen de nuestra competencia – igualmente personal. Y no es que yo esté de acuerdo en ello, porque no se trata de defender nuestra posición, sino nuestro interés, pero estoy tratando de hacer una comparación de cuando un problema se vuelve de índole personal sin que el agresor se dé por enterado, para luego preguntarse dónde y cuándo se malinterpretaron las cosas hasta llegar a ese nivel.

En conclusión, México y los mexicanos tenemos que aprender del caso de Rusia y ser todavía más inteligentes. Como digo, habrá que defender aquello en lo que tenemos nuestro interés, a pesar de lo difícil y personal que sea el asunto para nosotros.

El simple hecho de darnos cuenta de esta dinámica perversa nos permite liberarnos de ella.

@fedeling

Uno de los tópicos más discutidos y de mayor relevancia es la famosa interferencia de Rusia en el proceso electoral estadounidense. ¿Por qué razón sucedió eso? Más allá de la percepción que tienen los hechos en los estadounidenses (ya sea que lo crean o no), mejor pongámonos a pensar en lo que pasa por la mente del presidente ruso.

Si bien las cosas se salieron de control cuando se personalizó el asunto, la posibilidad de restablecer la colaboración parecería lejana y distante. Veamos entonces otro ejemplo de cuando las cosas se toman de manera personal y quien las provoca ni siquiera se da cuenta (muy a su pesar): los insultos del actual gobierno de Estados Unidos hacia México durante los últimos dos años. Si bien la cooperación nunca fluyó de un modo perfecto, era funcional y hasta cierto grado justificable.

Todos sabíamos de la enorme asimetría en la cooperación (hasta cierto punto obligada en muchos aspectos), pero todos se hacían de la “vista gorda” porque era un trago que podían pasar sin demasiado problema. Pero no ahora, porque a pesar de que el gobierno de Estados Unidos y su Presidente diga que no es personal, el insulto a los mexicanos y a México es personalísimo. Hasta se oye ridículo que ellos mismos digan que no se dan cuenta de eso, cuando para nosotros es una obviedad absoluta.

¿Cuál será el desenlace? Quizá una respuesta – en el margen de nuestra competencia – igualmente personal. Y no es que yo esté de acuerdo en ello, porque no se trata de defender nuestra posición, sino nuestro interés, pero estoy tratando de hacer una comparación de cuando un problema se vuelve de índole personal sin que el agresor se dé por enterado, para luego preguntarse dónde y cuándo se malinterpretaron las cosas hasta llegar a ese nivel.

En conclusión, México y los mexicanos tenemos que aprender del caso de Rusia y ser todavía más inteligentes. Como digo, habrá que defender aquello en lo que tenemos nuestro interés, a pesar de lo difícil y personal que sea el asunto para nosotros.

El simple hecho de darnos cuenta de esta dinámica perversa nos permite liberarnos de ella.

@fedeling