/ jueves 6 de mayo de 2021

Escocia: ¿un voto por la independencia?

Por Beata Wojna *

¿Se imaginan una Escocia independiente? Hasta hace poco nadie pensaba seriamente en este escenario, considerando que la unión política entre Inglaterra y Escocia, que data de 1707, era sólida e inamovible. No obstante, desde 1999 las cosas empezaron a cambiar. Fue cuando el Reino Unido inició el proceso de la devolución de los poderes. La descentralización que consistió en traspasar parte de las competencias del ejecutivo y del legislativo a las instituciones locales trajo como resultado el establecimiento del parlamento y del gobierno escocés que gozan de una considerable autonomía. Esto, sin embargo, no parece ser suficiente para una parte importante de los escoceses. Diferentes estudios revelan que alrededor del 50% estaría a favor de la independencia.

Hoy, el debate político en Escocia está empapado por las ideas separatistas y por el Partido Nacional Escocés (Scottish National Party, SNP) que gobierna en esta región desde 2011, y que es el principal vocero de la independencia. Con su propuesta de realizar el referéndum de independencia en otoño de 2023, es también el favorito de las elecciones parlamentarias que se celebran en Escocia este jueves 6 de mayo. Las encuestas de opinión indican que el partido de la actual primera ministra Nicola Sturgeon será el más votado. Sin embargo, las encuestas de opinión nos dejan con dudas sobre si conseguirá la mayoría de los 129 escaños que se repartirán en esta elección a la cual se presentan 25 partidos políticos. Entre ellos llama atención el nuevo partido Alba, creado por el ex primer ministro Alex Salmond, envuelto recientemente en acusaciones de acoso sexual, que podría quizás restarle alguna parte del electorado independista a SNP.

Pero aun con la mayoría en el parlamento, el Partido Nacional Escocés no tendrá un camino sencillo para promover su causa soberanista. Una Escocia independiente restaría al Reino Unido aproximadamente el 32% de su territorio, el 8% de su población y el 9% de su PIB. Por eso, la resistencia desde el gobierno británico, expresada en varias ocasiones por el primer ministro Boris Johnson, no es menor. Asimismo, recordemos que el 18 de septiembre de 2014 los escoceses ya celebraron un referéndum sobre la independencia y la opción de separarse del Reino Unido fracasó, con el 55% de votos en contra. Ahora bien, en los casi siete años que han transcurrido desde entonces, mucho ha cambiado. Actualmente existen al menos tres factores que favorecen el camino que el SNP propone para Escocia.

El primero es que los escoceses son partidarios de la integración con el Unión Europea (UE). En el referéndum sobre el Brexit, en junio de 2016, el 62% votó a favor de la permanencia en esta organización. En este contexto, la salida del Reino Unido de la UE ha cavado una profunda brecha entre Escocia y otras dos regiones de este país: Inglaterra y Gales, que votaron por la salida. Lo más probable es que la decepción post Brexit se hará notar en las elecciones del 6 de mayo, fortaleciendo al movimiento independentista. De hecho, Nicola Sturgeon sugirió que inmediatamente después de la independencia, Escocia se encaminaría de nuevo hacia su reintegración con la UE.

En segundo lugar, los europeos han empezado a tomar con más calma la posibilidad de un nuevo estado en las Islas Británicas. Durante el primer referéndum independista muchos estuvimos cruzando los dedos por la permanencia de esta región en el Reino Unido, considerando que la separación escocesa abriría una “caja de Pandora” en el espacio europeo de dimensiones incalculables. Pero en la actualidad sabemos que un nuevo país en el mapa político de Europa es un problema menor frente las crisis que vive Europa y el mundo a raíz de la pandemia del Covid19.

En definitiva, la independencia de Escocia ha empezado a generar simpatía en Europa, como lo demuestra una carta enviada en estos días a las instituciones de la UE en la que unas 170 personas del ámbito cultural de diferentes países solicitan dar la bienvenida a Escocia y ofrecerle un proceso más rápido de integración europea, en caso de que los escoceses ganen su independencia.

En tercer lugar, parece que incluso la opinión pública británica se ha vuelto más sensible con el derecho de los demás de decidir libremente sobre su futuro. Al mismo tiempo, entre los británicos parece reinar un escepticismo expresado en algunas encuestas de opinión sobre la posibilidad de mantener la unión política entre las cuatro regiones: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, que hoy conforman al Reino Unido. Así que debemos estar atentos a los resultados de las elecciones del 6 de mayo, ya que podrían significar un paso más en el camino de Escocia hacia la independencia.

* Profesora de Relaciones Internacionales

Tec de Monterrey

@BeataWojna \u0009

Por Beata Wojna *

¿Se imaginan una Escocia independiente? Hasta hace poco nadie pensaba seriamente en este escenario, considerando que la unión política entre Inglaterra y Escocia, que data de 1707, era sólida e inamovible. No obstante, desde 1999 las cosas empezaron a cambiar. Fue cuando el Reino Unido inició el proceso de la devolución de los poderes. La descentralización que consistió en traspasar parte de las competencias del ejecutivo y del legislativo a las instituciones locales trajo como resultado el establecimiento del parlamento y del gobierno escocés que gozan de una considerable autonomía. Esto, sin embargo, no parece ser suficiente para una parte importante de los escoceses. Diferentes estudios revelan que alrededor del 50% estaría a favor de la independencia.

Hoy, el debate político en Escocia está empapado por las ideas separatistas y por el Partido Nacional Escocés (Scottish National Party, SNP) que gobierna en esta región desde 2011, y que es el principal vocero de la independencia. Con su propuesta de realizar el referéndum de independencia en otoño de 2023, es también el favorito de las elecciones parlamentarias que se celebran en Escocia este jueves 6 de mayo. Las encuestas de opinión indican que el partido de la actual primera ministra Nicola Sturgeon será el más votado. Sin embargo, las encuestas de opinión nos dejan con dudas sobre si conseguirá la mayoría de los 129 escaños que se repartirán en esta elección a la cual se presentan 25 partidos políticos. Entre ellos llama atención el nuevo partido Alba, creado por el ex primer ministro Alex Salmond, envuelto recientemente en acusaciones de acoso sexual, que podría quizás restarle alguna parte del electorado independista a SNP.

Pero aun con la mayoría en el parlamento, el Partido Nacional Escocés no tendrá un camino sencillo para promover su causa soberanista. Una Escocia independiente restaría al Reino Unido aproximadamente el 32% de su territorio, el 8% de su población y el 9% de su PIB. Por eso, la resistencia desde el gobierno británico, expresada en varias ocasiones por el primer ministro Boris Johnson, no es menor. Asimismo, recordemos que el 18 de septiembre de 2014 los escoceses ya celebraron un referéndum sobre la independencia y la opción de separarse del Reino Unido fracasó, con el 55% de votos en contra. Ahora bien, en los casi siete años que han transcurrido desde entonces, mucho ha cambiado. Actualmente existen al menos tres factores que favorecen el camino que el SNP propone para Escocia.

El primero es que los escoceses son partidarios de la integración con el Unión Europea (UE). En el referéndum sobre el Brexit, en junio de 2016, el 62% votó a favor de la permanencia en esta organización. En este contexto, la salida del Reino Unido de la UE ha cavado una profunda brecha entre Escocia y otras dos regiones de este país: Inglaterra y Gales, que votaron por la salida. Lo más probable es que la decepción post Brexit se hará notar en las elecciones del 6 de mayo, fortaleciendo al movimiento independentista. De hecho, Nicola Sturgeon sugirió que inmediatamente después de la independencia, Escocia se encaminaría de nuevo hacia su reintegración con la UE.

En segundo lugar, los europeos han empezado a tomar con más calma la posibilidad de un nuevo estado en las Islas Británicas. Durante el primer referéndum independista muchos estuvimos cruzando los dedos por la permanencia de esta región en el Reino Unido, considerando que la separación escocesa abriría una “caja de Pandora” en el espacio europeo de dimensiones incalculables. Pero en la actualidad sabemos que un nuevo país en el mapa político de Europa es un problema menor frente las crisis que vive Europa y el mundo a raíz de la pandemia del Covid19.

En definitiva, la independencia de Escocia ha empezado a generar simpatía en Europa, como lo demuestra una carta enviada en estos días a las instituciones de la UE en la que unas 170 personas del ámbito cultural de diferentes países solicitan dar la bienvenida a Escocia y ofrecerle un proceso más rápido de integración europea, en caso de que los escoceses ganen su independencia.

En tercer lugar, parece que incluso la opinión pública británica se ha vuelto más sensible con el derecho de los demás de decidir libremente sobre su futuro. Al mismo tiempo, entre los británicos parece reinar un escepticismo expresado en algunas encuestas de opinión sobre la posibilidad de mantener la unión política entre las cuatro regiones: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, que hoy conforman al Reino Unido. Así que debemos estar atentos a los resultados de las elecciones del 6 de mayo, ya que podrían significar un paso más en el camino de Escocia hacia la independencia.

* Profesora de Relaciones Internacionales

Tec de Monterrey

@BeataWojna \u0009