/ jueves 29 de octubre de 2020

¿Está nuestra democracia amenazada?

Hay quienes erróneamente sostienen que “López Obrador no está destruyendo la democracia, sino gobernando con una mayoría democráticamente ganada”. @Viri_Rios

Es importante recordar innumerables ejemplos de gobernantes que llegan por la vía democrática al poder pero que éste lo utilizan para desmantelar el andamiaje democrático que les permitió llegar a él.

Es importante reconocer que los ciudadanos solo les otorgaron el 43% de sus votos a los diputados de “Juntos Haremos Historia” Morena+PT+PES; y que la supermayoría que hoy ostentan en la cámara de Diputados no la obtuvieron en las urnas sino a través de trasvases de votos y la pepena de diputados de otras bancadas.

Desde su inicio, López Obrador ha tomado decisiones cada vez más autoritarias que merman los contrapesos democráticos constitucionales, los órganos reguladores, los órganos autónomos, a la sociedad civil, a la crítica de los analistas, editorialistas, académicos y medios de comunicación; deslegitimándolos, acusándolos de conservadores que defienden la corrupción.

La declaración más descarada fue su hostilidad a la sociedad civil y su ataque a sus organizaciones, acusándolas de corruptas y de banales intermediarias.

Ha orquestado una embestida a los órganos y poderes autónomos designando y nombrando a puros incondicionales sin experiencia, pero con lealtad ciega y sumisa. Asfixiándolos con sus recortes presupuestales y criticando sus actuaciones cuando son contrarias a su proyecto.

Esto ha obligado a tres grandes iniciativas orientadas a construir un dique a su expansivo autoritarismo:

  • El bloque de contención en el Senado conformado por los 50 Senadores de Oposición: 25 del PAN, los 13 del PRI, 8 de MC, 3 del PRD y 1 sin partido.
  • El Grupo de la Alianza Federalista de 10 Gobernadores: Aguascalientes, Martín Orozco; de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme; de Guanajuato, Diego Rodríguez; de Jalisco, Enrique Alfaro; de Colima, Ignacio Peralta; de Michoacán, Silvano Aureoles; de Nuevo León, Jaime Rodríguez; de Tamaulipas, Francisco García; de Chihuahua, Javier Corral y de Durango, José Rosas Aizpuru.
  • La agrupación de organizaciones de la sociedad civil bajo la iniciativa de Sí por México.

Estas tres iniciativas tienen una coincidencia fundamental, su preocupación por la falta de contrapesos democráticos y la construcción de un gobierno centralista y autoritario.

AMLO si llegó por la vía democrática pero no ha hecho nada para fortalecerla. Mas bien ha hecho lo contrario. Depende de cada uno de nosotros actuar para defenderla. No es perfecta, pero nos ha costado mucho tiempo, dinero y esfuerzo avanzar en la democratización.

El fortalecimiento de la democracia exige un fortalecimiento de la ciudadanía, de las instituciones y del estado de derecho que tan frágil está en nuestro querido México.

La conclusión es simple, AMLO ganó democráticamente, pero está haciendo todo para debilitar al sistema y consolidar una nueva hegemonía política. Afortunadamente, los 30 millones de ciudadanos que votaron por él en 2018 ya empiezan a cuestionarlo y a saberse defraudados por las decisiones que ha tomado en contra de lo que había prometido. Las pasadas elecciones de Coahuila e Hidalgo son una demostración de ello. Pero lo importante no es pasar de un gobierno autoritario a otro; sino avanzar en la democratización del acceso a las oportunidades, los derechos, el acceso y la inclusión de las mayorías en su desarrollo humano, social y económico.

Hay quienes erróneamente sostienen que “López Obrador no está destruyendo la democracia, sino gobernando con una mayoría democráticamente ganada”. @Viri_Rios

Es importante recordar innumerables ejemplos de gobernantes que llegan por la vía democrática al poder pero que éste lo utilizan para desmantelar el andamiaje democrático que les permitió llegar a él.

Es importante reconocer que los ciudadanos solo les otorgaron el 43% de sus votos a los diputados de “Juntos Haremos Historia” Morena+PT+PES; y que la supermayoría que hoy ostentan en la cámara de Diputados no la obtuvieron en las urnas sino a través de trasvases de votos y la pepena de diputados de otras bancadas.

Desde su inicio, López Obrador ha tomado decisiones cada vez más autoritarias que merman los contrapesos democráticos constitucionales, los órganos reguladores, los órganos autónomos, a la sociedad civil, a la crítica de los analistas, editorialistas, académicos y medios de comunicación; deslegitimándolos, acusándolos de conservadores que defienden la corrupción.

La declaración más descarada fue su hostilidad a la sociedad civil y su ataque a sus organizaciones, acusándolas de corruptas y de banales intermediarias.

Ha orquestado una embestida a los órganos y poderes autónomos designando y nombrando a puros incondicionales sin experiencia, pero con lealtad ciega y sumisa. Asfixiándolos con sus recortes presupuestales y criticando sus actuaciones cuando son contrarias a su proyecto.

Esto ha obligado a tres grandes iniciativas orientadas a construir un dique a su expansivo autoritarismo:

  • El bloque de contención en el Senado conformado por los 50 Senadores de Oposición: 25 del PAN, los 13 del PRI, 8 de MC, 3 del PRD y 1 sin partido.
  • El Grupo de la Alianza Federalista de 10 Gobernadores: Aguascalientes, Martín Orozco; de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme; de Guanajuato, Diego Rodríguez; de Jalisco, Enrique Alfaro; de Colima, Ignacio Peralta; de Michoacán, Silvano Aureoles; de Nuevo León, Jaime Rodríguez; de Tamaulipas, Francisco García; de Chihuahua, Javier Corral y de Durango, José Rosas Aizpuru.
  • La agrupación de organizaciones de la sociedad civil bajo la iniciativa de Sí por México.

Estas tres iniciativas tienen una coincidencia fundamental, su preocupación por la falta de contrapesos democráticos y la construcción de un gobierno centralista y autoritario.

AMLO si llegó por la vía democrática pero no ha hecho nada para fortalecerla. Mas bien ha hecho lo contrario. Depende de cada uno de nosotros actuar para defenderla. No es perfecta, pero nos ha costado mucho tiempo, dinero y esfuerzo avanzar en la democratización.

El fortalecimiento de la democracia exige un fortalecimiento de la ciudadanía, de las instituciones y del estado de derecho que tan frágil está en nuestro querido México.

La conclusión es simple, AMLO ganó democráticamente, pero está haciendo todo para debilitar al sistema y consolidar una nueva hegemonía política. Afortunadamente, los 30 millones de ciudadanos que votaron por él en 2018 ya empiezan a cuestionarlo y a saberse defraudados por las decisiones que ha tomado en contra de lo que había prometido. Las pasadas elecciones de Coahuila e Hidalgo son una demostración de ello. Pero lo importante no es pasar de un gobierno autoritario a otro; sino avanzar en la democratización del acceso a las oportunidades, los derechos, el acceso y la inclusión de las mayorías en su desarrollo humano, social y económico.

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