El proceso electoral en Estados Unidos es un largo e interesante recorrido que tendrá como etapa culminante la votación del próximo 5 de noviembre donde elegirán a quien asuma el poder ejecutivo en un momento marcado por la tensión, la conflictividad, la polarización y el interés de propios y extraños dentro y fuera de su territorio.
A casi nueve meses del primer martes del penúltimo mes del año donde una audiencia nada despreciable (aunque menor a la del Super Bowl) de lectores, televidentes y seguidores de las redes sociodigitales acompañaremos los resultados de cada estado de la Unión Americana hasta que se declare un ganador o ganadora queda claro que Estados Unidos vive en una campaña política permanente con muchas anécdotas, confrontaciones y mucho dinero circulando para favorecer a las posibles candidaturas.
Por ello, es interesante reparar en algunos detalles recientes en esta larga carrera para ocupar la Casa Blanca. Por ejemplo, en el Estado de Nevada, el Partido Republicano decidió que la elección primaria no contaba para sumar delegados a su Convención Nacional, pero si las asambleas de los condados o “caucus”. En la elección primaria, la precandidata Nikky Halley perdió contra la opción de “ninguno de los candidatos” (es decir perdió contra sí misma) y en los caucus ganó Donald Trump obteniendo los 26 delegados posibles para la Convención del Partido Republicano a mediados de julio próximo.
En la arena judicial, Donald Trump sigue el camino de los tribunales y también el de los reflectores, aunque este protagonismo le lleva a realizar declaración es que en poco benefician su candidatura y que es aprovechada por el actual presidente Joe Biden.
Trump, en un verdadero disparate, anunció que en el caso de la OTAN (donde participa de forma principal los Estados Unidos) alentaría que Rusia interviniera en aquellos países que no estén al corriente de sus cuotas. Y lo dijo en serio. Esto ha provocado un cierre de filas de un sector importante de simpatizantes demócratas que prefieren a Biden con sus defectos expuestos que a los despropósitos del republicano.
Y hay que decirlo, Biden que fue exculpado del mal cuidado de sus archivos cuando fue vicepresidente de los Estados Unidos en la administración de Barack Obama y en voz del fiscal Robert Hur el descuido se debió a fallos de su memoria vinculada a la edad. Lo que provocó que Biden saliera ante la opinión pública a defenderse de los dichos del fiscal y en esa conferencia de prensa, confundió al presidente de Egipto, Abdelfatah Al Sisi,con el presidente de México. Y queda por el momento latente la principal preocupación de los posibles electores demócratas: su edad.
Pero Trump cambió la agenda, Biden respiró y ahora la confrontación volverá a Carolina del Sur donde Nikki Haley gobernó y el próximo 24 de febrero estaremos en una nueva elección primaria de los republicanos en un escenario poco claro donde el proceso local está referido a los acontecimientos internacionales que se desarrollen en las próximas horas y días y donde lo no político es electoral.