/ sábado 11 de noviembre de 2017

ESTO...y algo más

UN CLÁSICO REGIO ILEGAL

“La violencia es el miedo a los ideales de los demás”.

Gandhi

 

¿Qué está realmente en juego cuando se prohíbe la entrada a un aficionado por su forma de vestir y sus convicciones? Por un lado, la violación a los Derechos Humanos y constitucionales; por otro, aceptar que la violencia e intolerancia en los estadios resultan incontrolables. Ahora bien, la decisión de los Rayados para “prevenir” la violencia eliminando cualquier vivo o color de los Tigres parece sacado de la novela “1984” de Orwell, donde existe una policía del pensamiento y todos se tienen que vestir del mismo modo, inspirada en los regímenes dictatoriales del siglo XX. De acuerdo, que se elimine cualquier referencia o distintivo universitario, pero, los aficionados visitantes (serán pocos, porque la entrada es con abono), se les permitirá festejar un gol, una jugada de peligro o, de plano, quedará restringido cualquier apoyo a los felinos para prevenir cualquier tipo de violencia. Así, la lógica de los directivos del Monterrey.

Esta prohibición no se sustenta al argüir que es un evento privado ni por motivos de seguridad. No dejemos entrar a nadie que no piense como nosotros, que no se vista con los colores obligatorios, por el bien de la convivencia ¡qué gran idea! Dirán los de miras cortas y poca paciencia. Eliminemos cualquier provocación, es nuestro estadio y son nuestras reglas.

Además, por si algo faltara, esta medida viola el artículo primero de la constitución, es decir, el texto que representa los pilares de nuestra sociedad y que nos da identidad como mexicanos: “Queda prohibida toda discriminación, motivada por origen étnico o nacional, de género, de edad, por discapacidades, condición social, salud, religión, opiniones, preferencias, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos o libertades de las personas”. Recordemos que la Carta Magna está por encima de cualquier reglamento o acuerdo privado y, por supuesto, de medidas tomada por la FMF o algún equipo de la Liga MX.

Asimismo, la “Declaración Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones de las Naciones Unidad”, firmada por nuestro país, dice en su artículo segundo: “nadie será objeto de discriminación por motivos de religión o convicciones por parte de ningún Estado, institución, grupo de personas o particulares. Se entiende por ‘intolerancia y discriminación basadas en la religión o las convicciones’ toda distinción, exclusión, restricción o preferencia fundada en la religión o en las convicciones y cuyo fin o efecto sea la abolición o el menoscabo del reconocimiento, el goce o el ejercicio en pie de igualdad de los derechos humanos y las libertades fundamentales”.

La solución no está en la prohibición de la entrada a la porra rival, esto sólo es una decisión desesperada hecha por empresarios para proteger su negocio, sino, que, aceptar que la portación de una simple playera es sinónimo de violencia es promover el odio entre los aficionados, vecinos y miembros de una comunidad. El verdadero fondo está en el apoyo institucional a las barras, la mala planeación y la ignorancia por parte de la Liga para dar soluciones a un problema trascendental en nuestro futbol. Por lo pronto, la única medida que se les ocurrió fue discriminar a los aficionados y violar la ley. De este tamaño es la “capacidad” de los directivos.

Algo Más. ¡Un genio anda suelto! En qué cabeza cabe que programar el juego Pumas vs Buros Blancos a las nueve de la mañana en CU, disminuye los riesgos de la violencia. ¡Patético!

UN CLÁSICO REGIO ILEGAL

“La violencia es el miedo a los ideales de los demás”.

Gandhi

 

¿Qué está realmente en juego cuando se prohíbe la entrada a un aficionado por su forma de vestir y sus convicciones? Por un lado, la violación a los Derechos Humanos y constitucionales; por otro, aceptar que la violencia e intolerancia en los estadios resultan incontrolables. Ahora bien, la decisión de los Rayados para “prevenir” la violencia eliminando cualquier vivo o color de los Tigres parece sacado de la novela “1984” de Orwell, donde existe una policía del pensamiento y todos se tienen que vestir del mismo modo, inspirada en los regímenes dictatoriales del siglo XX. De acuerdo, que se elimine cualquier referencia o distintivo universitario, pero, los aficionados visitantes (serán pocos, porque la entrada es con abono), se les permitirá festejar un gol, una jugada de peligro o, de plano, quedará restringido cualquier apoyo a los felinos para prevenir cualquier tipo de violencia. Así, la lógica de los directivos del Monterrey.

Esta prohibición no se sustenta al argüir que es un evento privado ni por motivos de seguridad. No dejemos entrar a nadie que no piense como nosotros, que no se vista con los colores obligatorios, por el bien de la convivencia ¡qué gran idea! Dirán los de miras cortas y poca paciencia. Eliminemos cualquier provocación, es nuestro estadio y son nuestras reglas.

Además, por si algo faltara, esta medida viola el artículo primero de la constitución, es decir, el texto que representa los pilares de nuestra sociedad y que nos da identidad como mexicanos: “Queda prohibida toda discriminación, motivada por origen étnico o nacional, de género, de edad, por discapacidades, condición social, salud, religión, opiniones, preferencias, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos o libertades de las personas”. Recordemos que la Carta Magna está por encima de cualquier reglamento o acuerdo privado y, por supuesto, de medidas tomada por la FMF o algún equipo de la Liga MX.

Asimismo, la “Declaración Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones de las Naciones Unidad”, firmada por nuestro país, dice en su artículo segundo: “nadie será objeto de discriminación por motivos de religión o convicciones por parte de ningún Estado, institución, grupo de personas o particulares. Se entiende por ‘intolerancia y discriminación basadas en la religión o las convicciones’ toda distinción, exclusión, restricción o preferencia fundada en la religión o en las convicciones y cuyo fin o efecto sea la abolición o el menoscabo del reconocimiento, el goce o el ejercicio en pie de igualdad de los derechos humanos y las libertades fundamentales”.

La solución no está en la prohibición de la entrada a la porra rival, esto sólo es una decisión desesperada hecha por empresarios para proteger su negocio, sino, que, aceptar que la portación de una simple playera es sinónimo de violencia es promover el odio entre los aficionados, vecinos y miembros de una comunidad. El verdadero fondo está en el apoyo institucional a las barras, la mala planeación y la ignorancia por parte de la Liga para dar soluciones a un problema trascendental en nuestro futbol. Por lo pronto, la única medida que se les ocurrió fue discriminar a los aficionados y violar la ley. De este tamaño es la “capacidad” de los directivos.

Algo Más. ¡Un genio anda suelto! En qué cabeza cabe que programar el juego Pumas vs Buros Blancos a las nueve de la mañana en CU, disminuye los riesgos de la violencia. ¡Patético!

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