/ sábado 3 de marzo de 2018

Estrategia fallida

Le están tundiendo con todo. A Ricardo Anaya, candidato del Frente por México, el PRI lo tiene en la lona. Por más que intenta defenderse,el “sospechosismo” en la opinión pública, podría hundirlo. ¿Le será útil esta carnicería al Tricolor?

Un amigo, de oficio chofer, me comentaba. En la colonia en la que vive, los sábados se concentran en un campo de futbol. Sus vecinos y conocidos decían tajantes, que van a votar por López Obrador. Textual, afirmaban: “Jamás por el PRI y ahora tampoco por el tal Anaya, al que le han salido propiedades aquí y allá. Si ya se hizo rico, qué pasaría si llegara a la presidencia”.

El bombardeo informativo, de los bienes raíces del exjóven Maravilla, caló en la sensibilidad de una población asqueada de corruptelas. Si Anaya puede etiquetarse como rico y le cuesta explicar la forma en que se hizo de esa fortuna, la simple duda, descalifica.

En México hay una aversión a quienes tienen dinero y peor si son políticos. Será por envidia o resentimiento, pero, en un país con tantas carencias, el distintivo de los muchos pesos, molesta. Las referencias, a quienes gozan de grandes capitales, suelen ser ofensivas y siempre caen en el cuestionamiento del “cómo” habrán podido hacerlo, con especulaciones sobre “orígenes oscuros”.

Los “geniales estrategas” del Revolucionario Institucional se treparon a la ola de la deshonra Anayista y sus voceros infestan medios, exigiendo se sancione el delito de “lavado de dinero”, que nadie le ha probado.

Para estar en sintonía, una PGR de vergüenza, arma el expediente, a velocidades nunca vistas y sale a la caza de semejantes malhechores. Así hubieran sido de “eficientes” para dilucidar el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa y tantos otros.

¿Qué intentan probar con el desahucio del candidato panista? ¿Que no son los únicos corruptos y en la oposición también se cuecen habas? El tiro podría salirles por la culata.

Los datos de la Auditoría Superior de la Federación, revelan desvíos-en cuatro años- que podrían llegar a los ¡siete mil millones de pesos! Destapan la cañería de los contratos de varias Secretarías, en particular Sedesol y Sedatu. Insisten en el tema de los acuerdos con algunas universidades públicas, a las que se otorgaron millones y millones, por trabajos no hechos o mal hechos. A una le dieron una adjudicación ¡para hacer cachuchas!

Acción Nacional ya acusa un trastupije, en el Sedesol de Meade, por cuatrocientos millones. La danza de la moneda, en el caso del Gobierno Federal, tiene la colalarga y ésos haberes salieron de los impuestos.

El meterse a un lodazal, que puede tener efecto de bumerang y revertírseles, habla pésimo de los estrategas de campaña. Se menciona, entre los artífices, a Alejandra Sota, exmandamás de comunicación con Felipe Calderón, quien en aquel entonces, dejó hiel en la boca de muchos.

Una neófita, con aires de grandeza y escasa creatividad, que considera que todo puede comprarse y así maiceó a quien pudo, para luego lavarse las manos –del gasto inaudito-, y que se culpara a sus subordinados.

El Peje se relame los bigotes, viendo que le ponen la presidencia en bandeja de plata. Otra, que se goza el escarnio al traidor Anaya, es Margarita Zavala, a quien sí le podría redituar la caída de su verdugo, con el acopio de un sector importante del sufragio blanquiazul. Al PRI, poco bueno le dará una escaramuza, de la que podría salir todavía más raspado.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq



Le están tundiendo con todo. A Ricardo Anaya, candidato del Frente por México, el PRI lo tiene en la lona. Por más que intenta defenderse,el “sospechosismo” en la opinión pública, podría hundirlo. ¿Le será útil esta carnicería al Tricolor?

Un amigo, de oficio chofer, me comentaba. En la colonia en la que vive, los sábados se concentran en un campo de futbol. Sus vecinos y conocidos decían tajantes, que van a votar por López Obrador. Textual, afirmaban: “Jamás por el PRI y ahora tampoco por el tal Anaya, al que le han salido propiedades aquí y allá. Si ya se hizo rico, qué pasaría si llegara a la presidencia”.

El bombardeo informativo, de los bienes raíces del exjóven Maravilla, caló en la sensibilidad de una población asqueada de corruptelas. Si Anaya puede etiquetarse como rico y le cuesta explicar la forma en que se hizo de esa fortuna, la simple duda, descalifica.

En México hay una aversión a quienes tienen dinero y peor si son políticos. Será por envidia o resentimiento, pero, en un país con tantas carencias, el distintivo de los muchos pesos, molesta. Las referencias, a quienes gozan de grandes capitales, suelen ser ofensivas y siempre caen en el cuestionamiento del “cómo” habrán podido hacerlo, con especulaciones sobre “orígenes oscuros”.

Los “geniales estrategas” del Revolucionario Institucional se treparon a la ola de la deshonra Anayista y sus voceros infestan medios, exigiendo se sancione el delito de “lavado de dinero”, que nadie le ha probado.

Para estar en sintonía, una PGR de vergüenza, arma el expediente, a velocidades nunca vistas y sale a la caza de semejantes malhechores. Así hubieran sido de “eficientes” para dilucidar el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa y tantos otros.

¿Qué intentan probar con el desahucio del candidato panista? ¿Que no son los únicos corruptos y en la oposición también se cuecen habas? El tiro podría salirles por la culata.

Los datos de la Auditoría Superior de la Federación, revelan desvíos-en cuatro años- que podrían llegar a los ¡siete mil millones de pesos! Destapan la cañería de los contratos de varias Secretarías, en particular Sedesol y Sedatu. Insisten en el tema de los acuerdos con algunas universidades públicas, a las que se otorgaron millones y millones, por trabajos no hechos o mal hechos. A una le dieron una adjudicación ¡para hacer cachuchas!

Acción Nacional ya acusa un trastupije, en el Sedesol de Meade, por cuatrocientos millones. La danza de la moneda, en el caso del Gobierno Federal, tiene la colalarga y ésos haberes salieron de los impuestos.

El meterse a un lodazal, que puede tener efecto de bumerang y revertírseles, habla pésimo de los estrategas de campaña. Se menciona, entre los artífices, a Alejandra Sota, exmandamás de comunicación con Felipe Calderón, quien en aquel entonces, dejó hiel en la boca de muchos.

Una neófita, con aires de grandeza y escasa creatividad, que considera que todo puede comprarse y así maiceó a quien pudo, para luego lavarse las manos –del gasto inaudito-, y que se culpara a sus subordinados.

El Peje se relame los bigotes, viendo que le ponen la presidencia en bandeja de plata. Otra, que se goza el escarnio al traidor Anaya, es Margarita Zavala, a quien sí le podría redituar la caída de su verdugo, con el acopio de un sector importante del sufragio blanquiazul. Al PRI, poco bueno le dará una escaramuza, de la que podría salir todavía más raspado.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq