/ jueves 15 de noviembre de 2018

EU: acordar a partir de diferencias

Los resultados de las elecciones intermedias en Estados Unidos son una fotografía de la polarización existente en el país. Los demócratas consiguieron la mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que los republicanos se quedaron con la mayoría del Senado.

La polarización permitió a los progresistas posicionarse como un contrapeso legislativo al Gobierno de Donald Trump, pero también deja una sociedad fuertemente dividida y receptiva a la demagogia política. El Partido Demócrata apostó por la movilización de jóvenes, mujeres y minorías en las zonas urbanas, estrategia que rindió frutos; incluso sumó zonas suburbanas. Esta movilización permitió a los progresistas hacerse de la mayoría en la cámara baja, después de ocho años. De acuerdo a los últimos recuentos, los demócratas obtuvieron 225 de los 435 escaños. Este triunfo les permite limitar la agenda del presidente, en temas como inmigración.

Otra facultad que tendrán los demócratas es la de supervisión. A partir de las comisiones podrán iniciar investigaciones, revisar las declaraciones de impuestos de Trump o ahondar en el caso de la supuesta intromisión de Rusia en las elecciones de 2016.

El Partido Republicano mantuvo su voto duro, conformado mayoritariamente por hombres blancos adultos, ubicados principalmente en las zonas rurales del país. Los republicanos conservaron 51 escaños de los 100 en el Senado. Lo que les permitirá frenar las iniciativas demócratas, y viceversa, lo que podría generar parálisis legislativa. Por otro lado, la cámara alta atiende la política externa del país, lo que podría favorecer la actual postura proteccionistas de la Administración Federal en política comercial.

Las grietas de la polarización se ven más hondas ahora. La diferenciación del electorado se puede observar a partir de tres enfoques: etario, género y geográfico. Los jóvenes y mujeres se identificaron como demócratas, mientras que los hombres blancos adultos como republicanos. Los votantes demócratas se concentraron en zonas urbanas y presumiblemente con mejor acceso a información, mientras que los votantes republicanos en zonas rurales con acceso limitado a canales de información.

Los resultados de las elecciones intermedias en Estados Unidos son una fotografía de la polarización existente en el país. Los demócratas consiguieron la mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que los republicanos se quedaron con la mayoría del Senado.

La polarización permitió a los progresistas posicionarse como un contrapeso legislativo al Gobierno de Donald Trump, pero también deja una sociedad fuertemente dividida y receptiva a la demagogia política. El Partido Demócrata apostó por la movilización de jóvenes, mujeres y minorías en las zonas urbanas, estrategia que rindió frutos; incluso sumó zonas suburbanas. Esta movilización permitió a los progresistas hacerse de la mayoría en la cámara baja, después de ocho años. De acuerdo a los últimos recuentos, los demócratas obtuvieron 225 de los 435 escaños. Este triunfo les permite limitar la agenda del presidente, en temas como inmigración.

Otra facultad que tendrán los demócratas es la de supervisión. A partir de las comisiones podrán iniciar investigaciones, revisar las declaraciones de impuestos de Trump o ahondar en el caso de la supuesta intromisión de Rusia en las elecciones de 2016.

El Partido Republicano mantuvo su voto duro, conformado mayoritariamente por hombres blancos adultos, ubicados principalmente en las zonas rurales del país. Los republicanos conservaron 51 escaños de los 100 en el Senado. Lo que les permitirá frenar las iniciativas demócratas, y viceversa, lo que podría generar parálisis legislativa. Por otro lado, la cámara alta atiende la política externa del país, lo que podría favorecer la actual postura proteccionistas de la Administración Federal en política comercial.

Las grietas de la polarización se ven más hondas ahora. La diferenciación del electorado se puede observar a partir de tres enfoques: etario, género y geográfico. Los jóvenes y mujeres se identificaron como demócratas, mientras que los hombres blancos adultos como republicanos. Los votantes demócratas se concentraron en zonas urbanas y presumiblemente con mejor acceso a información, mientras que los votantes republicanos en zonas rurales con acceso limitado a canales de información.

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