/ viernes 6 de noviembre de 2020

EU, pagar la cuenta

Después de la elección, Estados Unidos va a la confrontación política más grande en los últimos 100 años derivado de la debilidad y vulneración institucional en la que el peor resultado es una elección muy competitiva, donde se confrontan dos visiones de poder de las instituciones, pero que también están soportadas por dos segmentos enfrentados y cada cual, desde su punto de vista excluidos.

El conflicto proviene de dos excesos, de la frivolización política en la que las posiciones se volvieron epigramas, se optó por lo popular en un segmento y no por lo responsable; el pensamiento y la argumentación se sobresimplificaron y por el otro lado la asfixia de lo políticamente correcto que a la mayoría de la gente no le importa, pero a ciertos grupos activistas sí, lo que generó un distanciamiento entre la práctica política y el ciudadano común.

Los políticamente correctos han cometido el error de estupidizar a los grupos que apoyan a Trump, sin tratar de entender sus causas y razones, una coordenada interesante para aproximarse al tema es el Redneck Manifiesto de Jim Goad, en él hace una narrativa sobre cómo la población blanca ha sido discriminada, una idea que parece exagerada, pero que muchos norteamericanos creen con vehemencia.

El resultado de la elección no concluye el proceso, no se ve una solución de conflicto, ni breve, ni tersa. Es muy probable que concluya la presidencia de Trump pero inicia como movimiento social, se reactivarán tensiones con grupos como milicias de supremacistas blancos y por el otro lado los movimientos sociales urbanos. El tema es más profundo que las estrategias de campaña, las posiciones y los discursos políticos. Muestra las contradicciones más intensas, el status quo agotado y depredador, contra la nada y profundiza las exclusiones de raza y de la que nadie quiere hablar, la exclusión de clase.

La única puesta sensata es cómo iniciar un proceso de sanación, reconciliación y fortalecimiento institucional en el cual se puedan unir en un mismo proyecto no solo las élites, las grandes empresas y los factores efectivos de poder, sino también los grandes excluidos como blancos pobres, minorías étnicas, migrantes y los que han perdido su empleo derivado del modelo neoliberal; esto implicaría un ejercicio político extraordinario que tiene que ir acompañado de un cambio en el modelo económico y una política social incluyente.

Es un momento delicado que rebasa lo electoral, puede ser la crisis de la política como medio de resolución pacífica. Es momento de pagar la cuenta de los errores políticos de los últimos años.

Twitter: @LuisH_Fernandez

Después de la elección, Estados Unidos va a la confrontación política más grande en los últimos 100 años derivado de la debilidad y vulneración institucional en la que el peor resultado es una elección muy competitiva, donde se confrontan dos visiones de poder de las instituciones, pero que también están soportadas por dos segmentos enfrentados y cada cual, desde su punto de vista excluidos.

El conflicto proviene de dos excesos, de la frivolización política en la que las posiciones se volvieron epigramas, se optó por lo popular en un segmento y no por lo responsable; el pensamiento y la argumentación se sobresimplificaron y por el otro lado la asfixia de lo políticamente correcto que a la mayoría de la gente no le importa, pero a ciertos grupos activistas sí, lo que generó un distanciamiento entre la práctica política y el ciudadano común.

Los políticamente correctos han cometido el error de estupidizar a los grupos que apoyan a Trump, sin tratar de entender sus causas y razones, una coordenada interesante para aproximarse al tema es el Redneck Manifiesto de Jim Goad, en él hace una narrativa sobre cómo la población blanca ha sido discriminada, una idea que parece exagerada, pero que muchos norteamericanos creen con vehemencia.

El resultado de la elección no concluye el proceso, no se ve una solución de conflicto, ni breve, ni tersa. Es muy probable que concluya la presidencia de Trump pero inicia como movimiento social, se reactivarán tensiones con grupos como milicias de supremacistas blancos y por el otro lado los movimientos sociales urbanos. El tema es más profundo que las estrategias de campaña, las posiciones y los discursos políticos. Muestra las contradicciones más intensas, el status quo agotado y depredador, contra la nada y profundiza las exclusiones de raza y de la que nadie quiere hablar, la exclusión de clase.

La única puesta sensata es cómo iniciar un proceso de sanación, reconciliación y fortalecimiento institucional en el cual se puedan unir en un mismo proyecto no solo las élites, las grandes empresas y los factores efectivos de poder, sino también los grandes excluidos como blancos pobres, minorías étnicas, migrantes y los que han perdido su empleo derivado del modelo neoliberal; esto implicaría un ejercicio político extraordinario que tiene que ir acompañado de un cambio en el modelo económico y una política social incluyente.

Es un momento delicado que rebasa lo electoral, puede ser la crisis de la política como medio de resolución pacífica. Es momento de pagar la cuenta de los errores políticos de los últimos años.

Twitter: @LuisH_Fernandez