/ lunes 17 de agosto de 2020

EU y China: de la guerra comercial a la digital

Actualmente, las guerras entre los países más poderosos se libran en el campo económico, tecnológico y científico; atrás han quedado las declaraciones de guerra al estilo de los años 40, con potentes despliegues militares en aguas internacionales y fronteras. Y aunque la industria militar sigue siendo monopolio de los Estados más desarrollados y no ha parado su evolución, hoy vemos otras formas de conflicto y de competencia por el poder.

También, las ventajas tecnológicas de los países ya no sólo son logros de los gobiernos sino que involucran al sector privado de manera cada vez más activa y para muestra tenemos el último lanzamiento espacial en EU, que no solo fue mérito de la Agencia Espacial de Estados Unidos sino que fue una estrecha colaboración con la empresa SpaceX, de Elon Musk. O la actual competencia científica por encontrar la vacuna más segura para combatir el coronavirus, donde laboratorios privados, centros de investigación, empresas farmacéuticas y universidades se han aliado con sus respectivos gobiernos en una carrera contrarreloj para dar al mundo una cura y, de paso, demostrar quién es quién en cuanto a avances científicos se refiere.

Y no me malinterpreten, es muy loable y necesario que los países desarrollen soluciones para bien de la humanidad, pero no podemos ignorar que detrás de cada jugada en este tablero internacional, hay una estrategia geopolítica y económica que responde a una estrategia de consolidación del poder estatal de los países.

En medio de esta nueva forma de conflicto y competencia no podían quedar fuera las redes sociales, que no son sólo un escaparate de las vidas de sus usuarios, sino que son termómetros sociales y grandes generadoras de datos muy útiles para publicidad y hasta para ganar elecciones. En este contexto, resulta interesante echar un vistazo en el más reciente conflicto entre EU y China, que involucra a una red social nueva que sólo en las primeras semanas de la pandemia creció 137%, especialmente en EU: Tiktok, cuya propietaria es la empresa tecnológica china ByteDance.

Pero, ¿por qué una aplicación que sirve para crear videos cortos sería relevante en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China? Porque Donald Trump acusó a Tiktok de ser un “instrumento del gobierno chino para espiar a sus ciudadanos”, después de que un grupo de jóvenes mostró su desacuerdo con la gestión del candidato republicano y organizaron una serie de boicots a sus mítines de campaña, siendo el más importante el primer evento de campaña en Oklahoma, donde los chicos solicitaron entradas al evento con el fin de no asistir y dejar las butacas vacías. Con esta simple y útil estrategia lograron que, un evento que prometía juntar a 100,000 personas, únicamente lograra 12 mil.

Es decir, la red social de moda sirvió como plataforma para que las y los jóvenes mostraran la relevancia que tiene su voz y su voto en la política y en las elecciones. ¿Dónde hemos visto eso antes? En Egipto, México, Corea, Francia, Hong Kong y Chile, al menos; porque como ya decíamos, las redes sociales son parte de nuestras vidas cotidianas y no solo sirven para el ocio y la diversión, sino también para la protesta y el posicionamiento político, especialmente para los segmentos de la población más familiarizados con la tecnología.

Para el primer círculo del presidente y candidato estadounidense, esto fue una declaración de guerra que se sumaba a las diferencias con China que vienen arrastrándose desde hace 2 años, por lo que amenazó con prohibir, mediante decreto, las operaciones de Tiktok en EU, y de paso también las de WeChat (que es la versión china de Whatsapp), pero como EU quee precia de ser “el país de las libertades y la democracia” no podía simplemente bloquearlas de su país, sino que tuvo que ponerse creativo y argumentar que le preocupaba lo que el gobierno chino hiciera con la información sensible que los usuarios comparten con la aplicación, al descargarla e invocó motivos de seguridad nacional. No olvidemos que esta misma razón argumentó cuando le impuso aranceles a productos chinos en marzo de 2018.

Finalmente, el pasado 7 de agosto, el presidente Trump firmó un par de órdenes ejecutivas que mandatan a las compañías estadounidenses involucradas con Tiktok y WeChat, romper todo lazo comercial con ambas empresas chinas en los siguientes 45 días. Este anuncio surgió en medio de las negociaciones entre la empresa estadounidense Microsoft y ByteDance, para comprar Tiktok antes del 15 de septiembre, fecha impuesta en dichas órdenes.

Lo anterior no es un hecho aislado sino que se suma al cierre de consulados chinos en EU, por orden de la Casa Blanca y sus correspondientes represalias con los consulados estadounidenses en China. En conclusión, se están viviendo momentos muy tensos entre ambos países y oficialmente han pasado de la guerra comercial, a la digital.

Nota final: no olvidemos que la campaña electoral estadounidense está en marcha y Donald Trump parece enfrentar enemigos internos y externos, pues mientras se debate contra China, también tiene que lidiar con sus bien ganados detractores internos. Esta semana, su contrincante Joe Biden hizo público el nombramiento de Kamala Harris como su compañera de fórmula y, en caso de ganar, su vicepresidenta. Harris, senadora por California, es una mujer negra que viene a dar un mensaje para tres de los grupos poblacionales más atacados por Trump: las mujeres, la población afroamericana y la población migrante.



Empresario

Actualmente, las guerras entre los países más poderosos se libran en el campo económico, tecnológico y científico; atrás han quedado las declaraciones de guerra al estilo de los años 40, con potentes despliegues militares en aguas internacionales y fronteras. Y aunque la industria militar sigue siendo monopolio de los Estados más desarrollados y no ha parado su evolución, hoy vemos otras formas de conflicto y de competencia por el poder.

También, las ventajas tecnológicas de los países ya no sólo son logros de los gobiernos sino que involucran al sector privado de manera cada vez más activa y para muestra tenemos el último lanzamiento espacial en EU, que no solo fue mérito de la Agencia Espacial de Estados Unidos sino que fue una estrecha colaboración con la empresa SpaceX, de Elon Musk. O la actual competencia científica por encontrar la vacuna más segura para combatir el coronavirus, donde laboratorios privados, centros de investigación, empresas farmacéuticas y universidades se han aliado con sus respectivos gobiernos en una carrera contrarreloj para dar al mundo una cura y, de paso, demostrar quién es quién en cuanto a avances científicos se refiere.

Y no me malinterpreten, es muy loable y necesario que los países desarrollen soluciones para bien de la humanidad, pero no podemos ignorar que detrás de cada jugada en este tablero internacional, hay una estrategia geopolítica y económica que responde a una estrategia de consolidación del poder estatal de los países.

En medio de esta nueva forma de conflicto y competencia no podían quedar fuera las redes sociales, que no son sólo un escaparate de las vidas de sus usuarios, sino que son termómetros sociales y grandes generadoras de datos muy útiles para publicidad y hasta para ganar elecciones. En este contexto, resulta interesante echar un vistazo en el más reciente conflicto entre EU y China, que involucra a una red social nueva que sólo en las primeras semanas de la pandemia creció 137%, especialmente en EU: Tiktok, cuya propietaria es la empresa tecnológica china ByteDance.

Pero, ¿por qué una aplicación que sirve para crear videos cortos sería relevante en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China? Porque Donald Trump acusó a Tiktok de ser un “instrumento del gobierno chino para espiar a sus ciudadanos”, después de que un grupo de jóvenes mostró su desacuerdo con la gestión del candidato republicano y organizaron una serie de boicots a sus mítines de campaña, siendo el más importante el primer evento de campaña en Oklahoma, donde los chicos solicitaron entradas al evento con el fin de no asistir y dejar las butacas vacías. Con esta simple y útil estrategia lograron que, un evento que prometía juntar a 100,000 personas, únicamente lograra 12 mil.

Es decir, la red social de moda sirvió como plataforma para que las y los jóvenes mostraran la relevancia que tiene su voz y su voto en la política y en las elecciones. ¿Dónde hemos visto eso antes? En Egipto, México, Corea, Francia, Hong Kong y Chile, al menos; porque como ya decíamos, las redes sociales son parte de nuestras vidas cotidianas y no solo sirven para el ocio y la diversión, sino también para la protesta y el posicionamiento político, especialmente para los segmentos de la población más familiarizados con la tecnología.

Para el primer círculo del presidente y candidato estadounidense, esto fue una declaración de guerra que se sumaba a las diferencias con China que vienen arrastrándose desde hace 2 años, por lo que amenazó con prohibir, mediante decreto, las operaciones de Tiktok en EU, y de paso también las de WeChat (que es la versión china de Whatsapp), pero como EU quee precia de ser “el país de las libertades y la democracia” no podía simplemente bloquearlas de su país, sino que tuvo que ponerse creativo y argumentar que le preocupaba lo que el gobierno chino hiciera con la información sensible que los usuarios comparten con la aplicación, al descargarla e invocó motivos de seguridad nacional. No olvidemos que esta misma razón argumentó cuando le impuso aranceles a productos chinos en marzo de 2018.

Finalmente, el pasado 7 de agosto, el presidente Trump firmó un par de órdenes ejecutivas que mandatan a las compañías estadounidenses involucradas con Tiktok y WeChat, romper todo lazo comercial con ambas empresas chinas en los siguientes 45 días. Este anuncio surgió en medio de las negociaciones entre la empresa estadounidense Microsoft y ByteDance, para comprar Tiktok antes del 15 de septiembre, fecha impuesta en dichas órdenes.

Lo anterior no es un hecho aislado sino que se suma al cierre de consulados chinos en EU, por orden de la Casa Blanca y sus correspondientes represalias con los consulados estadounidenses en China. En conclusión, se están viviendo momentos muy tensos entre ambos países y oficialmente han pasado de la guerra comercial, a la digital.

Nota final: no olvidemos que la campaña electoral estadounidense está en marcha y Donald Trump parece enfrentar enemigos internos y externos, pues mientras se debate contra China, también tiene que lidiar con sus bien ganados detractores internos. Esta semana, su contrincante Joe Biden hizo público el nombramiento de Kamala Harris como su compañera de fórmula y, en caso de ganar, su vicepresidenta. Harris, senadora por California, es una mujer negra que viene a dar un mensaje para tres de los grupos poblacionales más atacados por Trump: las mujeres, la población afroamericana y la población migrante.



Empresario