No se han dado a conocer las negociaciones del gobierno guatemalteco con António Guterres, Secretario General de la ONU, pero podemos partir de que ante la inflexible negativa de éste de remover al muy controvertido Comisionado Iván Velásquez, el enojado y poco avezado presidente Jimmy Morales decidió dar el gran salto de anunciar la cancelación definitiva de la relación de colaboración con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) a partir del 3 de septiembre de 2019, cuando vence el periodo de ratificación del acuerdo de cada dos años.
Ante la dificultad de sintetizar en forma adecuada la reveladora y consistente exposición de 14 minutos del senador Wicker, ojalá que las personas interesadas la aprecien consultándola en: https://canalantigua.tv/wicker-cicig-onu/, y sólo diremos que describe los hechos en los que la familia Bitkov forjó una exitosa empresa, de la cual el banco Sberbank, propiedad del gobierno de Vladimir Putin quiso asumir su control accionario. Ante la negativa de los Bitkov, el matrimonio padeció el secuestro y violación de su hija Anastasia de 16 años con graves consecuencias.
En 2008 tres bancos rusos, VTB, Sberbank y Gazprombank presionaron exigiendo un adelantado pago inmediato del equivalente a 160 millones de dólares. Traumatizados y bajo amenaza de cárcel o muerte la familia decidió huir de Rusia y la familia decidió contratar a un costoso bufete jurídico para obtener pasaportes guatemaltecos que les permitieran radicar en el país. Rusia abrió un caso penal en su contra en 2009.
Los Bitkov no tuvieron relación ni ofrecieron sobornos a funcionarios guatemaltecos para obtener sus pasaportes. Los abogados contratados le entregaron sus pasaportes que creyeron legales. Mayra Véliz una alta funcionaria, con magníficas relaciones con la CICIG, ha otorgado múltiples permisos de ese tipo sin consecuencia legal alguna. Sin embargo los Bitkov han sido perseguidos con singular saña bajo el impulso de la CICIG, que ha actuado como brazo ejecutor de un abusivo gobierno ruso. Sentenciado el esposo a 19 años de cárcel, la esposa a 15 y la hija a 14 años, con inicuo doble enjuiciamiento. Resulta plausible el combate a la corrupción de la CICIG pero lo que se ha vuelto repudiable es un Comisionado obsecuente y encubridor con quienes considera sus aliados, pero feroz y despiadado con quienes ve como críticos rivales o como opositores ideológicos. El funcionamiento de la CICIG pudiera quizá rescatarse, pero dirigida por personalidades equilibradas sin profundos resentimientos.
amartinezv@derecho.unam.mx
@AlejoMVendrell
