/ sábado 30 de octubre de 2021

Fin del neoliberalismo en la UNAM

Bien se conoce y reconoce que el padre del neoliberalismo mexicano es Carlos Salinas de Gortari. Otra forma de caracterizar al usurpador de la Presidencia de la República es reconocerlo como el más destacado jefe político de la derecha mexicana.

A este siniestro personaje está ligada la biografía política de Jorge Carpizo: rector de la UNAM, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, secretario de Gobernación. ¿Podrá alguien decir que se puede ser estrecho colaborador del jefe político de la derecha mexicana sin compartir la ideología del capo?

En su paso como rector de la UNAM, Carpizo fungió como delegado del neoliberalismo. O, dicho de otro modo, como el promotor de la privatización de esa gran universidad. Pero no logro su propósito porque no pudo implantar el cobro de cuotas, de colegiaturas, rasgo distintivo de la educación privada.

Pero Carpizo era solamente la punta del iceberg de la derecha universitaria. En esa misma línea privatizadora se desenvuelve la burocracia de la institución, tanto la encabezada formalmente por el rector Enrique Graue, como el verdadero gobierno de la UNAM a cargo del desembozado priista, el ex rector José Narro Robles.

Dominada por la derecha, qué tiene de extraño que en la UNAM prevalezcan la ideología y la práctica del conservadurismo Y qué tiene de raro, igualmente, que sólo en los momentos de grave crisis aparezcan las luchas estudiantiles opuestas a una mayor derechización de la Universidad.

Esas graves crisis no se han presentado en los tiempos recientes porque la burocracia universitaria no ha intentado nuevamente implantar el cobro de colegiaturas. Y ha optado por formas menos crudas y descaradas de la privatización, como son, por ejemplo, las limitaciones y dificultades para el incremento de la matrícula, la menor contratación de personal docente y el saqueo del patrimonio universitario.

Pero, como en otros ámbitos de la vida del país, el neoliberalismo está llegando a su fin en la UNAM. La derechizada burocracia universitaria ha dejado de contar con su gran jefe, aliado y mecenas que eran los gobiernos neoliberales del pripanismo.

Será cosa de tiempo, y de muy poco, tiempo para que la UNAM comience a enderezar el camino y vuelva a ser una institución verdaderamente popular y no, como ahora, una copia desvaída de itames y similares.


mentorferrer@gmail.com



Bien se conoce y reconoce que el padre del neoliberalismo mexicano es Carlos Salinas de Gortari. Otra forma de caracterizar al usurpador de la Presidencia de la República es reconocerlo como el más destacado jefe político de la derecha mexicana.

A este siniestro personaje está ligada la biografía política de Jorge Carpizo: rector de la UNAM, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, secretario de Gobernación. ¿Podrá alguien decir que se puede ser estrecho colaborador del jefe político de la derecha mexicana sin compartir la ideología del capo?

En su paso como rector de la UNAM, Carpizo fungió como delegado del neoliberalismo. O, dicho de otro modo, como el promotor de la privatización de esa gran universidad. Pero no logro su propósito porque no pudo implantar el cobro de cuotas, de colegiaturas, rasgo distintivo de la educación privada.

Pero Carpizo era solamente la punta del iceberg de la derecha universitaria. En esa misma línea privatizadora se desenvuelve la burocracia de la institución, tanto la encabezada formalmente por el rector Enrique Graue, como el verdadero gobierno de la UNAM a cargo del desembozado priista, el ex rector José Narro Robles.

Dominada por la derecha, qué tiene de extraño que en la UNAM prevalezcan la ideología y la práctica del conservadurismo Y qué tiene de raro, igualmente, que sólo en los momentos de grave crisis aparezcan las luchas estudiantiles opuestas a una mayor derechización de la Universidad.

Esas graves crisis no se han presentado en los tiempos recientes porque la burocracia universitaria no ha intentado nuevamente implantar el cobro de colegiaturas. Y ha optado por formas menos crudas y descaradas de la privatización, como son, por ejemplo, las limitaciones y dificultades para el incremento de la matrícula, la menor contratación de personal docente y el saqueo del patrimonio universitario.

Pero, como en otros ámbitos de la vida del país, el neoliberalismo está llegando a su fin en la UNAM. La derechizada burocracia universitaria ha dejado de contar con su gran jefe, aliado y mecenas que eran los gobiernos neoliberales del pripanismo.

Será cosa de tiempo, y de muy poco, tiempo para que la UNAM comience a enderezar el camino y vuelva a ser una institución verdaderamente popular y no, como ahora, una copia desvaída de itames y similares.


mentorferrer@gmail.com