/ lunes 1 de julio de 2019

Finanzas públicas: ¿la cuadratura al círculo?

Las finanzas públicas deberían cumplir tres objetivos: propiciar crecimiento económico, impulsar la provisión de bienes y servicios públicos de calidad, y generar mayor equidad.

Desde 1982 se colocó la carreta delante de los caballos, los errores cometidos en la década de los años 70 provocaron la instauración de una política fiscal restrictiva. Durante casi cuatro décadas, el objetivo del gobierno federal ha sido mantener un equilibrio de las finanzas públicas. Los mecanismos para lograrlo han sido el freno al crecimiento, ajuste fiscal restrictivo en la inversión pública y una atención marginal para reducir las brechas socioeconómicas a través del crecimiento económico.

El Estado se olvidó de los fundamentos del desarrollo socioeconómico para enfocarse en una aventura neoliberal que redujo su papel al de regulador y promotor de un ideal de libre mercado. La consecuencia fue que México pasó de ser una economía prometedora a una eternamente emergente atrapada por un crecimiento inercial de 2 por ciento anual.

La sociedad mexicana reprobó dicha estrategia. Primero en el año 2000. La nota reprobatoria llegó con la victoria del presidente Andrés Manuel López Obrador: es su momento de mostrar la eficacia que Fox no tuvo. El principal reto es vencer a la inercia. Hasta junio, el crecimiento sigue enfrentando restricciones impuestas por la lógica de finanzas públicas vigente en 40 años. El 0.4 por ciento de crecimiento promedio del IGAE en los primeros cinco meses de gobierno lo hace evidente. La producción industrial lo confirma: (-) 1.5 por ciento en el mismo periodo de tiempo.

La debilidad de la construcción es una de las principales razones, su caída promedio de (-) 2.4 por ciento, así como la de (-) 8 por ciento en minería son un frenó sobre la economía que sólo más inversión puede resolver. Se requiere un cambio de visión. De acuerdo con las estadísticas de finanzas públicas, entre enero y mayo la inversión física del Sector Público Federal (SPF) se contrajo (-) 16.4 por ciento en términos reales, pero no por falta de recursos, pues obtuvo 100 mil millones de pesos adicionales a lo observado en el mismo periodo de 2018.

Los ingresos del SPF se destinaron a generar un superávit que permitirá presentar, sin lugar a duda, finanzas públicas contablemente sanas, pero se hará bajo la misma lógica de los últimos 40 años: recortando inversión. La revisión del gasto de todo el SPF muestra que casi todos los entes autónomos, ramos administrativos, ramos generales y empresas productivas del Estado registran una contracción en su gasto.

Bienestar, Trabajo y Previsión Social, Energía, IMSS, ISSSTE y Defensa Nacional tienen alzas significativas. Las cifras de crecimiento económico y creación de empleo formal permiten cuestionar qué tan efectiva es la estrategia: entre diciembre y mayo el total de trabajadores registrado en el IMSS se redujo en (-) 75 mil.

En las próximas semanas el Presidente comenzará a evaluar la estrategia, es una necesidad. La falta de inversión la propicia el sector público, no el privado.

Sin inversión no hay crecimiento, generación de empleo formal ni mayor bienestar social, aunque se tengan finanzas públicas contablemente sanas.

Las finanzas públicas deberían cumplir tres objetivos: propiciar crecimiento económico, impulsar la provisión de bienes y servicios públicos de calidad, y generar mayor equidad.

Desde 1982 se colocó la carreta delante de los caballos, los errores cometidos en la década de los años 70 provocaron la instauración de una política fiscal restrictiva. Durante casi cuatro décadas, el objetivo del gobierno federal ha sido mantener un equilibrio de las finanzas públicas. Los mecanismos para lograrlo han sido el freno al crecimiento, ajuste fiscal restrictivo en la inversión pública y una atención marginal para reducir las brechas socioeconómicas a través del crecimiento económico.

El Estado se olvidó de los fundamentos del desarrollo socioeconómico para enfocarse en una aventura neoliberal que redujo su papel al de regulador y promotor de un ideal de libre mercado. La consecuencia fue que México pasó de ser una economía prometedora a una eternamente emergente atrapada por un crecimiento inercial de 2 por ciento anual.

La sociedad mexicana reprobó dicha estrategia. Primero en el año 2000. La nota reprobatoria llegó con la victoria del presidente Andrés Manuel López Obrador: es su momento de mostrar la eficacia que Fox no tuvo. El principal reto es vencer a la inercia. Hasta junio, el crecimiento sigue enfrentando restricciones impuestas por la lógica de finanzas públicas vigente en 40 años. El 0.4 por ciento de crecimiento promedio del IGAE en los primeros cinco meses de gobierno lo hace evidente. La producción industrial lo confirma: (-) 1.5 por ciento en el mismo periodo de tiempo.

La debilidad de la construcción es una de las principales razones, su caída promedio de (-) 2.4 por ciento, así como la de (-) 8 por ciento en minería son un frenó sobre la economía que sólo más inversión puede resolver. Se requiere un cambio de visión. De acuerdo con las estadísticas de finanzas públicas, entre enero y mayo la inversión física del Sector Público Federal (SPF) se contrajo (-) 16.4 por ciento en términos reales, pero no por falta de recursos, pues obtuvo 100 mil millones de pesos adicionales a lo observado en el mismo periodo de 2018.

Los ingresos del SPF se destinaron a generar un superávit que permitirá presentar, sin lugar a duda, finanzas públicas contablemente sanas, pero se hará bajo la misma lógica de los últimos 40 años: recortando inversión. La revisión del gasto de todo el SPF muestra que casi todos los entes autónomos, ramos administrativos, ramos generales y empresas productivas del Estado registran una contracción en su gasto.

Bienestar, Trabajo y Previsión Social, Energía, IMSS, ISSSTE y Defensa Nacional tienen alzas significativas. Las cifras de crecimiento económico y creación de empleo formal permiten cuestionar qué tan efectiva es la estrategia: entre diciembre y mayo el total de trabajadores registrado en el IMSS se redujo en (-) 75 mil.

En las próximas semanas el Presidente comenzará a evaluar la estrategia, es una necesidad. La falta de inversión la propicia el sector público, no el privado.

Sin inversión no hay crecimiento, generación de empleo formal ni mayor bienestar social, aunque se tengan finanzas públicas contablemente sanas.