/ jueves 5 de septiembre de 2019

Fuera de Agenda | Alfonso el ausente

En su entorno saben que entiende poco y habla mucho. Es soberbio e ignora demasiadas cosas sobre seguridad pública. Hasta iniciado el sexenio Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, no entendía la evolución que en la última década había tenido la seguridad nacional y la seguridad pública, y desconocía por completo la dinámica interna de las fuerzas armadas en el país.

El factor a su favor y que lo mantiene incólume frente a la grave crisis de inseguridad que bate records en el país en lo que va del 2019, es su cercanía y amistad con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y en este sentido su papel se considera decorativo, sobre todo porque es un político que ha dejado claro que lo que más le interesa es la candidatura a la guberatura de su natal Sonora, donde nació hace 65 años.

Priísta del círculo cercano al finado Luis Donaldo Colosio, foxista durante casi un lustro hasta que rompió con el guanajuatense, Durazo ocupa un cargo en el gabinete al que pocos toman en cuenta. Salvo cuando hay que leer un discurso, asistir a un evento o dar la cara a los medios.

Un ejemplo es su rol frente a la Guardia Nacional, pese a que depende de la secretaria que encabeza, los mandos militares no le reportan a él sino al general Luis Crescencio Sandoval González, titular de la Defensa Nacional o en su caso al almirante José Rafael Ojeda Durán, titular de Marina. A principios de julio pasado el presidente López Obrador hizo un reclamo al general Audomaro Martínez Zapata, titular del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), sobre por qué no se previeron las protestas de los policías federales que visibilizaron el descontento que existía en la corporación. El militar retirado le dijo que esa tarea era de Durazo, quien había dejado crecer el problema.

Durazo se molestó con el general Audomaro, como lo hizo tiempo después con Olga Sánchez Cordero por tomar la iniciativa y buscar un acercamientos con grupos de autodefensa. El motivo era uno en ambos casos, lo consideran rebasado.

Pero ni el titular del CNI ni la secretaria de Gobernación, provoca tal irritación a Durazo como el canciller Marcelo Ebrard. En días pasados el secretario de Relaciones Exteriores ordenó a uno de sus colaboradores cercanos que buscara a varios comisarios de la Policia Federal que hasta hace poco tiempo estuvieron como agregados en el extranjero. Se trataba de una consulta sobre temas de la agenda exterior en materia de seguridad. Cuando el sonorense se enteró, ordenó al teniente coronel Sigfrido Valencia Rodríguez, comisionado interino de la corporación que hablara con algunos de ellos.

Valencia les dijo que “el jefe estaba molesto” porque platicaron con Ebrard. Sin embargo, a ninguno de los oficiales consultados han tomado en cuenta en esta fase de reestructuración en la Policía Federal.

La noticia por estos días en el despacho de Durazo es que el pasado 27 de agosto Luis Rodríguez Bucio cumplió la edad para pasar al retiro como general de brigada. Esta semana para efectos de retiro, el comandante de la Guardia Nacional ascendió a general de división trás 46 años de servicios ininterrumpidos.

Con ello ya no hay impedimiento legal para que el general comience a actuar, y la secretaría de Seguridad Ciudadana dé sus primeros resultados.

@velediaz424

En su entorno saben que entiende poco y habla mucho. Es soberbio e ignora demasiadas cosas sobre seguridad pública. Hasta iniciado el sexenio Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, no entendía la evolución que en la última década había tenido la seguridad nacional y la seguridad pública, y desconocía por completo la dinámica interna de las fuerzas armadas en el país.

El factor a su favor y que lo mantiene incólume frente a la grave crisis de inseguridad que bate records en el país en lo que va del 2019, es su cercanía y amistad con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y en este sentido su papel se considera decorativo, sobre todo porque es un político que ha dejado claro que lo que más le interesa es la candidatura a la guberatura de su natal Sonora, donde nació hace 65 años.

Priísta del círculo cercano al finado Luis Donaldo Colosio, foxista durante casi un lustro hasta que rompió con el guanajuatense, Durazo ocupa un cargo en el gabinete al que pocos toman en cuenta. Salvo cuando hay que leer un discurso, asistir a un evento o dar la cara a los medios.

Un ejemplo es su rol frente a la Guardia Nacional, pese a que depende de la secretaria que encabeza, los mandos militares no le reportan a él sino al general Luis Crescencio Sandoval González, titular de la Defensa Nacional o en su caso al almirante José Rafael Ojeda Durán, titular de Marina. A principios de julio pasado el presidente López Obrador hizo un reclamo al general Audomaro Martínez Zapata, titular del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), sobre por qué no se previeron las protestas de los policías federales que visibilizaron el descontento que existía en la corporación. El militar retirado le dijo que esa tarea era de Durazo, quien había dejado crecer el problema.

Durazo se molestó con el general Audomaro, como lo hizo tiempo después con Olga Sánchez Cordero por tomar la iniciativa y buscar un acercamientos con grupos de autodefensa. El motivo era uno en ambos casos, lo consideran rebasado.

Pero ni el titular del CNI ni la secretaria de Gobernación, provoca tal irritación a Durazo como el canciller Marcelo Ebrard. En días pasados el secretario de Relaciones Exteriores ordenó a uno de sus colaboradores cercanos que buscara a varios comisarios de la Policia Federal que hasta hace poco tiempo estuvieron como agregados en el extranjero. Se trataba de una consulta sobre temas de la agenda exterior en materia de seguridad. Cuando el sonorense se enteró, ordenó al teniente coronel Sigfrido Valencia Rodríguez, comisionado interino de la corporación que hablara con algunos de ellos.

Valencia les dijo que “el jefe estaba molesto” porque platicaron con Ebrard. Sin embargo, a ninguno de los oficiales consultados han tomado en cuenta en esta fase de reestructuración en la Policía Federal.

La noticia por estos días en el despacho de Durazo es que el pasado 27 de agosto Luis Rodríguez Bucio cumplió la edad para pasar al retiro como general de brigada. Esta semana para efectos de retiro, el comandante de la Guardia Nacional ascendió a general de división trás 46 años de servicios ininterrumpidos.

Con ello ya no hay impedimiento legal para que el general comience a actuar, y la secretaría de Seguridad Ciudadana dé sus primeros resultados.

@velediaz424