/ jueves 8 de agosto de 2019

Fuera de Agenda | Caprichos de un espía

No mueve nada si no tiene autorización superior. Quién sabe qué le habrá dicho el teniente coronel José Sigifredo Valencia Rodríguez al general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, a quien conoce de tiempo atrás cuando fue su jefe en el Centro de Inteligencia Antinarcóticos (CIAN) del Estado Mayor de la Defensa Nacional, que en días pasados le autorizó nombrar a su chofer como coodinador estatal de la Policía Federal en Puebla.

El ascenso en seis meses de policía primero a comisario, un salto de siete grados que implicaría por lo menos 15 años de servicio, para Rafael Martín De Zúñiga cuya única experiencia policiaca es haber sido el que llevaba y traía al teniente coronel Valencia Rodríguez, comisionado general interino de la Policía Federal, es el último capricho de un alto mando en la Guardia Nacional.

Capricho o no, la decisión podría aumentar el costo de por si alto que tiene la inseguridad en esta región del país. En lo que va del 2019 Puebla es el segundo estado de la república con mayor índice de robo a transporte, solo por abajo del Estado de México. En esta entidad se localiza el “triángulo rojo” del robo de combustible a Pemex, un área que abarca varias comunidades donde destacan por su beligerancia las bandas criminales de municipios como Tepeaca y Palmar de Bravo. En esta zona la población se ha enfrentado varias ocasiones a la Policía Federal, soldados y marinos en operativos contra el “huachicol”.

De la hoja de servicios militares del teniente coronel Valencia Rodríguez, quien llegó a la Policía Federal en enero pasado como titular de la división de inteligencia, llama la atención su labor como analista en esta materia en el CIAN. Trabajó varios años en la región norte del país, donde conoció bien la labor de personajes y redes de la delicuencia y tráfico de drogas. A su prestigio de analista en inteligencia le suma su paso por el GAFE (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales) del alto mando, un cuerpo de élite que solo actuaba por órdenes del secretario de la Defensa Nacional.

Sin embargo el teniente coronel Valencia Rodríguez, quien lleva varios años fuera de filas del ejército, estuvo involucrado como director general del cuerpo técnico de control en la Seido (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) de la PGR, con la operación del sistema de espionaje Geomatrix, un software espía denunciado por organizaciones civiles como herramienta para infectar computadoras y celulares y robar su información.

Documentos dados a conocer en junio pasado en una investigación de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), exhiben cómo el uso de este sofware espía, utilizado para geolocalización de teléfonos celulares, se ha hecho de manera arbitaria sin ningún tipo de control.

Agentes federales que conocen cuál ha sido la labor de Valencia Rodríguez desde que está al frente de lo que queda de la Policia Federal, no dudan de que siga con sus labores de espionaje. Y tal vez esa podría ser una de las razones detrás del “premio” a su chofer para designarlo comisario de la corporación en Puebla. Aunque el nuevo responsable en la entidad se pasó 10 años fuera de toda actividad policial.

No mueve nada si no tiene autorización superior. Quién sabe qué le habrá dicho el teniente coronel José Sigifredo Valencia Rodríguez al general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, a quien conoce de tiempo atrás cuando fue su jefe en el Centro de Inteligencia Antinarcóticos (CIAN) del Estado Mayor de la Defensa Nacional, que en días pasados le autorizó nombrar a su chofer como coodinador estatal de la Policía Federal en Puebla.

El ascenso en seis meses de policía primero a comisario, un salto de siete grados que implicaría por lo menos 15 años de servicio, para Rafael Martín De Zúñiga cuya única experiencia policiaca es haber sido el que llevaba y traía al teniente coronel Valencia Rodríguez, comisionado general interino de la Policía Federal, es el último capricho de un alto mando en la Guardia Nacional.

Capricho o no, la decisión podría aumentar el costo de por si alto que tiene la inseguridad en esta región del país. En lo que va del 2019 Puebla es el segundo estado de la república con mayor índice de robo a transporte, solo por abajo del Estado de México. En esta entidad se localiza el “triángulo rojo” del robo de combustible a Pemex, un área que abarca varias comunidades donde destacan por su beligerancia las bandas criminales de municipios como Tepeaca y Palmar de Bravo. En esta zona la población se ha enfrentado varias ocasiones a la Policía Federal, soldados y marinos en operativos contra el “huachicol”.

De la hoja de servicios militares del teniente coronel Valencia Rodríguez, quien llegó a la Policía Federal en enero pasado como titular de la división de inteligencia, llama la atención su labor como analista en esta materia en el CIAN. Trabajó varios años en la región norte del país, donde conoció bien la labor de personajes y redes de la delicuencia y tráfico de drogas. A su prestigio de analista en inteligencia le suma su paso por el GAFE (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales) del alto mando, un cuerpo de élite que solo actuaba por órdenes del secretario de la Defensa Nacional.

Sin embargo el teniente coronel Valencia Rodríguez, quien lleva varios años fuera de filas del ejército, estuvo involucrado como director general del cuerpo técnico de control en la Seido (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) de la PGR, con la operación del sistema de espionaje Geomatrix, un software espía denunciado por organizaciones civiles como herramienta para infectar computadoras y celulares y robar su información.

Documentos dados a conocer en junio pasado en una investigación de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), exhiben cómo el uso de este sofware espía, utilizado para geolocalización de teléfonos celulares, se ha hecho de manera arbitaria sin ningún tipo de control.

Agentes federales que conocen cuál ha sido la labor de Valencia Rodríguez desde que está al frente de lo que queda de la Policia Federal, no dudan de que siga con sus labores de espionaje. Y tal vez esa podría ser una de las razones detrás del “premio” a su chofer para designarlo comisario de la corporación en Puebla. Aunque el nuevo responsable en la entidad se pasó 10 años fuera de toda actividad policial.