/ jueves 27 de junio de 2019

Fuera de Agenda | Costos de la demagogia

La retórica oficial podrá servir para fijar la agenda mediática, pero la realidad suele tener sorpresas que desmontan cualquier discurso, sobre todo en temas de seguridad. El gobierno federal no terminaba de aterrizar su proyecto de la Guardia Nacional, cuando las urgencias coyunturales apresuraron el despliegue de unidades de policía militar con brazaletes de este nuevo cuerpo en sitios como Veracruz.

Al concluir el sexto mes del año el panorama es desalentador. Lo que más llama la atención es el desgaste de las tropas en labores como Guardia Nacional, algunos de ellos se quejan que no entienden cuál es su función cuando un día están de patrullaje en ciudades como Minatitlán, y tiempo después son requeridos en la frontera de Chiapas para contener la crisis migratoria.

Si hubiera un pie de foto para la imagen de soldados habilitados como Guardia Nacional que ilustrara estos primeros siete meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tendría que traer anotado la palabra improvisación. Para muchos quedó claro que las conferencias mañaneras son otra forma de propaganda. Hay enunciados que la realidad se ha encargado de desmentir. Por ejemplo al exhibir que no existe una estrategia, no hay una idea de la cual partir para alcanzar el objetivo de controlar la violencia que el pasado mes de mayo volvió a imponer record de asesinatos en todo el país.

Ni Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, ni el general Audomaro Martínez Zapata, titular del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), les ha interesado escuchar y llamar a colaborar a especialistas en seguridad que en los últimos años desde un segundo plano fueron efectivos en las labores que desempeñaron.

Entre los agregados de las agencias de seguridad estadounidense en la Embajada en México, no entienden cómo uno de los agentes más reconocidos y destacados, nada más y nada menos que el hombre que capturó a Joaquín “el Chapo” Guzmán, esté en “la banca”, sin que se aproveche su experiencia ni conocimientos sobre el tema.

Tampoco que los vacíos generados en la transición del CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) al CNI, se haya descuidado de tal forma el fenómeno migratorio que hoy día se ha convertido en una crisis humanitaria inédita en el país. Este problema que no existía, al menos a este nivel hace un año, forma parte ya de los costos de la demagogia..

En el mundo de los improvisados y neófitos en la materia, pasa de largo que el surgimiento de la Guardia Nacional se dé sin autonomía de las tres fuerzas de las que se nutre. Esto se traduce en que soldados, marinos y agentes federales no tienen identidad propia, porque con todo y brazalete y el nuevo uniforme que portan, no saben bien a bien cuál es su función porque dejan de sentirse como tales.

Existe consenso entre especialistas que la Guardia Nacional no resolverá a corto y mediano plazo los problemas más urgentes en seguridad. Quién podría imaginar que el principal escollo sería interno. “No se dejan ayudar o más bien no les interesa”, dice uno de los más destacados mandos de lo que fue la Policía Federal. Su mensaje es lapidario: “¡No saben lo que hacen!”.

@velediaz424

La retórica oficial podrá servir para fijar la agenda mediática, pero la realidad suele tener sorpresas que desmontan cualquier discurso, sobre todo en temas de seguridad. El gobierno federal no terminaba de aterrizar su proyecto de la Guardia Nacional, cuando las urgencias coyunturales apresuraron el despliegue de unidades de policía militar con brazaletes de este nuevo cuerpo en sitios como Veracruz.

Al concluir el sexto mes del año el panorama es desalentador. Lo que más llama la atención es el desgaste de las tropas en labores como Guardia Nacional, algunos de ellos se quejan que no entienden cuál es su función cuando un día están de patrullaje en ciudades como Minatitlán, y tiempo después son requeridos en la frontera de Chiapas para contener la crisis migratoria.

Si hubiera un pie de foto para la imagen de soldados habilitados como Guardia Nacional que ilustrara estos primeros siete meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tendría que traer anotado la palabra improvisación. Para muchos quedó claro que las conferencias mañaneras son otra forma de propaganda. Hay enunciados que la realidad se ha encargado de desmentir. Por ejemplo al exhibir que no existe una estrategia, no hay una idea de la cual partir para alcanzar el objetivo de controlar la violencia que el pasado mes de mayo volvió a imponer record de asesinatos en todo el país.

Ni Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, ni el general Audomaro Martínez Zapata, titular del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), les ha interesado escuchar y llamar a colaborar a especialistas en seguridad que en los últimos años desde un segundo plano fueron efectivos en las labores que desempeñaron.

Entre los agregados de las agencias de seguridad estadounidense en la Embajada en México, no entienden cómo uno de los agentes más reconocidos y destacados, nada más y nada menos que el hombre que capturó a Joaquín “el Chapo” Guzmán, esté en “la banca”, sin que se aproveche su experiencia ni conocimientos sobre el tema.

Tampoco que los vacíos generados en la transición del CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) al CNI, se haya descuidado de tal forma el fenómeno migratorio que hoy día se ha convertido en una crisis humanitaria inédita en el país. Este problema que no existía, al menos a este nivel hace un año, forma parte ya de los costos de la demagogia..

En el mundo de los improvisados y neófitos en la materia, pasa de largo que el surgimiento de la Guardia Nacional se dé sin autonomía de las tres fuerzas de las que se nutre. Esto se traduce en que soldados, marinos y agentes federales no tienen identidad propia, porque con todo y brazalete y el nuevo uniforme que portan, no saben bien a bien cuál es su función porque dejan de sentirse como tales.

Existe consenso entre especialistas que la Guardia Nacional no resolverá a corto y mediano plazo los problemas más urgentes en seguridad. Quién podría imaginar que el principal escollo sería interno. “No se dejan ayudar o más bien no les interesa”, dice uno de los más destacados mandos de lo que fue la Policía Federal. Su mensaje es lapidario: “¡No saben lo que hacen!”.

@velediaz424