/ jueves 4 de julio de 2019

Fuera de Agenda | Federales contra militares

Era un choque anunciado desde el domingo pasado cuando hubo gritos y jaloneos en el Campo Marte, fuera del escenario principal donde el presidente Andrés Manuel López Obrador daba el banderazo de salida a la Guardia Nacional. El proceso de desgaste entre quienes integran la Policía Federal y los militares al mando de la nueva corporación, hizo crisis esta semana colocando en un predicamento la continuidad en labores de seguridad de gran parte de los agentes con experiencia operativa y entrenamiento policial bajo el nuevo sistema de justicia penal.

No es cosa menor desparecer una policía civil y por decreto crear una nueva corporación con perfil militar. El general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, todavía no termina por entender el tamaño del reto que implica formar policías de investigación cuando los perfiles de sus elementos no superan los estudios básicos.

Hasta principios de esta semana, un total de cinco mil 347 agentes federales habían sido sometidos a pruebas para ingresar a la Guardia Nacional. De ellos solo mil 73 habían sido aprobados, el resto no superó los exámenes debido a que tenían un índice de masa corporal por arriba del límite permitido. El rasgo que caracteriza a este personal es que en los últimos años fue capacitado para operar bajo el nuevo sistema de justicia penal. En contraparte el 80 por ciento de los soldados que forman parte ya de la nueva corporación y que vienen de la Policía Militar, reprobaron el examen escrito, su ortografía es peor que la de un niño de tercero de primaria. El detalle está en que aprobaron en lo físico, pero su labor implicará también redactar partes informativos y presentar escritos de acusación.

Frente al panorama de cómo se está configurando las filas de la Guardia Nacional, se prevé que la curva de aprendizaje irá más allá del sexenio. Sobre todo si continúa el plan de desarticular las fuerzas federales de apoyo y Gendarmería, cuyos integrantes protagonizaron la mañana del miércoles 3 de julio una inusual protesta en su base de Iztapalapa, que visibilizó la rispidez generada por las medidas que perjudican sus derechos laborales.

Del pliego petitorio de 16 puntos que dieron a conocer a los medios, destaca la exigencia de que se les restituya el bono de riesgo cuando salen de la ciudad de México al interior del país y que asciende a nueve mil 800 pesos. Es un apoyo para vivir fuera de su casa, en tensión continúa y sin ver a su familia. El rechazo al mundo militar quedó plasmado al negarse a ser evaluados por personal castrense que “ignora la función policial”, no vivir en cuarteles militares ni pertenecer a la secretaría de la Defensa Nacional como se pretende.

Sobre la corrupción en las filas de la Policía Federal, que durante los sexenio anteriores se les señaló como rasgo distintivo de la corporación, argumentaron que “deben renunciar todos los mandos a partir de comandante de compañía hasta los directores”, ya que son los que desde siempre han estado vinculados al crimen organizado y a todo tipo de corruptelas.

Las protestas apenas comienzan, de no haber acuerdo en los siguientes días, los agentes federales están convocando para una marcha el día 9 de julio para denunciar “el caos” que existe en materia de seguridad pública y el desconocimiento de los mandos militares al mando de la Guardia Nacional.

Era un choque anunciado desde el domingo pasado cuando hubo gritos y jaloneos en el Campo Marte, fuera del escenario principal donde el presidente Andrés Manuel López Obrador daba el banderazo de salida a la Guardia Nacional. El proceso de desgaste entre quienes integran la Policía Federal y los militares al mando de la nueva corporación, hizo crisis esta semana colocando en un predicamento la continuidad en labores de seguridad de gran parte de los agentes con experiencia operativa y entrenamiento policial bajo el nuevo sistema de justicia penal.

No es cosa menor desparecer una policía civil y por decreto crear una nueva corporación con perfil militar. El general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, todavía no termina por entender el tamaño del reto que implica formar policías de investigación cuando los perfiles de sus elementos no superan los estudios básicos.

Hasta principios de esta semana, un total de cinco mil 347 agentes federales habían sido sometidos a pruebas para ingresar a la Guardia Nacional. De ellos solo mil 73 habían sido aprobados, el resto no superó los exámenes debido a que tenían un índice de masa corporal por arriba del límite permitido. El rasgo que caracteriza a este personal es que en los últimos años fue capacitado para operar bajo el nuevo sistema de justicia penal. En contraparte el 80 por ciento de los soldados que forman parte ya de la nueva corporación y que vienen de la Policía Militar, reprobaron el examen escrito, su ortografía es peor que la de un niño de tercero de primaria. El detalle está en que aprobaron en lo físico, pero su labor implicará también redactar partes informativos y presentar escritos de acusación.

Frente al panorama de cómo se está configurando las filas de la Guardia Nacional, se prevé que la curva de aprendizaje irá más allá del sexenio. Sobre todo si continúa el plan de desarticular las fuerzas federales de apoyo y Gendarmería, cuyos integrantes protagonizaron la mañana del miércoles 3 de julio una inusual protesta en su base de Iztapalapa, que visibilizó la rispidez generada por las medidas que perjudican sus derechos laborales.

Del pliego petitorio de 16 puntos que dieron a conocer a los medios, destaca la exigencia de que se les restituya el bono de riesgo cuando salen de la ciudad de México al interior del país y que asciende a nueve mil 800 pesos. Es un apoyo para vivir fuera de su casa, en tensión continúa y sin ver a su familia. El rechazo al mundo militar quedó plasmado al negarse a ser evaluados por personal castrense que “ignora la función policial”, no vivir en cuarteles militares ni pertenecer a la secretaría de la Defensa Nacional como se pretende.

Sobre la corrupción en las filas de la Policía Federal, que durante los sexenio anteriores se les señaló como rasgo distintivo de la corporación, argumentaron que “deben renunciar todos los mandos a partir de comandante de compañía hasta los directores”, ya que son los que desde siempre han estado vinculados al crimen organizado y a todo tipo de corruptelas.

Las protestas apenas comienzan, de no haber acuerdo en los siguientes días, los agentes federales están convocando para una marcha el día 9 de julio para denunciar “el caos” que existe en materia de seguridad pública y el desconocimiento de los mandos militares al mando de la Guardia Nacional.