/ jueves 21 de junio de 2018

Fuera de agenda | Guerrero ya votó

En abril del 2014 la secretaría de la Defensa Nacional realizó un enroque de unidades militares en la Tierra Caliente de Guerrero, del que poco se habló en los medios de comunicación. En los primeros días llegó a Ciudad Altamirano, cabecera del municipio de Pungarabato, el 34 batallón de infantería que venía de su antigua sede en San Luis Potosí. A la capital potosina fue enviado el 40 de infantería, del que se sospechaba había sido infiltrado en aquellos meses por el narco.

No hubo versión oficial pero en la memoria de los habitantes de esta región de Guerrero estaba lo ocurrido en años previos, cuando en el último tramo del sexenio calderonista se acusó vía propaganda criminal con mantas en la vía pública, al jefe del batallón de servir a los intereses de uno de los grupos criminales que se disputaban el territorio.

Buena parte de los integrantes del 40 batallón se habían ganado la gratitud de los pobladores ante la ayuda prestada por las contingencias climáticas de meses previos.

Esta unidad permaneció casi cuatro décadas en la zona, tiempo durante el creo un fuerte arraigo.

Pero su salida de Tierra Caliente, se dijo en círculos militares, fue para “desintoxicar” y abrir paso a una nueva unidad que tuviera margen de maniobra ante la complejidad que se presentaba en la zona.

Complejidad que cuatro años después se ha vuelto mucho más grave. En las últimas semanas el anuncio de la empresas embotelladora Pepsi Cola del cierre de su planta en Ciudad Altamirano, por amagos de la delincuencia, vino a refrendar el estado de alerta que viven trabajadores e industrias en esta zona del estado. Semanas atrás Femsa, que opera la marca Coca Cola en México, había hecho lo mismo con su planta de manera definitiva.

Pero lo que vino que darle la puntilla a la región Calentana, que abarca nueve municipios del estado de Guerrero, ocho del Estado de México y 18 de Michoacán, fue la segunda renuncia en masa de los candidatos a puestos de elección popular en las próximas elecciones por parte de la coalición Guerrero al Frente que buscan la presidencial municipal de Cutzamala de Pinzón.

Apenas en mayo pasado la planilla integrada por 11 candidatos en este municipio había presentado su renuncia ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) sin que se especificaran motivos. Días después se supo que había sido por amenazas de la delincuencia organizada. Menos de un mes después quienes los sustituyeron, decidieron dejar la contienda al no existir garantías para su seguridad en el proceso electoral.

Tan sólo en lo que va de junio, cinco candidatos a diferentes puestos de elección popular habían sido asesinados en el país. La cifra estaba hasta el pasado día 10 en 112 casos.

Hace unos días el IEPC anunció que en Guerrero 17 candidatos a diputados locales renunciaron a sus aspiraciones mientras analizaban 90 solicitudes de sustitución de abanderados.

Con estos antecedentes a menos de dos semanas de las elecciones, el proceso electoral se presenta no sólo como el más violento de la historia reciente, sino como el que tuvo al crimen organizado como el gran elector, al menos con casos documentados en la Tierra Caliente de Guerrero.

En abril del 2014 la secretaría de la Defensa Nacional realizó un enroque de unidades militares en la Tierra Caliente de Guerrero, del que poco se habló en los medios de comunicación. En los primeros días llegó a Ciudad Altamirano, cabecera del municipio de Pungarabato, el 34 batallón de infantería que venía de su antigua sede en San Luis Potosí. A la capital potosina fue enviado el 40 de infantería, del que se sospechaba había sido infiltrado en aquellos meses por el narco.

No hubo versión oficial pero en la memoria de los habitantes de esta región de Guerrero estaba lo ocurrido en años previos, cuando en el último tramo del sexenio calderonista se acusó vía propaganda criminal con mantas en la vía pública, al jefe del batallón de servir a los intereses de uno de los grupos criminales que se disputaban el territorio.

Buena parte de los integrantes del 40 batallón se habían ganado la gratitud de los pobladores ante la ayuda prestada por las contingencias climáticas de meses previos.

Esta unidad permaneció casi cuatro décadas en la zona, tiempo durante el creo un fuerte arraigo.

Pero su salida de Tierra Caliente, se dijo en círculos militares, fue para “desintoxicar” y abrir paso a una nueva unidad que tuviera margen de maniobra ante la complejidad que se presentaba en la zona.

Complejidad que cuatro años después se ha vuelto mucho más grave. En las últimas semanas el anuncio de la empresas embotelladora Pepsi Cola del cierre de su planta en Ciudad Altamirano, por amagos de la delincuencia, vino a refrendar el estado de alerta que viven trabajadores e industrias en esta zona del estado. Semanas atrás Femsa, que opera la marca Coca Cola en México, había hecho lo mismo con su planta de manera definitiva.

Pero lo que vino que darle la puntilla a la región Calentana, que abarca nueve municipios del estado de Guerrero, ocho del Estado de México y 18 de Michoacán, fue la segunda renuncia en masa de los candidatos a puestos de elección popular en las próximas elecciones por parte de la coalición Guerrero al Frente que buscan la presidencial municipal de Cutzamala de Pinzón.

Apenas en mayo pasado la planilla integrada por 11 candidatos en este municipio había presentado su renuncia ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) sin que se especificaran motivos. Días después se supo que había sido por amenazas de la delincuencia organizada. Menos de un mes después quienes los sustituyeron, decidieron dejar la contienda al no existir garantías para su seguridad en el proceso electoral.

Tan sólo en lo que va de junio, cinco candidatos a diferentes puestos de elección popular habían sido asesinados en el país. La cifra estaba hasta el pasado día 10 en 112 casos.

Hace unos días el IEPC anunció que en Guerrero 17 candidatos a diputados locales renunciaron a sus aspiraciones mientras analizaban 90 solicitudes de sustitución de abanderados.

Con estos antecedentes a menos de dos semanas de las elecciones, el proceso electoral se presenta no sólo como el más violento de la historia reciente, sino como el que tuvo al crimen organizado como el gran elector, al menos con casos documentados en la Tierra Caliente de Guerrero.

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