/ jueves 26 de diciembre de 2019

Fuera de agenda | Historia paramilitar

Hay momentos en que la historia real puede leerse solamente a través de la historia personal. La de un reo encarcelado con el nombre de Juan Luis Vallejos de la Sancha es un excelente ejemplo, sobre todo porque su nombre real es Galdino Mellado Cruz, uno de los 20 militares fundadores de la banda paramilitar que se autonombró Zetas. La primicia periodística que se convierte en libro siempre es bienvenida. Y cuando la historia se somete al rigor de la verificación, busca el contraste y motiva la reflexión bajo el pulso de la buena escritura, el resultado puede aclarar dudas sobre lo ocurrido en México tras la alternancia política en la Presidencia de la República que abrió la puerta al auge de la violencia y la impunidad.

Alguna ocasión escuché decir a Ricardo Rapahel que lo sucedido en el país a partir del año 2000 merece ser contado desde múltiples perspectivas. Con su libro Hijo de la guerra, el periodista, académico y director del Centro Cultural Tlatelolco ha logrado una aportación inédita a la crónica de la descomposición del país con un actor clave: el ejército mexicano.

Hijo de la guerra es la historia de Galindo Mellado Cruz, un ex soldado paracaidista integrante de Los Zetas dado por muerto por el gobierno en un supuesto enfrentamiento en mayo del 2014. Desde esa fecha Mellado se convirtió en un personaje de la contrainformación que al desenmascararlo se vuelve primicia.

Cuenta Ricardo Rapahel que un día alguien le ofreció contactarlo con un interno del penal de Chiconautla que decía ser miembro fundador de Los Zetas. El autor dice de su libro, publicado en octubre pasado por el sello Seix Barral, que es una novela sin ficción. Parte de su argumento es que al no existir la posiblidad de contrastar y verificar la totalidad de la historia de Mellado, la obra no sería cien por cien periodística.

“¿Por qué quiere que dé a conocer su historia?”, pregunta el autor a su entrevistado al inicio del libro. “Porque nos usaron. Fuimos un instrumento del gobierno y hubo una traición. Cuentan que estoy muerto y no es cierto. Lo mismo voy a decirle de otros”.

En el año 2001 un respetado general de división, hijo y nieto de militares de abolengo, dijo que el tema de los militares de fuerzas especiales que habían estado comisionados en la Policía Judicial Federal y se habían convertido en brazo armado de una organización de tráfico de drogas en Tamaulipas era algo “sumamente delicado”.

Hasta ese momento el mundo civil no tenía antecedentes de la connotación que la palabra “delicado” podría tener para el Ejército. Algunos de los 20 fundadores de Los Zetas eran desertores, otros se habían dado de baja para unirse al crimen organizado.

¿Cuál ha sido la contribución del Ejército a la violencia que se vive en el país? Creo que el caso del grupo paramilitar que trabajó para Osiel Cárdenas Guillén y después se independizó para convertirse en una franquicia criminal tiene varias aristas. Dirñia que fueron pioneros en llevar las estrategias de propaganda, contrainformación y control territorial sacada de los manuales de contrainsurgencia del ejército, al ámbito de la delincuencia organizada. Es también el mayor error estratégico de las fuerzas armadas que ha causado un daño grave al país.

Hay momentos en que la historia real puede leerse solamente a través de la historia personal. La de un reo encarcelado con el nombre de Juan Luis Vallejos de la Sancha es un excelente ejemplo, sobre todo porque su nombre real es Galdino Mellado Cruz, uno de los 20 militares fundadores de la banda paramilitar que se autonombró Zetas. La primicia periodística que se convierte en libro siempre es bienvenida. Y cuando la historia se somete al rigor de la verificación, busca el contraste y motiva la reflexión bajo el pulso de la buena escritura, el resultado puede aclarar dudas sobre lo ocurrido en México tras la alternancia política en la Presidencia de la República que abrió la puerta al auge de la violencia y la impunidad.

Alguna ocasión escuché decir a Ricardo Rapahel que lo sucedido en el país a partir del año 2000 merece ser contado desde múltiples perspectivas. Con su libro Hijo de la guerra, el periodista, académico y director del Centro Cultural Tlatelolco ha logrado una aportación inédita a la crónica de la descomposición del país con un actor clave: el ejército mexicano.

Hijo de la guerra es la historia de Galindo Mellado Cruz, un ex soldado paracaidista integrante de Los Zetas dado por muerto por el gobierno en un supuesto enfrentamiento en mayo del 2014. Desde esa fecha Mellado se convirtió en un personaje de la contrainformación que al desenmascararlo se vuelve primicia.

Cuenta Ricardo Rapahel que un día alguien le ofreció contactarlo con un interno del penal de Chiconautla que decía ser miembro fundador de Los Zetas. El autor dice de su libro, publicado en octubre pasado por el sello Seix Barral, que es una novela sin ficción. Parte de su argumento es que al no existir la posiblidad de contrastar y verificar la totalidad de la historia de Mellado, la obra no sería cien por cien periodística.

“¿Por qué quiere que dé a conocer su historia?”, pregunta el autor a su entrevistado al inicio del libro. “Porque nos usaron. Fuimos un instrumento del gobierno y hubo una traición. Cuentan que estoy muerto y no es cierto. Lo mismo voy a decirle de otros”.

En el año 2001 un respetado general de división, hijo y nieto de militares de abolengo, dijo que el tema de los militares de fuerzas especiales que habían estado comisionados en la Policía Judicial Federal y se habían convertido en brazo armado de una organización de tráfico de drogas en Tamaulipas era algo “sumamente delicado”.

Hasta ese momento el mundo civil no tenía antecedentes de la connotación que la palabra “delicado” podría tener para el Ejército. Algunos de los 20 fundadores de Los Zetas eran desertores, otros se habían dado de baja para unirse al crimen organizado.

¿Cuál ha sido la contribución del Ejército a la violencia que se vive en el país? Creo que el caso del grupo paramilitar que trabajó para Osiel Cárdenas Guillén y después se independizó para convertirse en una franquicia criminal tiene varias aristas. Dirñia que fueron pioneros en llevar las estrategias de propaganda, contrainformación y control territorial sacada de los manuales de contrainsurgencia del ejército, al ámbito de la delincuencia organizada. Es también el mayor error estratégico de las fuerzas armadas que ha causado un daño grave al país.