/ jueves 12 de septiembre de 2019

Fuera de Agenda | La hermandad segunda generación

Un grupo de oficiales de la mermada Policía Federal, que forman parte del círculo cercano al comisario Angel González Ramírez, titular de la División de Seguridad Regional, se han hecho con el control de los principales aeropuertos del país. No habría nada de extraño sino fuera porque varios de ellos forman parte de un “grupo de interés”, que arrastran acusaciones de tiempo atrás que van desde protección al tráfico de drogas hasta tráfico de migrantes.

El caso más notorio fue el del hoy exdirector adjunto de supervisión y operación de aeropuertos, el subinspector Juan Manuel Hernández Palafox, quien a raíz de que en marzo pasado fue exhibido en un reportaje del semanario Proceso por sus vínculos con el narco, fue separado de su cargo. Hoy sigue operando desde la estación de la Policía Federal en Hidalgo.

De acuerdo con varias fuentes de la corporación, su pase de lista lo hace en este lugar y es visto en las oficinas de operaciones de la división de seguridad regional en la capital del país, donde su opinión es de peso para la selección y designación del personal que es comisionado a diferentes aeropuertos.

Lo que llama la atención es que para los nombramientos en aeropuertos como Cancún, Tijuana, Guadalajara y Ciudad de México, ha enviado a sus contemporáneos de la segunda generación en la Academia de la Policía Federal, que pasó por sus aulas entre los años 2000 a 2001. A este grupo se le conoce como “la hermandad segunda generación”.

Una tarjeta informativa elaborada por pesonal de la PF, señala que Hernández Palafox colocó al oficial Arturo Reynoso Saldivar en el aeropuerto de Cancún, Quintana Roo. El nombre de este Policía Federal es conocido en los círculos de la inteligencia militar ya que en 2015, cuando era comandante de la 36 zona militar en Tapachula, Chiapas, el general de brigada Sergio Martínez Rescalvo, y Reynoso Saldivar estaba como responsable de la corporación en el aeropuerto de esta ciudad, se le investigó por acusaciones de tráfico de drogas en la zona de aviación general.

Hernández Palafox cuando estaba adscrito al aeropuerto capitalino, tenía como segundo al mando al oficial Avelino Segura, quien tras la salida de su jefe lo envió a hacerse cargo del aeropuerto de Chetumal. Esta terminal aérea es de las mas recurridas por las aeronaves que vienen de Sudamérica, primordialmente de Colombia. En el área de aviación general con cierta periodicidad se presenten aviones privados sin registro de vuelo, la mayoría usados para el trasiego de droga. En diciembre del 2018 las autoridades aeroportuarias reportaron el abandono de un jet cargado con tonelada y media de cocaína en este lugar.

Otros aeropuertos donde aparecen miembros de la “hermandad segunda generación” son Toluca y Campeche. Dos terminales aéreas consideradas estratégicas para el movimiento del droga por el país.

El panorama no es ajeno a las agencias estadounidenses, en días pasados presentaron un diagnóstico muy completo al nuevo embajador en México Christopher Landau sobre lo que sucede con el tráfico de drogas en el país. Que nadie se extrañe si los reclamos suben de tono en los meses por venir.

Un grupo de oficiales de la mermada Policía Federal, que forman parte del círculo cercano al comisario Angel González Ramírez, titular de la División de Seguridad Regional, se han hecho con el control de los principales aeropuertos del país. No habría nada de extraño sino fuera porque varios de ellos forman parte de un “grupo de interés”, que arrastran acusaciones de tiempo atrás que van desde protección al tráfico de drogas hasta tráfico de migrantes.

El caso más notorio fue el del hoy exdirector adjunto de supervisión y operación de aeropuertos, el subinspector Juan Manuel Hernández Palafox, quien a raíz de que en marzo pasado fue exhibido en un reportaje del semanario Proceso por sus vínculos con el narco, fue separado de su cargo. Hoy sigue operando desde la estación de la Policía Federal en Hidalgo.

De acuerdo con varias fuentes de la corporación, su pase de lista lo hace en este lugar y es visto en las oficinas de operaciones de la división de seguridad regional en la capital del país, donde su opinión es de peso para la selección y designación del personal que es comisionado a diferentes aeropuertos.

Lo que llama la atención es que para los nombramientos en aeropuertos como Cancún, Tijuana, Guadalajara y Ciudad de México, ha enviado a sus contemporáneos de la segunda generación en la Academia de la Policía Federal, que pasó por sus aulas entre los años 2000 a 2001. A este grupo se le conoce como “la hermandad segunda generación”.

Una tarjeta informativa elaborada por pesonal de la PF, señala que Hernández Palafox colocó al oficial Arturo Reynoso Saldivar en el aeropuerto de Cancún, Quintana Roo. El nombre de este Policía Federal es conocido en los círculos de la inteligencia militar ya que en 2015, cuando era comandante de la 36 zona militar en Tapachula, Chiapas, el general de brigada Sergio Martínez Rescalvo, y Reynoso Saldivar estaba como responsable de la corporación en el aeropuerto de esta ciudad, se le investigó por acusaciones de tráfico de drogas en la zona de aviación general.

Hernández Palafox cuando estaba adscrito al aeropuerto capitalino, tenía como segundo al mando al oficial Avelino Segura, quien tras la salida de su jefe lo envió a hacerse cargo del aeropuerto de Chetumal. Esta terminal aérea es de las mas recurridas por las aeronaves que vienen de Sudamérica, primordialmente de Colombia. En el área de aviación general con cierta periodicidad se presenten aviones privados sin registro de vuelo, la mayoría usados para el trasiego de droga. En diciembre del 2018 las autoridades aeroportuarias reportaron el abandono de un jet cargado con tonelada y media de cocaína en este lugar.

Otros aeropuertos donde aparecen miembros de la “hermandad segunda generación” son Toluca y Campeche. Dos terminales aéreas consideradas estratégicas para el movimiento del droga por el país.

El panorama no es ajeno a las agencias estadounidenses, en días pasados presentaron un diagnóstico muy completo al nuevo embajador en México Christopher Landau sobre lo que sucede con el tráfico de drogas en el país. Que nadie se extrañe si los reclamos suben de tono en los meses por venir.