/ jueves 4 de agosto de 2022

Fuera de Agenda | La “lógica” Zacatecas  

Los testimonios que se han recopilado en el último año entre informantes de los Grupos de Inteligencia de Zona (GIZ), y agentes ministeriales del fuero común en Zacatecas, es que desde septiembre del 2021 cuando inició la gestión de David Monreal Ávila como gobernador, hubo una “apuesta” de la nueva clase política para que la dinámica de la violencia disminuyera abriendo espacio a grupos afines a la organización criminal hegemónica en Sinaloa.

La explicación del enunciado anterior de acuerdo a información recopilada entre funcionarios civiles de los ámbitos de procuración de justicia y seguridad, así como ex mandos de unidades militares en Zacatecas, es que lo que pasó después fue una respuesta “lógica” de una “franquicia criminal” asentada en la entidad del llamado Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). La reacción comenzó con asesinatos en serie, balaceras, quema de vehículos y una estrategia de terror vista en otro momento en distintas partes del país donde cuerpos decapitados o colgados de puentes en la vía pública, se convirtieron en un medio de propaganda criminal para abonar a la inseguridad.

La descomposición social en Zacatecas, con desplazamientos forzados de pobladores, cierre de negocios, asesinatos de médicos, enfermeras, amenazas al clero y un desbordamiento de la extorsión en negocios de ciudades como Fresnillo, Jerez y la capital del estado, sucedió ante la mirada impávida de policías militares uniformados de Guardia Nacional.

Zacatecas podría resumir dos ejemplos del fracaso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de seguridad, uno de ellos quizá con repercusiones transexenales. La primera es la apuesta fallida por la hegemonía de un grupo criminal para “controlar” la violencia. Se les permite desplazarse en caravanas sin ser detenidos, se omite el seguimiento a pesquisas que conducen a los líderes regionales y se toleran las redes para que operen sin contratiempo. El flujo de armas y efectivo se da vía terrestre ante la connivencia que podría parecer en algunos casos complicidad de policías estatales, Guardia Nacional y puestos de control del Ejército.

Un ejemplo que las fuentes citan es la ruta Fresnillo a Río Grande, Chihuahua; y de Concepción del Oro hacia Saltillo, Coahuila, ambos en dirección a la frontera. Por un lado Chihuahua y por el otro Nuevo León y Tamaulipas como objetivos del control de las rutas para alcanzar los Estados Unidos.

La segunda es el estrepitoso fracaso de militares habilitados como Guardia Nacional, a estas alturas del sexenio entre los especialistas en seguridad pocos dudan que el patrullaje preventivo y los puestos de control sirvan de algo.

Entre lo poco rescatable ha sido la labor de inteligencia –sin dar parte a los medios de comunicación- para desarticular planes de grupos criminales identificados con el CJNG para atentar contra la población civil en lugares frecuentados por religiosos y estudiantes. También el hallazgo de materiales explosivos de alta gama de los que apenas hay registro este sexenio en el país.

En este contexto el 1 de agosto tomó posesión de la comandancia de la 11 zona militar en Zacatecas el general Hugo Humberto Pedroza Salazar, un oficial de caballería oriundo de Coahuila, relevó al general José Luis Vázquez Araiza quien apenas estuvo ocho meses en el cargo.

@velediaz424

Los testimonios que se han recopilado en el último año entre informantes de los Grupos de Inteligencia de Zona (GIZ), y agentes ministeriales del fuero común en Zacatecas, es que desde septiembre del 2021 cuando inició la gestión de David Monreal Ávila como gobernador, hubo una “apuesta” de la nueva clase política para que la dinámica de la violencia disminuyera abriendo espacio a grupos afines a la organización criminal hegemónica en Sinaloa.

La explicación del enunciado anterior de acuerdo a información recopilada entre funcionarios civiles de los ámbitos de procuración de justicia y seguridad, así como ex mandos de unidades militares en Zacatecas, es que lo que pasó después fue una respuesta “lógica” de una “franquicia criminal” asentada en la entidad del llamado Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). La reacción comenzó con asesinatos en serie, balaceras, quema de vehículos y una estrategia de terror vista en otro momento en distintas partes del país donde cuerpos decapitados o colgados de puentes en la vía pública, se convirtieron en un medio de propaganda criminal para abonar a la inseguridad.

La descomposición social en Zacatecas, con desplazamientos forzados de pobladores, cierre de negocios, asesinatos de médicos, enfermeras, amenazas al clero y un desbordamiento de la extorsión en negocios de ciudades como Fresnillo, Jerez y la capital del estado, sucedió ante la mirada impávida de policías militares uniformados de Guardia Nacional.

Zacatecas podría resumir dos ejemplos del fracaso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de seguridad, uno de ellos quizá con repercusiones transexenales. La primera es la apuesta fallida por la hegemonía de un grupo criminal para “controlar” la violencia. Se les permite desplazarse en caravanas sin ser detenidos, se omite el seguimiento a pesquisas que conducen a los líderes regionales y se toleran las redes para que operen sin contratiempo. El flujo de armas y efectivo se da vía terrestre ante la connivencia que podría parecer en algunos casos complicidad de policías estatales, Guardia Nacional y puestos de control del Ejército.

Un ejemplo que las fuentes citan es la ruta Fresnillo a Río Grande, Chihuahua; y de Concepción del Oro hacia Saltillo, Coahuila, ambos en dirección a la frontera. Por un lado Chihuahua y por el otro Nuevo León y Tamaulipas como objetivos del control de las rutas para alcanzar los Estados Unidos.

La segunda es el estrepitoso fracaso de militares habilitados como Guardia Nacional, a estas alturas del sexenio entre los especialistas en seguridad pocos dudan que el patrullaje preventivo y los puestos de control sirvan de algo.

Entre lo poco rescatable ha sido la labor de inteligencia –sin dar parte a los medios de comunicación- para desarticular planes de grupos criminales identificados con el CJNG para atentar contra la población civil en lugares frecuentados por religiosos y estudiantes. También el hallazgo de materiales explosivos de alta gama de los que apenas hay registro este sexenio en el país.

En este contexto el 1 de agosto tomó posesión de la comandancia de la 11 zona militar en Zacatecas el general Hugo Humberto Pedroza Salazar, un oficial de caballería oriundo de Coahuila, relevó al general José Luis Vázquez Araiza quien apenas estuvo ocho meses en el cargo.

@velediaz424