/ jueves 21 de febrero de 2019

Fuera de Agenda | Mensaje desde Saltillo

El escenario se eligió porque ahí nació el ejército mexicano en 1913. El que la ceremonia por el día del Ejército se haya trasladado a Saltillo, Coahuila, tuvo otro mensaje implícito. En esa entidad hace unos años el despliegue de tropas logró disuadir a la delincuencia organizada, que se había apoderado de la región de la Laguna.

En perspectiva es de los pocos experimentos en el país donde los militares salieron bien librados y su labor se tradujo en el regreso de la estabilidad en la zona. Un caso aparte fue lo sucedido entre enero de 2011 y agosto de 2012 en el municipio de Allende, cercano a la frontera, donde una banda paramilitar vinculada al tráfico de droga en complicidad con las autoridades locales, perpetraron alrededor de 300 desapariciones forzadas de habitantes del lugar, lo que hoy día aun representa una de las heridas abiertas que permanece en la impunidad.

La ceremonia del 19 de febrero en el primer año del nuevo gobierno, sirvió también para resarcir el agravio del sexenio anterior con los militares retirados. Esta enmienda fue motivo de reconocimiento al presidente de la república en voz del general Luis Crescencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional. En su mensaje dijo que como parte de las primeras disposiciones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para fomentar la unión familiar y reconocer el esfuerzo y entrega de quienes han servido en la institución, se amplió el periodo de descanso un día más los fines de semana, para “fomentar el equilibrio entre las obligaciones militares y las responsabilidades familiares”.

Y en particular subrayó la derogación del artículo 16 del reglamento de la ley del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, puesto en marcha al iniciar la presidencia de Enrique Peña Nieto, con lo que se restituyó el derecho de portar las insignias del grado al que ascienden todos los militares que pasan a retiro.

Fue un “acto de reconocimiento y justicia con los miembros de las Fuerzas Armadas, los soldados agradecieron su apoyo”, comentó a esta columna una fuente militar presente en el evento. Ahí estuvieron los 12 comandantes de las regiones militares en que se divide el país, la plana mayor de la Defensa Nacional, el secretario de Marina el almirante José Rafael Ojeda Durán y los principales mandos de la Armada de México.

El evento no solo fue para refrendar el papel que en la vida pública han adquirido los militares. La creación de la Guardia Nacional flotó en el ambiente, sobre todo cuando el general secretario aludió al papel que tendrán las fuerzas armadas en la “construcción de la paz y la seguridad de la sociedad” conforme a la estrategia trazada por el gobierno de López Obrador.

Dijo que el ejército seguirá siendo leal a sus principios y valores que le dan solidez, pero también en resguardar y promover la unidad nacional, “fomentar una cultura de servicio basada en la honestidad, el cumplimiento de la ley, así como en el respeto y la promoción de los derechos humanos”. Fue un mensaje entrelineas a los cuestionamientos que se han hecho sobre la militarización de los espacios públicos, la ruptura del pacto federal, y la cesión del control castrense de la seguridad que traería la creación de la Guardia Nacional.

El escenario se eligió porque ahí nació el ejército mexicano en 1913. El que la ceremonia por el día del Ejército se haya trasladado a Saltillo, Coahuila, tuvo otro mensaje implícito. En esa entidad hace unos años el despliegue de tropas logró disuadir a la delincuencia organizada, que se había apoderado de la región de la Laguna.

En perspectiva es de los pocos experimentos en el país donde los militares salieron bien librados y su labor se tradujo en el regreso de la estabilidad en la zona. Un caso aparte fue lo sucedido entre enero de 2011 y agosto de 2012 en el municipio de Allende, cercano a la frontera, donde una banda paramilitar vinculada al tráfico de droga en complicidad con las autoridades locales, perpetraron alrededor de 300 desapariciones forzadas de habitantes del lugar, lo que hoy día aun representa una de las heridas abiertas que permanece en la impunidad.

La ceremonia del 19 de febrero en el primer año del nuevo gobierno, sirvió también para resarcir el agravio del sexenio anterior con los militares retirados. Esta enmienda fue motivo de reconocimiento al presidente de la república en voz del general Luis Crescencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional. En su mensaje dijo que como parte de las primeras disposiciones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para fomentar la unión familiar y reconocer el esfuerzo y entrega de quienes han servido en la institución, se amplió el periodo de descanso un día más los fines de semana, para “fomentar el equilibrio entre las obligaciones militares y las responsabilidades familiares”.

Y en particular subrayó la derogación del artículo 16 del reglamento de la ley del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, puesto en marcha al iniciar la presidencia de Enrique Peña Nieto, con lo que se restituyó el derecho de portar las insignias del grado al que ascienden todos los militares que pasan a retiro.

Fue un “acto de reconocimiento y justicia con los miembros de las Fuerzas Armadas, los soldados agradecieron su apoyo”, comentó a esta columna una fuente militar presente en el evento. Ahí estuvieron los 12 comandantes de las regiones militares en que se divide el país, la plana mayor de la Defensa Nacional, el secretario de Marina el almirante José Rafael Ojeda Durán y los principales mandos de la Armada de México.

El evento no solo fue para refrendar el papel que en la vida pública han adquirido los militares. La creación de la Guardia Nacional flotó en el ambiente, sobre todo cuando el general secretario aludió al papel que tendrán las fuerzas armadas en la “construcción de la paz y la seguridad de la sociedad” conforme a la estrategia trazada por el gobierno de López Obrador.

Dijo que el ejército seguirá siendo leal a sus principios y valores que le dan solidez, pero también en resguardar y promover la unidad nacional, “fomentar una cultura de servicio basada en la honestidad, el cumplimiento de la ley, así como en el respeto y la promoción de los derechos humanos”. Fue un mensaje entrelineas a los cuestionamientos que se han hecho sobre la militarización de los espacios públicos, la ruptura del pacto federal, y la cesión del control castrense de la seguridad que traería la creación de la Guardia Nacional.