/ jueves 24 de enero de 2019

Fuera de Agenda | Nepotismo en la Policía Federal

Mientras el foco mediático se concentra en la creación de la Guardia Nacional, al interior de la Policía Federal la situación se descompone a pasos acelerados. Desde que en diciembre pasado Arturo Jiménez Martínez fue nombrado comisionado de la corporación, las denuncias por nepotismo e influyentismo comenzaron a aflorar.

Jiménez Martínez es un antiguo profesor de la desaparecida escuela profesional de la Policía Federal de Caminos donde llegó a ser director, antes fue comandante de ésta corporación. Cuando surgió la Policía Federal Preventiva fue titular de seguridad regional y encabezó hace un par de sexenios el Estado Mayor de la corporación. Se retiró y estuvo fuera de servicio 15 años. Al comandante “Apolo”, como lo conocían en su tiempo, hoy lo acusan de privilegiar a sus amigos que hace años están fuera de la Policía Federal. Un documento fechado el 15 de enero pasado con el nombramiento de titular de la división de investigación de la Policía Federal al oficial Víctor Hugo Enríquez García generó molestia y descontento por diversos factores. Uno de ellos fue que Enríquez García tiene cinco años fuera de la institución, estudió hasta el bachillerato y carece de experiencia probada para el cargo.

Y mientras Jiménez Martínez a tono con el nuevo discurso oficial refiere que nunca ha aprovechado sus cargos para beneficiarse, llama la atención que su hijo Cristian Arturo Jiménez López, quien estaba fuera de la Policía Federal donde solo sirvió un par de años con el grado más bajo del escalafón, lo hayan nombrado secretario técnico de la mesa de seguridad en Saltillo, Coahuila. En ambos casos, lo que molestó al personal de la PF con más antigüedad y experiencia, fue que Enríquez García y Jiménez López hayan sido reincorporados con los grados más altos, es decir como comisarios.

Las denuncias hablan de dos sobrinos de quienes no se precisa el nombre, a cargo de las unidades responsables de atención al transporte en Tlaxcala e Hidalgo, entidades consideradas base de la mayor corrupción de la corporación debido a la alta incidencia de extorsiones. Todos estos nombramientos vienen firmados por el jefe de la división de seguridad regional Ángel González Ramírez, ya que Jiménez Martínez no ha sido ratificado como Comisionado. Más allá del nepotismo del que se le acusa, el responsable de la PF es un hombre de 68 años cuya experiencia se limita a su paso como Policía de Caminos, donde sirvió gran parte de su carrera. Adolece de cartas credenciales y conocimiento a fondo del fenómeno de la violencia, y de sus intervenciones ante el personal a su cargo en este mes y medio que lleva al frente, se desprende una falta de actualización y omisiones importantes sobre lo que ocurre en el país en materia de seguridad.

Con estas denuncias se elaboró un expediente el cual, según diversas fuentes de la PF, fue entregado en la oficina de Alfonso Durazo, titular de la secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana. Varios de los agentes y mandos más destacados, quienes en los últimos tres sexenios han estado en primera línea de combate a la inseguridad, coinciden en que es notoria la desidia para debilitar a la corporación y facilitar su fusión y quede subordinada a la Guardia Nacional.

Mientras el foco mediático se concentra en la creación de la Guardia Nacional, al interior de la Policía Federal la situación se descompone a pasos acelerados. Desde que en diciembre pasado Arturo Jiménez Martínez fue nombrado comisionado de la corporación, las denuncias por nepotismo e influyentismo comenzaron a aflorar.

Jiménez Martínez es un antiguo profesor de la desaparecida escuela profesional de la Policía Federal de Caminos donde llegó a ser director, antes fue comandante de ésta corporación. Cuando surgió la Policía Federal Preventiva fue titular de seguridad regional y encabezó hace un par de sexenios el Estado Mayor de la corporación. Se retiró y estuvo fuera de servicio 15 años. Al comandante “Apolo”, como lo conocían en su tiempo, hoy lo acusan de privilegiar a sus amigos que hace años están fuera de la Policía Federal. Un documento fechado el 15 de enero pasado con el nombramiento de titular de la división de investigación de la Policía Federal al oficial Víctor Hugo Enríquez García generó molestia y descontento por diversos factores. Uno de ellos fue que Enríquez García tiene cinco años fuera de la institución, estudió hasta el bachillerato y carece de experiencia probada para el cargo.

Y mientras Jiménez Martínez a tono con el nuevo discurso oficial refiere que nunca ha aprovechado sus cargos para beneficiarse, llama la atención que su hijo Cristian Arturo Jiménez López, quien estaba fuera de la Policía Federal donde solo sirvió un par de años con el grado más bajo del escalafón, lo hayan nombrado secretario técnico de la mesa de seguridad en Saltillo, Coahuila. En ambos casos, lo que molestó al personal de la PF con más antigüedad y experiencia, fue que Enríquez García y Jiménez López hayan sido reincorporados con los grados más altos, es decir como comisarios.

Las denuncias hablan de dos sobrinos de quienes no se precisa el nombre, a cargo de las unidades responsables de atención al transporte en Tlaxcala e Hidalgo, entidades consideradas base de la mayor corrupción de la corporación debido a la alta incidencia de extorsiones. Todos estos nombramientos vienen firmados por el jefe de la división de seguridad regional Ángel González Ramírez, ya que Jiménez Martínez no ha sido ratificado como Comisionado. Más allá del nepotismo del que se le acusa, el responsable de la PF es un hombre de 68 años cuya experiencia se limita a su paso como Policía de Caminos, donde sirvió gran parte de su carrera. Adolece de cartas credenciales y conocimiento a fondo del fenómeno de la violencia, y de sus intervenciones ante el personal a su cargo en este mes y medio que lleva al frente, se desprende una falta de actualización y omisiones importantes sobre lo que ocurre en el país en materia de seguridad.

Con estas denuncias se elaboró un expediente el cual, según diversas fuentes de la PF, fue entregado en la oficina de Alfonso Durazo, titular de la secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana. Varios de los agentes y mandos más destacados, quienes en los últimos tres sexenios han estado en primera línea de combate a la inseguridad, coinciden en que es notoria la desidia para debilitar a la corporación y facilitar su fusión y quede subordinada a la Guardia Nacional.

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